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Salud
Etiquetas | Medicina interna | arritmia | Fibrilación auricular
La elevada incidencia de esta enfermedad hace fundamental mejorar la adherencia al tratamiento anticoagulante en estos pacientes

Uno de cada tres pacientes que ingresa en Medicina Interna padece fibrilación auricular, la arritmia más común

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Actualizar el tratamiento anticoagulante en pacientes con fibrilación auricular (FA) y trombosis venosa profunda es fundamental, debido no solo a que son patologías muy frecuentes, sino a que estos pacientes son complejos por su edad avanzada y las enfermedades concomitantes que padecen. Así lo han puesto de manifiesto expertos reunidos en la jornada “SUMMIT MI 2015. Nuevos retos de la Medicina Interna en el manejo de la anticoagulación/tromboprofilaxis”, celebrada este fin de semana en Madrid. En el encuentro, impulsado por la Alianza Bristol-Myers Squibb - Pfizer, han participado más de 250 especialistas de Medicina Interna de toda España.

“Cuando ingresan en Medicina Interna del hospital, habitualmente 1 de cada 3 pacientes tiene fibrilación auricular”, explica el doctor Emilio Casariego, presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y coordinador científico de la jornada. “Puede que ingresen por otro motivo (ictus, insuficiencia cardíaca, neumonía…) pero un alto porcentaje de pacientes tiene FA, y estos pacientes tan complejos, con diferentes problemas simultáneos, son los mayores candidatos al ingreso hospitalario”, asegura el doctor Casariego.

En ese momento de ingreso hospitalario es cuando se hace imprescindible por parte de los especialistas en Medicina Interna tomar decisiones sobre el tratamiento anticoagulante que recibe el paciente con FA, ya que su enfermedad multiplica por cinco el riesgo de padecer ictus[1]. “Los anticoagulantes orales de acción directa son una buena alternativa a los anticoagulantes clásicos, como los antagonistas de la vitamina K. Muchos de ellos han demostrado mayor eficacia y mayor seguridad y, por ello, poner luz a los datos más recientes hace que la práctica clínica sea más sencilla”, afirma el presidente de la SEMI.

En el caso de las terapias anticoagulantes, el objetivo es evitar embolias e ictus en personas de alto riesgo. “Si con los antiguos tratamientos, que son los que usamos desde hace medio siglo, se han detectado problemas, tenemos que intentar ver cómo podemos sacar el mayor partido a los nuevos tratamientos en beneficio del paciente”, argumenta el doctor Casariego.

Adherencia al tratamiento anticoagulante clásico
Según el especialista, estas terapias “tienen índices de abandono altos”, lo que puede deberse a múltiples factores, “como las comorbilidades de los pacientes, el hecho de que la dosis sea cambiante, el tener que hacerse una serie de análisis o tener que evitar ciertas comidas”. Todo esto hace que el tratamiento anticoagulante no siempre sea fácil de seguir y que las tasas de abandono puedan ser importantes.

“Se sabe que hay un porcentaje variable de entre un 30% y un 40% de pacientes con FA que no recibe tratamiento, y que deberían estar anticoagulados para prevenir un episodio de ictus”, advierte el doctor Casariego, quien alerta de que la ausencia de tratamientos y el abandono de la terapia “tienen que ver, entre otras razones, con las incomodidades del control de los anticoagulantes más clásicos”. Con las nuevas terapias, esta problemática se reduce.

Asimismo, el presidente de la SEMI ha informado de que existe “disparidad” en el acceso a los nuevos anticoagulantes orales entre las distintas CC.AA., respecto a varios aspectos tales como el especialista que lo puede recetar y las condiciones en que se prescriben, lo que podría “crear barreras y dificultades, incluso de organización de servicios”, afirma el doctor.

Uno de cada tres pacientes que ingresa en Medicina Interna padece fibrilación auricular, la arritmia más común

La elevada incidencia de esta enfermedad hace fundamental mejorar la adherencia al tratamiento anticoagulante en estos pacientes
Francisco Acedo
miércoles, 25 de febrero de 2015, 10:49 h (CET)
Actualizar el tratamiento anticoagulante en pacientes con fibrilación auricular (FA) y trombosis venosa profunda es fundamental, debido no solo a que son patologías muy frecuentes, sino a que estos pacientes son complejos por su edad avanzada y las enfermedades concomitantes que padecen. Así lo han puesto de manifiesto expertos reunidos en la jornada “SUMMIT MI 2015. Nuevos retos de la Medicina Interna en el manejo de la anticoagulación/tromboprofilaxis”, celebrada este fin de semana en Madrid. En el encuentro, impulsado por la Alianza Bristol-Myers Squibb - Pfizer, han participado más de 250 especialistas de Medicina Interna de toda España.

“Cuando ingresan en Medicina Interna del hospital, habitualmente 1 de cada 3 pacientes tiene fibrilación auricular”, explica el doctor Emilio Casariego, presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y coordinador científico de la jornada. “Puede que ingresen por otro motivo (ictus, insuficiencia cardíaca, neumonía…) pero un alto porcentaje de pacientes tiene FA, y estos pacientes tan complejos, con diferentes problemas simultáneos, son los mayores candidatos al ingreso hospitalario”, asegura el doctor Casariego.

En ese momento de ingreso hospitalario es cuando se hace imprescindible por parte de los especialistas en Medicina Interna tomar decisiones sobre el tratamiento anticoagulante que recibe el paciente con FA, ya que su enfermedad multiplica por cinco el riesgo de padecer ictus[1]. “Los anticoagulantes orales de acción directa son una buena alternativa a los anticoagulantes clásicos, como los antagonistas de la vitamina K. Muchos de ellos han demostrado mayor eficacia y mayor seguridad y, por ello, poner luz a los datos más recientes hace que la práctica clínica sea más sencilla”, afirma el presidente de la SEMI.

En el caso de las terapias anticoagulantes, el objetivo es evitar embolias e ictus en personas de alto riesgo. “Si con los antiguos tratamientos, que son los que usamos desde hace medio siglo, se han detectado problemas, tenemos que intentar ver cómo podemos sacar el mayor partido a los nuevos tratamientos en beneficio del paciente”, argumenta el doctor Casariego.

Adherencia al tratamiento anticoagulante clásico
Según el especialista, estas terapias “tienen índices de abandono altos”, lo que puede deberse a múltiples factores, “como las comorbilidades de los pacientes, el hecho de que la dosis sea cambiante, el tener que hacerse una serie de análisis o tener que evitar ciertas comidas”. Todo esto hace que el tratamiento anticoagulante no siempre sea fácil de seguir y que las tasas de abandono puedan ser importantes.

“Se sabe que hay un porcentaje variable de entre un 30% y un 40% de pacientes con FA que no recibe tratamiento, y que deberían estar anticoagulados para prevenir un episodio de ictus”, advierte el doctor Casariego, quien alerta de que la ausencia de tratamientos y el abandono de la terapia “tienen que ver, entre otras razones, con las incomodidades del control de los anticoagulantes más clásicos”. Con las nuevas terapias, esta problemática se reduce.

Asimismo, el presidente de la SEMI ha informado de que existe “disparidad” en el acceso a los nuevos anticoagulantes orales entre las distintas CC.AA., respecto a varios aspectos tales como el especialista que lo puede recetar y las condiciones en que se prescriben, lo que podría “crear barreras y dificultades, incluso de organización de servicios”, afirma el doctor.

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