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La mayoría de los votantes no afiliados se decantan por los Demócratas

No soy afiliado. Soy conservador. ¿A qué Demócrata voto?

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Con una representación legislativa y un elenco de funcionarios estatales integrados totalmente por Demócratas y la legislatura estatal más desproporcionadamente Demócrata de América, Massachusetts merece su fama de estado más Demócrata entre los estados Demócratas. Pero la mayoría de los votantes censados en Massachusetts no lleva la "D" junto a sus nombres. El votante censado y no afiliado — el votante que no se registra en ninguna formación política — ha superado mayoritariamente a Republicanos y Demócratas durante casi tres décadas. De los 4,26 millones de electores del estado, más de 2,2 millones, el 53,1 por ciento, no concreta afiliación a una formación política.

A juzgar por los resultados, por supuesto, la mayoría de los votantes no afiliados se decantan por los Demócratas, aun rechazando llevar la etiqueta de la formación. Pero no todos son de izquierdas. Los hay que — como yo — optan de manera notable por el otro camino. Y puesto que Massachusetts permite la participación de los votantes no afiliados en las primarias de alguna formación, es seguro afirmar que algunos de los que elegirán al candidato Demócrata a la gobernación en los comicios de la semana próxima serán conservadores o libertarios con tendencia a votar a los Republicanos en unas generales.

Los votantes no afiliados de orientación Republicana tienen un motivo de peso para votar en las primarias Demócratas: En este estado, es donde está la acción. De vez en cuando, el arrinconado Partido Republicano de Massachusetts se distingue con unas primarias dinámicas, como el enfrentamiento a tres bandas del año pasado entre los candidatos al Senado Gabriel Gómez, Michael Sullivan y Dan Winslow. Pero son casos contados y aislados. En las primarias Republicanas de este año, el carismático empresario Mark Fisher es abiertamente el conservador más claro, pero no tiene prácticamente posibilidad de derrotar a Charlie Baker para convertirse en el candidato del partido a la gobernación.

La candidatura Demócrata, sin embargo, no es un resultado cantado. La fiscal general Martha Coakley, el funcionario de cuentas Steve Grossman y el gurú de la sanidad Don Berwick se postulan como Demócratas muy de izquierdas todos, y no me veo votando a ninguno de ellos en las generales del 4 de noviembre. Pero eso no es motivo para descartar las primarias, donde mi voto tiene más probabilidades de tener impacto. Todo lo que he de decidir es a cuál de estos tres izquierdistas votar.

¿Voto estratégicamente, respaldando al Demócrata que me parece tendrá menos posibilidades de ganar en noviembre? ¿Apoyo al candidato cuya capacidad y experiencia parecen más idóneos para un cargo público ejecutivo? ¿Intento distinguir cuál de los tres Demócratas está por lo menos abierto a considerar las reformas e innovaciones propuestas desde la derecha?

Planteé la pregunta a Coakley, Grossman y Berwick la pasada semana: "¿Qué razones daría a los votantes no afiliados que en general no comparten su ideología política pero que planean participar en las primarias Demócratas del 9 de septiembre para votarle a usted candidato Demócrata a la gobernación?"

Coakley respondía con unos cuantos clichés totalmente insustanciales.

"Me postulo a gobernadora de la Commonwealth entera", comenzaba su intervención. "Con independencia de ideologías políticas, estoy convencida de que podemos trabajar juntos para crear una economía bajo nuestros términos, no los del sector financiero". Tocaba los palos predecibles — "acceso a una educación temprana", "rebaja de la deuda", "fomentar nuestras economías regionales", bla, bla, bla, rematando con un gesto a "las legislaciones que más allá de diferencias políticas beneficien a todo hijo de vecino en Massachusetts".

La réplica de Grossman ponía el acento en su carrera de "empresario de éxito y creador demostrado de puestos de trabajo", y enfatizaba las reformas que implantó como tesorero del estado. Entre ellas: "facilitar el acceso a las cuentas públicas a través de la red y adjudicar todas las contratas importantes, lo que produjo decenas de millones de dólares de ahorro". Como gobernador, decía, intentaría "agilizar, flexibilizar y hacer que nuestra infraestructura estatal de gobernación entera fuera más emprendedora".

Berwick describió en detalle su larga experiencia en el sector privado dentro de la gestión sanitaria, y su interés particular en incorporar técnicas modernas de gestión y control de calidad al sector médico. Expuso la novedosa idea de que justamente porque el programa "progresista requiere confianza en el Estado", es crítico que los Demócratas no traicionen esa confianza con escándalos y chapuzas, como los de la condicional o el portal público Health Connector. Y decía que sus colegas de izquierdas se inclinan demasiado por temer lo que las empresas "no pagarán", y no se molestan lo suficiente por el daño que provocan los estados con ordenanzas públicas demasiado densas.

Como conservador del libre mercado partidario de una menor regulación pública, no quiero que Deval Patrick sea sucedido como gobernador por un destacado defensor de la medicina socializada en la commonwealth. Berwick proclama ser el candidato más de izquierdas dentro del reparto Demócrata, y no estoy de acuerdo con casi nada de lo que defiende.

Pero preferiría con mucho que los Demócratas nominaran candidato a alguien que no sea un iniciado político. Y quiero que los votantes tengan en noviembre una elección que marque una diferencia entre las formaciones tan clara como sea posible. Coakley y Grossman son candidatos serios, pero Berwick me parece el Demócrata más serio. No tendría mi voto en las generales, pero las primarias son harina de otro costal.

No soy afiliado. Soy conservador. ¿A qué Demócrata voto?

La mayoría de los votantes no afiliados se decantan por los Demócratas
Jeff Jacoby
miércoles, 24 de septiembre de 2014, 10:17 h (CET)
Con una representación legislativa y un elenco de funcionarios estatales integrados totalmente por Demócratas y la legislatura estatal más desproporcionadamente Demócrata de América, Massachusetts merece su fama de estado más Demócrata entre los estados Demócratas. Pero la mayoría de los votantes censados en Massachusetts no lleva la "D" junto a sus nombres. El votante censado y no afiliado — el votante que no se registra en ninguna formación política — ha superado mayoritariamente a Republicanos y Demócratas durante casi tres décadas. De los 4,26 millones de electores del estado, más de 2,2 millones, el 53,1 por ciento, no concreta afiliación a una formación política.

A juzgar por los resultados, por supuesto, la mayoría de los votantes no afiliados se decantan por los Demócratas, aun rechazando llevar la etiqueta de la formación. Pero no todos son de izquierdas. Los hay que — como yo — optan de manera notable por el otro camino. Y puesto que Massachusetts permite la participación de los votantes no afiliados en las primarias de alguna formación, es seguro afirmar que algunos de los que elegirán al candidato Demócrata a la gobernación en los comicios de la semana próxima serán conservadores o libertarios con tendencia a votar a los Republicanos en unas generales.

Los votantes no afiliados de orientación Republicana tienen un motivo de peso para votar en las primarias Demócratas: En este estado, es donde está la acción. De vez en cuando, el arrinconado Partido Republicano de Massachusetts se distingue con unas primarias dinámicas, como el enfrentamiento a tres bandas del año pasado entre los candidatos al Senado Gabriel Gómez, Michael Sullivan y Dan Winslow. Pero son casos contados y aislados. En las primarias Republicanas de este año, el carismático empresario Mark Fisher es abiertamente el conservador más claro, pero no tiene prácticamente posibilidad de derrotar a Charlie Baker para convertirse en el candidato del partido a la gobernación.

La candidatura Demócrata, sin embargo, no es un resultado cantado. La fiscal general Martha Coakley, el funcionario de cuentas Steve Grossman y el gurú de la sanidad Don Berwick se postulan como Demócratas muy de izquierdas todos, y no me veo votando a ninguno de ellos en las generales del 4 de noviembre. Pero eso no es motivo para descartar las primarias, donde mi voto tiene más probabilidades de tener impacto. Todo lo que he de decidir es a cuál de estos tres izquierdistas votar.

¿Voto estratégicamente, respaldando al Demócrata que me parece tendrá menos posibilidades de ganar en noviembre? ¿Apoyo al candidato cuya capacidad y experiencia parecen más idóneos para un cargo público ejecutivo? ¿Intento distinguir cuál de los tres Demócratas está por lo menos abierto a considerar las reformas e innovaciones propuestas desde la derecha?

Planteé la pregunta a Coakley, Grossman y Berwick la pasada semana: "¿Qué razones daría a los votantes no afiliados que en general no comparten su ideología política pero que planean participar en las primarias Demócratas del 9 de septiembre para votarle a usted candidato Demócrata a la gobernación?"

Coakley respondía con unos cuantos clichés totalmente insustanciales.

"Me postulo a gobernadora de la Commonwealth entera", comenzaba su intervención. "Con independencia de ideologías políticas, estoy convencida de que podemos trabajar juntos para crear una economía bajo nuestros términos, no los del sector financiero". Tocaba los palos predecibles — "acceso a una educación temprana", "rebaja de la deuda", "fomentar nuestras economías regionales", bla, bla, bla, rematando con un gesto a "las legislaciones que más allá de diferencias políticas beneficien a todo hijo de vecino en Massachusetts".

La réplica de Grossman ponía el acento en su carrera de "empresario de éxito y creador demostrado de puestos de trabajo", y enfatizaba las reformas que implantó como tesorero del estado. Entre ellas: "facilitar el acceso a las cuentas públicas a través de la red y adjudicar todas las contratas importantes, lo que produjo decenas de millones de dólares de ahorro". Como gobernador, decía, intentaría "agilizar, flexibilizar y hacer que nuestra infraestructura estatal de gobernación entera fuera más emprendedora".

Berwick describió en detalle su larga experiencia en el sector privado dentro de la gestión sanitaria, y su interés particular en incorporar técnicas modernas de gestión y control de calidad al sector médico. Expuso la novedosa idea de que justamente porque el programa "progresista requiere confianza en el Estado", es crítico que los Demócratas no traicionen esa confianza con escándalos y chapuzas, como los de la condicional o el portal público Health Connector. Y decía que sus colegas de izquierdas se inclinan demasiado por temer lo que las empresas "no pagarán", y no se molestan lo suficiente por el daño que provocan los estados con ordenanzas públicas demasiado densas.

Como conservador del libre mercado partidario de una menor regulación pública, no quiero que Deval Patrick sea sucedido como gobernador por un destacado defensor de la medicina socializada en la commonwealth. Berwick proclama ser el candidato más de izquierdas dentro del reparto Demócrata, y no estoy de acuerdo con casi nada de lo que defiende.

Pero preferiría con mucho que los Demócratas nominaran candidato a alguien que no sea un iniciado político. Y quiero que los votantes tengan en noviembre una elección que marque una diferencia entre las formaciones tan clara como sea posible. Coakley y Grossman son candidatos serios, pero Berwick me parece el Demócrata más serio. No tendría mi voto en las generales, pero las primarias son harina de otro costal.

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