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Pues no sé si faltaba en el tic-tac de “Podemos” el alcalde de
Móstoles, pero bien pensado y tras la arenga de Pablo Iglesias, comparando
la concentración ciudadana en la Puerta del Sol con el 2 de mayo de 1808,
era el único que faltaba para realizar la proclama de “salvad a España”.
Creo que se puede decir que ha sido un éxito que miles de españoles
se han encontrado en Madrid para cambiar el “miedo por una sonrisa”,
pero tras escuchar al nuevo “salvador” no tengo muy claro que tal deseo se
haya hecho realidad.
No será un servidor el que caiga en una guerra de números de
asistentes, pero teniendo en cuenta que la Puerta del Sol goza de una
explanada de 10.000 metros cuadrados vayan ustedes echando número de
cuántos ciudadanos pueden haber adornado dicha extensión, más los que
ustedes deseen añadir por las calles que confluyen en el llamado kilómetro
cero de la España radial.
Lo que más me ha llamado la atención es el llamamiento de Iglesias
para que acuda a sonreír no solamente el personal que votó a “Podemos”
en las elecciones europeas sino también los electores de otros partidos que
ignoro si han hecho caso de la cita aludida; además de lo anterior, también
me ha sorprendido las banderas que han adornado el mitin de Iglesias y
Monedero, a saber: republicanas, griegas y las moradas de la formación
política de Errejón y demás.
Lo de las republicanas no me sorprende ya que casi todos tenemos
en nuestra alma algo de republicanos, pero el que no se vea ni una sola
constitucional, me refiero a la roja y gualda, pone algo en entredicho la tan
cacareada transversalidad del posible cuerpo electoral de “Podemos”, al
igual que no se haya visualizado alguna otra de partidos políticos y
sindicatos.
Hasta ahí podríamos tildar de normal la concentración de banderas,
lo que no llego a comprender, ni nadie me va a convencer de su fertilidad,
es la cantidad de banderas griegas que ha cubierto la manifestación del tic-
tac; qué tienen que ver Grecia, Alexis y su deuda, por cierto que a nosotros
los españoles, o sea, a usted y a mí y a muchos españolitos, los herederos
de Platón nos deben la nada despreciable cantidad de veintiséis mil
millones de euros que le endiñamos para rescatarla y, según leo por entre
papeles, parece ser que no quieren saber nada de devolver dicha cantidad.
Te quiere ir con el cuento a otra parte; la anterior frase puede ser
aplicada a quien se crea conveniente, o sea: a mí mismo.
Tal y como Vd, me ha pedido, Sr Sánchez, me he tomado un poco de tiempo para leer (no solo una vez), el contenido de la carta pública que nos ha enviado a todos los españoles el pasado miércoles. Le confieso que más que su contenido, nada atractivo desde el punto de vista literario y de escaso valor político, me interesaba conocer las razones de su insólita decisión de trasladar a los españoles sus dudas existenciales sobre su futuro personal y político.
Con motivo de los feroces ajustes en la economía argentina, una conocida me confesó la otra tarde, muy triste, que no podría viajar a Europa quizá nunca más. Enseguida pensé que personas como ella sólo sufren las consecuencias de su ideología (o de la adoptada por algún sofisma en las campañas electorales de la época), cuando ven tocado su bolsillo.
La campaña de descrédito contra la buena imagen y el honor del presidente del gobierno se ha desatado, de una forma virulenta, estos últimos días y semanas. Parece que se quiere lograr mediante descalificaciones el acoso y derribo de Pedro Sánchez. Según distintos medios de comunicación el inicio de una investigación judicial contra la esposa de Sánchez es un disparate, ya que no existen indicios suficientes para la misma.
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