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La enfermedad requiere un médico y un tratamiento para curarla

Mundo enfermizo

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“Siquiatras y sicólogos han tratado en España los efectos de una gran crisis económica (2008) y atendido a supervivientes de atentados terroristas con decenas de muertos y consolado a padres que terminan de perder a sus hijos en una cuneta. Esta vez con el Covid-19 que provoca la tempestad perfecta. La vida dominada por la incertidumbre, la muerte sin el duelo que dejan secuelas de culpabilidad y las angustias laborales” (Joaquín Luna).

El sicoterapeuta Luís Muiño hace la siguiente declaración: “Son diversas crisis en una. He aquí el problema. Entre los “filosóficos” aparece el hundimiento de las certidumbres. Se dan personas que carecen de tolerancia a la incerteza. Viven convencidas de que si haces esto o aquello tienes garantizada una realidad determinada. La sociedad también creía que tenía un control de todas las cosas. Y este panorama se agrava porque no tiene respuesta a cuando va a terminar esto”. El Covid-1 ha sido beneficioso en el sentido de que ha hecho tambalear las columnas sobre las que se sostiene nuestro mundo. En tanto las cosas iban relativamente bien confiábamos en una seguridad inexistente. Creíamos que estábamos construyendo nuestro mundo sobre la roca cuando en realidad lo estábamos haciendo sobre la arena. Esto es lo que nos permite comenzar a construir de otra manera que no sea sobre la falsa seguridad. ¿Aprovecharemos la lección?

Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Celebrar una jornada dedicada a la salud mental significa la existencia de una carencia. Los cristianos podemos contribuir a solucionar el problema si hacemos los deberes. Los cristianos somos los primeros responsables de haber contribuido a que la sociedad no edificase sobre la Roca porque hemos abandonado el cimiento de la fe cristiana que es la muerte de Jesús el Hijo de Dios en la cruz del Gólgota por nuestros pecados y resucitado de entre los muertos para garantizarnos la vida eterna. Hemos abandonado la Roca y sustituido por tradiciones que son arena. Por esto, cuando los vientos nos son desfavorables y soplan con fuerza, no aguantamos las embestidas y nos hundimos. De grandes males se pueden sacar grandes bienes. Si es que tenemos ojos para ver la envergadura de lo que nos sucede.

Tenemos que cambiar el chip mental si es que en verdad se desea enderezar la situación actual en que nos encontramos. Hemos estado construyendo la sociedad sobre el endeble cimiento del ateísmo lo cual ha servido para deshacernos de la colaboración del Todopoderoso. Dicho abandono ha hecho que nos convirtiésemos en dioses con pies de barro lo cual hace que lo que construimos no aguante. Aún estamos a tiempo de deshacer lo que hemos venido haciendo mal.


Los problemas de salud mental que denuncia el Día Mundial de la Salud Mental tienen una raíz espiritual. Quienes los padecen no deberían dejarse guiar por los prejuicios y considerar si sus trastornos mentales no son consecuencia de su ateísmo/agnosticismo que ha hecho que en vez de construir nuestras vidas sobre la Roca que es Cristo, se ha hecho sobre la arena de la incredulidad.

Las evidencias muestran que la nueva normalidad no se ha desligado de la antigua.

El salmista nos enseña a buscar la estabilidad emocional en un mundo enfermizo. El salmo 102 incluye una introducción que dice: “La plegaria del afligido que desfallece, y derrama su lamento ante el Señor”. Nos indica que Él es nuestro refugio en el tiempo de la angustia, de las incertidumbres y del dolor.

Para el salmista Dios no es un concepto filosófico para debatir entre intelectuales. Para el salmista Dios es un Ser real, alguien con quien se puede comunicar. Empieza el poema con estas palabras: “Señor, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor. No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia, inclina a mí tu oído” (vv. 1,2). El suplicante utiliza un lenguaje antropomórfico al dirigirse a Dios. A pesar de que Dios es incorpóreo utiliza un lenguaje corporal para describir al Invisible. ¡Qué abismal diferencia entre el antropomorfismo bíblico que nos presenta a Dios como teniendo oídos, ojos, pies, manos…con las esculturas idolátricas que tienen ojos que no ven, oídos que no oyen, manos que no acarician, pies que no se mueven y necesitan ser transportadas!

El Dios eterno cuyo recuerdo permanece de generación en generación “mira la plegaria del destituido y no ha menospreciado su súplica” (v. 17). El Invisible a quien cualquier persona, sin distinción de sexo, cultura, raza, posición social puede dirigirse a Él suplicando su favor ,se hace visible en la
Persona de Jesús.

El mundo que ha enfermado para morir debido al pecado y que fuera de Jesús no tiene remedio, no curará su enfermedad espiritual si no permite que el Médico del alma le dé la vida eterna y que en medio del dolor “mira la plegaria del destituido y no la menosprecia”.

Mundo enfermizo

La enfermedad requiere un médico y un tratamiento para curarla
Octavi Pereña
martes, 15 de diciembre de 2020, 12:25 h (CET)

“Siquiatras y sicólogos han tratado en España los efectos de una gran crisis económica (2008) y atendido a supervivientes de atentados terroristas con decenas de muertos y consolado a padres que terminan de perder a sus hijos en una cuneta. Esta vez con el Covid-19 que provoca la tempestad perfecta. La vida dominada por la incertidumbre, la muerte sin el duelo que dejan secuelas de culpabilidad y las angustias laborales” (Joaquín Luna).

El sicoterapeuta Luís Muiño hace la siguiente declaración: “Son diversas crisis en una. He aquí el problema. Entre los “filosóficos” aparece el hundimiento de las certidumbres. Se dan personas que carecen de tolerancia a la incerteza. Viven convencidas de que si haces esto o aquello tienes garantizada una realidad determinada. La sociedad también creía que tenía un control de todas las cosas. Y este panorama se agrava porque no tiene respuesta a cuando va a terminar esto”. El Covid-1 ha sido beneficioso en el sentido de que ha hecho tambalear las columnas sobre las que se sostiene nuestro mundo. En tanto las cosas iban relativamente bien confiábamos en una seguridad inexistente. Creíamos que estábamos construyendo nuestro mundo sobre la roca cuando en realidad lo estábamos haciendo sobre la arena. Esto es lo que nos permite comenzar a construir de otra manera que no sea sobre la falsa seguridad. ¿Aprovecharemos la lección?

Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Celebrar una jornada dedicada a la salud mental significa la existencia de una carencia. Los cristianos podemos contribuir a solucionar el problema si hacemos los deberes. Los cristianos somos los primeros responsables de haber contribuido a que la sociedad no edificase sobre la Roca porque hemos abandonado el cimiento de la fe cristiana que es la muerte de Jesús el Hijo de Dios en la cruz del Gólgota por nuestros pecados y resucitado de entre los muertos para garantizarnos la vida eterna. Hemos abandonado la Roca y sustituido por tradiciones que son arena. Por esto, cuando los vientos nos son desfavorables y soplan con fuerza, no aguantamos las embestidas y nos hundimos. De grandes males se pueden sacar grandes bienes. Si es que tenemos ojos para ver la envergadura de lo que nos sucede.

Tenemos que cambiar el chip mental si es que en verdad se desea enderezar la situación actual en que nos encontramos. Hemos estado construyendo la sociedad sobre el endeble cimiento del ateísmo lo cual ha servido para deshacernos de la colaboración del Todopoderoso. Dicho abandono ha hecho que nos convirtiésemos en dioses con pies de barro lo cual hace que lo que construimos no aguante. Aún estamos a tiempo de deshacer lo que hemos venido haciendo mal.


Los problemas de salud mental que denuncia el Día Mundial de la Salud Mental tienen una raíz espiritual. Quienes los padecen no deberían dejarse guiar por los prejuicios y considerar si sus trastornos mentales no son consecuencia de su ateísmo/agnosticismo que ha hecho que en vez de construir nuestras vidas sobre la Roca que es Cristo, se ha hecho sobre la arena de la incredulidad.

Las evidencias muestran que la nueva normalidad no se ha desligado de la antigua.

El salmista nos enseña a buscar la estabilidad emocional en un mundo enfermizo. El salmo 102 incluye una introducción que dice: “La plegaria del afligido que desfallece, y derrama su lamento ante el Señor”. Nos indica que Él es nuestro refugio en el tiempo de la angustia, de las incertidumbres y del dolor.

Para el salmista Dios no es un concepto filosófico para debatir entre intelectuales. Para el salmista Dios es un Ser real, alguien con quien se puede comunicar. Empieza el poema con estas palabras: “Señor, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor. No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia, inclina a mí tu oído” (vv. 1,2). El suplicante utiliza un lenguaje antropomórfico al dirigirse a Dios. A pesar de que Dios es incorpóreo utiliza un lenguaje corporal para describir al Invisible. ¡Qué abismal diferencia entre el antropomorfismo bíblico que nos presenta a Dios como teniendo oídos, ojos, pies, manos…con las esculturas idolátricas que tienen ojos que no ven, oídos que no oyen, manos que no acarician, pies que no se mueven y necesitan ser transportadas!

El Dios eterno cuyo recuerdo permanece de generación en generación “mira la plegaria del destituido y no ha menospreciado su súplica” (v. 17). El Invisible a quien cualquier persona, sin distinción de sexo, cultura, raza, posición social puede dirigirse a Él suplicando su favor ,se hace visible en la
Persona de Jesús.

El mundo que ha enfermado para morir debido al pecado y que fuera de Jesús no tiene remedio, no curará su enfermedad espiritual si no permite que el Médico del alma le dé la vida eterna y que en medio del dolor “mira la plegaria del destituido y no la menosprecia”.

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