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Tribus Urbanas: Góticos

Nikolai Stavrogin
Redacción
miércoles, 28 de febrero de 2007, 23:00 h (CET)





ANTECEDENTES. NACIMIENTO DEL PUNK

Tras un período marcado por el optimismo, la rebeldía y la vitalidad, Mayo del 68 supuso el inicio de un largo período de desencanto y resignación. La crisis del petróleo de 1973 y los primeros recortes sociales en Europa y EEUU generaron un clima social bastante conflictivo, en el que convivían la rabia de los desempleados y el deseo de provocación de los jóvenes. En este contexto, el movimiento punk nace en algunas ciudades de Inglaterra como una protesta rebelde y resentida contra la raíz de todo el sistema capitalista. La vía reformista y pactista ofrecida por la socialdemocracia sólo ha dado lugar a un "aburguesamiento de la clase obrera", una traición imperdonable a los valores del socialismo en beneficio del Estado y de las grandes multinacionales.

Así, esta actitud punk supone un tránsito desde la -ingenua- espiritualidad de algunas tribus urbanas de los sesenta hacia el materialismo de los primeros socialistas, pero esta vez concediendo un mayor margen a la creatividad y la libertad (planteamiento anarcoindividualista). Los hippies, los provos o los beat ya no tenían sentido: el nuevo cántico, la nueva mística social, llevaba como lema el NO FUTURE.

Pero la espontaneidad y la rebeldía mostradas por grupos como Sex Pistols o Ramones no terminan de convencer a todos. Muchos jóvenes parecen haber entrado en una fase de conformismo y derrotismo social, al tiempo que los neoconservadores imponen sus criterios y se empieza a cuestionar la propia existencia de la sociedad. "Lo social no existe", dirá en una ocasión la candidata conservadora Margaret Thatcher, en una afirmación que bien podría valerle el calificativo de primera posmoderna. El lema NO FUTURE, planteado en un primer momento como respuesta irónica y provocativa al sistema capitalista, se ha convertido de pronto en un mensaje serio, casi en una amenaza. Algunos punks no dudan en afeitarse las crestas o empiezan a vestirse de negro. Ha nacido el post-punk.

LOS PRIMEROS SINIESTROS: LOS POST-PUNKS

Esta reacción post-punk, claramente influida por el cine expresionista alemán y la literatura fantástica, no tardaría en ejercer un claro efecto seductor para muchos jóvenes desencantados y pesimistas. La realización personal ya no puede entenderse en un sentido colectivo: la lucha social ha fracasado y todo el impulso juvenil se empieza a centrar en la esfera interior, en el lado más pasional, creativo e irracional de cada uno. Es un nuevo regreso desde el materialismo socialista hacia el romanticismo, una huida caracterizada por un individualismo extremo y sombrío, con matices claramente libertarios.

Una de las principales vías de reclutamiento de esta nueva tribu urbana sería la música. Son los años de Siouxsie and The Banshees, Joy Division, Gang of Four o Virgin Prunes, grupos que tuvieron la habilidad de saber enlazar la visceralidad del punk con la sobriedad de grupos de los sesenta como The Doors o la Velvet Underground. El color negro sería la característica predominante en la indumentaria de estos jóvenes, y uno de sus principales lugares de culto oficial sería la Hacienda de Manchester, futura catedral del rave.

AÑOS OCHENTA: NACEN LOS GÓTICOS

Apenas dos años después, entre 1980 y 1981, se produce la primera gran escisión del post-punk. Han nacido los góticos, unos jóvenes escuálidos y misteriosos que visten con largas chupas de cuero negro, se cardan el pelo, se maquillan con polvos de arroz, se pintan telas de araña en la cara y portan símbolos religiosos y fúnebres. Esta nueva ola mostrará desde el primer momento una poderosa inquietud por lo macabro, la fantasía, el terror, lo onírico, la magia, el espiritismo y, en definitiva, por todo aquello que guarde relación con el vampirismo y la muerte. Es un retorno inesperado al romanticismo del Sturm und Drang, un movimiento despojado de cualquier tipo de inquietud o reivindicación social o política. La vida ya no es más que una experiencia estética.

El nuevo centro de culto será la Batcave, una extraña discoteca ubicada en un sótano de Londres que no tardó en convertirse en el local más visitado de Inglaterra. Telas de araña, criptas, atmósferas de ultratumba y un ambiente terrorífico serían las señas distintivas del hábitat elegido por estos jóvenes. El espíritu resentido del punk ya ha sido totalmente superado. Ya no queda nada de la visceralidad original: todo huele a muerte y a sangre, a cementerio y a decrepitud.

The Cure, con su trilogía 17 Seconds (1980), Faith (1981) y Pornography (1982), no tardaría en convertirse en el auténtico grupo de culto de las nuevas multitudes góticas; y su cantante, Robert Smith, sería erigido en algo más que su indiscutible líder; sería su auténtico icono (con permiso de Peter Murphy, cantante de Bauhaus). Sin embargo, muchos góticos no se conformaron con la tendencia general y empezaron a interesarse por grupos como Cabaret Voltaire, Skinny Puppy o Front 242, que proponían una electrónica industrial de ritmo mucho más pesado y repetitivo que la línea melódica que siguió The Cure.

EXCURSO: INFLUENCIAS LITERARIAS Y PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS DEL MOVIMIENTO GÓTICO ORIGINAL

A diferencia de otros colectivos urbanos, el gótico apenas tuvo implicaciones o consecuencias político-sociales. Debido al acusado individualismo de estos jóvenes, sus inquietudes fueron principalmente filosóficas, literarias e incluso religiosas.

Arthur Schopenhauer fue uno de los primeros filósofos en desenmascarar una dialéctica de la ilustración. En lugar del fundamentalismo racionalista en el que ha entrado Occidente, Schopenhauer propone una huida de la razón, una mística muy peculiar consistente en despojar al impulso vital de ilusiones para que aprenda a vivir sin confianza en el mundo. No hay nada que transformar. Estamos solos y no hay ningún ser superior preocupado por nosotros. Ha llegado la hora de distanciarse del mundo y de pronunciar un gran no a la vida material: sólo caben la distinción estética, la contemplación y la belleza.

Nietzsche no es sólo el gran continuador de esta línea; más bien será su indiscutible portavoz. Para él, la existencia y el mundo sólo se justifican como fenómeno estético. El arte es el contrapeso al desencanto utilitarista del mundo, una forma de rebelión subjetiva frente a la mediocridad de la vida burguesa y del racionalismo. Nietzsche no sólo propone el "arte por el arte" como forma de expresión artística, sino también como una necesidad para enriquecer una vida estética. La vida no es dicha ni cómodo bienestar; es sólo la coronación de los hombres extraordinarios, los artistas, los elegidos; en definitiva, los superhombres. La democracia y la mal llamada "cultura" no son más que recursos del "último hombre".






El Marqués de Sade será otra influencia ineludible para el movimiento gótico. Sade es el héroe ultraindividualista, el gran inmoralista, el seductor implacable, el esteta capaz de situarse más allá del bien y del mal. Edgar Allan Poe, Goethe, el joven Gustave Flaubert, Theophile Gautier, Verlaine, Villiers de l´Isle Adam, Arthur Machen, Howard Philips Lovecraft, Lord Byron, Ambrose Bierce, Gustav Meyrink, Bram Stoker, Baudelaire, Oscar Wilde, Huysman o el Comte de Lautréamont serán otras referencias ineludibles para los góticos: genios artísticos sacrificados a su arte, artistas incapaces de poner su talento creativo al servicio de cualquier propósito positivista o utilitario. El racionalismo o el principio de utilidad significarán para ellos el verdadero mal: meros instrumentos para el control de la conciencia y la indigencia espiritual.

PRIMEROS SÍNTOMAS DE AGOTAMIENTO DEL MOVIMIENTO: AÑO 1985

En 1985, coincidiendo con la separación del grupo Bauhaus, se produce la primera gran crisis del goticismo. El individualismo y el elitismo de los primeros góticos no podía ser compatible con la conversión del movimiento en un fenómeno de masas. Ser gótico, ante todo, implicaba un distanciamiento de la muchedumbre, una autoexclusión fundamentada en un gusto más refinado que el de la mayoría y en una pasión casi enfermiza por aquello que la propia sociedad de consumo había dejado en un lugar oculto. El auténtico gótico sólo podía vivir al margen de la sociedad, tratando de convertir su vida en una singular obra de arte.

El testigo del movimiento es inmediatamente recogido por una generación de jóvenes aún más oscuros y aparatosos; quizás con menos inquietudes literarias, pero con un mayor interés por la música más fúnebre y deprimente. Los nuevos grupos de referencia serán Sisters of Mercy, Fields of the Nephilim o The Mission, dando origen a un nuevo estilo que sería bautizado como Goth-Rock.

Como reacción, algunos grupos precursores de la estética gótica, como The Cure, Siouxsie and the Banshees o Cocteau Twins, se desmarcarían de la nueva tendencia aproximándose a una línea mucho más melódica y pop; muchos de ellos, incluso, acabarían confesando su rotundo desprecio por el movimiento y negarían cualquier tipo de relación con él. Por otro lado, grupos como This Mortal Coil o Dead Can Dance se aproximarían a la llamada World Music, tratando de enriquecer la belleza indiscutible de sus primeros discos con otros sonidos espirituales procedentes del lejano Oriente, la India, el mundo árabe y el medioevo cristiano. La palabra "gótico", que empezó siendo una seña de identidad para aquellos jóvenes estetas con un gusto extraordinariamente refinado, de pronto empezó a convertirse en una moda aparatosa, grotesca y ridícula. Más que una prueba de virtuosismo, ser gótico empezaba a convertirse en un estigma.

AÑOS NOVENTA. RENOVACIÓN INDUSTRIAL y (CON)FUSIÓN METALERA

Casualmente, durante finales de los ochenta y principios de los noventa se produciría una renovación de todo este fenómeno en Alemania, por medio de la llamada revolución "dark wave". Se trata de un movimiento ligeramente diferente, similar en cuanto a la obsesión por el irracionalismo, el satanismo y el color negro, pero con un sonido basado en los ritmos electro e industrial. Algunos grupos especialmente interesantes serían Project Pitchfork, Deine Lakaien y, sobre todo, Das Ich, que incluían en sus textos referencias bíblicas (Kain und Abel, Jericho) y filosóficas (Die Propheten, Gottes Tod).

Pero en el resto de Europa y en América, el movimiento gótico poco a poco fue cayendo en un sinfín de tendencias y sub-grupos, siendo ya imposible reconocer quiénes formaban parte de la tribu original y quiénes eran meros imitadores.

El interés por grupos de ritmo mucho más pesado llevaría al movimiento gótico hacia una (con)fusión con muchos elementos hasta entonces característicos del Metal. El peculiar estilo sombrío de los góticos empieza a llamar la atención de especímenes de lo más variopinto: jugadores de rol, viciosos de los videojuegos (freakies), pajilleros con el cutis destrozado por el acné o heavies anacrónicos incapaces de olvidar sus discos de Slayer, Manowar y Metallica. Definitivamente, la decadencia del movimiento gótico es imparable.

Los propios medios de comunicación, haciendo gala de su habitual ignorancia y de su facilidad para establecer clasificaciones siguiendo los criterios más simplistas, empiezan a integrar estilos muy diferentes dentro de un mismo grupo de jóvenes "desviados". El metal Industrial de Marilyn Manson, Rammstein o Nine Inch Nails; el Death-Metal de Cannibal Corpse, el Doom de My Dying Bride o el Black Metal de Cradle of Filth, todo ello aparece presentado en un mismo paquete integrado por una caterva de adolescentes antisociales, lunáticos y satánicos que lo mismo podrían asesinar a uno de sus amigos en una partida de rol que participar en una matanza como la de Columbine.

FIN
Pero a pesar de la angustiosa regresión de lo que en su día fue una reacción estética, lo cierto es que aún quedan sucesores del gótico original, herederos un poco desfasados del ritualismo Batcave que escuchan con entusiasmo los primeros discos de The Cure y devoran con avidez los cuentos de Edgar Allan Poe y H. P. Lovecraft. Suelen reunirse cada semana en nuevos centros de culto decorados a la manera del Batcave de Londres (véase el Dark Hole de Madrid) y forman clubes de amigos a través de internet, pero en realidad no son más que un sucedáneo del gótico de principios de los ochenta.

Estos herederos tardíos se limitan a seguir una tendencia, una moda, una convención social que les llamará más la atención por la aparatosidad de sus vestimentas que por sus implicaciones filosóficas o de reacción estética frente a un orden burgués insufriblemente rígido y racionalista. En muchos casos se trata de góticos de fin de semana, una serie de niños bien perfectamente integrados en el orden social y que los sábados se divierten disfrazándose de vampiros o jugando a ser protagonistas de una película de Tim Burton o de los hermanos Wachowski. Muchos de ellos se esforzarán por interpretar el ridículo rol del poeta maldito, inventando o exagerando experiencias infantiles traumáticas, recordando sin cesar sus numerosos intentos de suicidio como adolescentes inadaptados o hablando constantemente de sus sentimientos más débiles. En definitiva, puede decirse que por lo general se trata de adolescentes ególatras y autocompasivos sin apenas inquietudes dignas de mención, pero muy habilidosos, eso sí, para sobredimensionar de manera forzada sus sentimientos con el fin de creerse los protagonistas de esa novela fantástica o de ciencia-ficción que tienen en la cabeza pero que nunca sabrán escribir.

 
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