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Fue algo más que un trámite, perfilado por Rajoy con la ayuda de Rubalcaba, se convirtió en una unión inteligente de voluntades

El paso de la cuestión catalana por el Congreso

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Como estaba previsto, en el Congreso de los Diputados se tomó en con-sideración la Proposición del Parlamento de Cataluña solicitando la competencia para autorizar, convocar y celebrar un referéndum sobre el futuro político de Cataluña.

El resultado fue el esperado: Un rechazo rotundo, con 299 “noes”, 47 “síes” y una única abstención, la de la canaria Ana María Oramas González-Moro. O, lo que es lo mismo, el 86,17 % de la cámara legislativa rechazaba la petición del 13,54 % que la pedía y con sólo un 0,3% de abstención.

- Esto será un puro trámite – decía el diputado catalán Joan Tardá en el pasillo, antes de entrar a considerar la preparación y coherencia, escasas, que habían exhibido los representantes que el Parlament catalán había enviado al Congreso: Jordi Turull, de Convergencia y Unió (CIU), Marta Rovira, de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y Joan Herrera, de Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA).

Y lo fue. La sesión fue un puro trámite, pero con algunas realidades dig-nas de reseña. Unas de entidad menor. Y otras más importantes, en las que merece la pena detenerse por la trascendencia que tienen.

Entre las primeras, cabe citar:

- El minuto de silencio que, al comenzar la sesión, solicitó el Presidente Posada en respeto a las víctimas de violencia de género.

- La lectura del documento con Los Criterios del Gobierno, que hizo el Secretario Primero de la Mesa del Congreso Ignacio Gil Lázaro.

- Los aplausos que salieron desde distintos sitios. Desde las Tribunas de invitados, que merecieron la amonestación del Presidente. Desde algunos es-caños del PSOE, insólitos, para aplaudir a Rajoy. Desde los escaños populares, aplaudiendo a Rubalcaba sin empacho aunque a veces escondiendo las manos bajo los escaños. Desde las filas de CIU y PNV, palmoteando, entusiasmados y estupefactos, a IU, ERC, AMAIUR y a todo el que no se oponía a la petición del Parlament de Catalunya.

- La contundencia habitual de algunos de los oradores: Rajoy, Rubalca-ba, Rosa Díez, Álvarez Sostres, Salvador, Baldoví, Errekondo, Alonso.

- Las peculiaridades de otros, algunas conocidas y otras no: Duran i Lleida, Coscubiela, Aitor Esteban, Olaia Fernández, Ana María Oramas, Alfred Bosch, Uxue Barkos.

- Y las frases: De bienvenida de la totalidad de los oradores a Turull, Ro-vira y Herrera. En réplicas cruzadas entre oradores. En distintos idiomas: caste-llano, catalán, inglés, euskera, gallego, valenciano, latín. Y afirmando un senti-miento de amor común a Cataluña.

Acabada la votación y conocido el rechazo de la proposición, aparecieron, trascendentales, algunas de las realidades cardinales de la sesión:

- Por lo visto en el debate y en las votaciones, en la Cámara Legislativa se han formado dos bloques: El mayoritario, compuesto por los que están dis-puestos a mantener el estatus nacional defendiendo la Constitución y usando las leyes para ello (PP, PSOE, UPyD, Foro Asturias y UPN). Y el resto, que en unos casos cuestiona las normas nacionales, en otros hablan de coexistencia y convivencia entre regiones (unidas o separadas) y que proponen particiones, secesiones y fractura de la unidad nacional de España. Entre el grupo minoritario, algunas de las posiciones de los que lo integran ya eran conocidas, pero ha aparecido otra que es nueva y que mueve a reflexión: La izquierda española que representa el Grupo Parlamentario de Izquierda Plural ha adoptado una postura, que parece poco meditada, dónde Izquierda Unida, quizá forzada por sus coaligados, ha puesto en cuestión el principio de unidad nacional que pare-ce propio de toda formación política implantada en todo el territorio nacional.

- La sintonía entre los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, para esta cuestión es tan consistente que, además de los aplausos compartidos entre ellos, ha mostrado que entre los portavoces, Rajoy y Rubalcaba, existe una sintonía tan perfecta que hace pensar que, más que dos visiones de una misma situación, lo que realmente existe es lo que ya alguien ha llamado “una reunión inteligente de voluntades con vocación españolista”. Esta realidad, que se ha notado en los parabienes de los populares al discurso de Rubalcaba (“Es el mejor discurso de Alfredo de toda su carrera política”, decía en la puerta del ascensor un diputado popular) ha producido un hecho tan curioso que pocos, muy pocos, han llegado a entenderlo: Al terminar las intervenciones, el Presidente del Gobierno tenía la opción de “rematar la faena”, por decirlo en términos taurinos. Sin embargo, Rajoy se ha quedado en el asiento y se ha privado de la satisfacción y oportunidad de “ganar imagen” ante todos.

- Con ese simple acto, de cesión de un protagonismo que por el momen-to no necesita, el Presidente del Gobierno, pactado o no pero real, ha dejado que el acto redunde en beneficio de un Jefe de la Oposición que, en horas bajas, apetecía de ese apoyo ante todos: ante el electorado español y ante sus propios conmilitones socialistas.

Una vez pasado el trámite, a los pocos minutos de acabar la votación, el Presidente de la Generalitat de Cataluña, que inició la Proposición y no asistió al acto, opinó sobre el paso de la Cuestión catalana por el Congreso:

- “Este no, aunque doloroso, no es un punto final, es un punto y aparte. Aquí no acaba todo. El proceso sigue…”.

Parece que será así. El proceso seguirá, pero con Rajoy y Rubalcaba unidos. El primero fuerte, como Presidente del Gobierno de España. El segundo robustecido, como líder de la Oposición y vigorizado para empresas futuras.

El paso de la cuestión catalana por el Congreso

Fue algo más que un trámite, perfilado por Rajoy con la ayuda de Rubalcaba, se convirtió en una unión inteligente de voluntades
José Luis Heras Celemín
miércoles, 9 de abril de 2014, 07:18 h (CET)
Como estaba previsto, en el Congreso de los Diputados se tomó en con-sideración la Proposición del Parlamento de Cataluña solicitando la competencia para autorizar, convocar y celebrar un referéndum sobre el futuro político de Cataluña.

El resultado fue el esperado: Un rechazo rotundo, con 299 “noes”, 47 “síes” y una única abstención, la de la canaria Ana María Oramas González-Moro. O, lo que es lo mismo, el 86,17 % de la cámara legislativa rechazaba la petición del 13,54 % que la pedía y con sólo un 0,3% de abstención.

- Esto será un puro trámite – decía el diputado catalán Joan Tardá en el pasillo, antes de entrar a considerar la preparación y coherencia, escasas, que habían exhibido los representantes que el Parlament catalán había enviado al Congreso: Jordi Turull, de Convergencia y Unió (CIU), Marta Rovira, de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y Joan Herrera, de Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA).

Y lo fue. La sesión fue un puro trámite, pero con algunas realidades dig-nas de reseña. Unas de entidad menor. Y otras más importantes, en las que merece la pena detenerse por la trascendencia que tienen.

Entre las primeras, cabe citar:

- El minuto de silencio que, al comenzar la sesión, solicitó el Presidente Posada en respeto a las víctimas de violencia de género.

- La lectura del documento con Los Criterios del Gobierno, que hizo el Secretario Primero de la Mesa del Congreso Ignacio Gil Lázaro.

- Los aplausos que salieron desde distintos sitios. Desde las Tribunas de invitados, que merecieron la amonestación del Presidente. Desde algunos es-caños del PSOE, insólitos, para aplaudir a Rajoy. Desde los escaños populares, aplaudiendo a Rubalcaba sin empacho aunque a veces escondiendo las manos bajo los escaños. Desde las filas de CIU y PNV, palmoteando, entusiasmados y estupefactos, a IU, ERC, AMAIUR y a todo el que no se oponía a la petición del Parlament de Catalunya.

- La contundencia habitual de algunos de los oradores: Rajoy, Rubalca-ba, Rosa Díez, Álvarez Sostres, Salvador, Baldoví, Errekondo, Alonso.

- Las peculiaridades de otros, algunas conocidas y otras no: Duran i Lleida, Coscubiela, Aitor Esteban, Olaia Fernández, Ana María Oramas, Alfred Bosch, Uxue Barkos.

- Y las frases: De bienvenida de la totalidad de los oradores a Turull, Ro-vira y Herrera. En réplicas cruzadas entre oradores. En distintos idiomas: caste-llano, catalán, inglés, euskera, gallego, valenciano, latín. Y afirmando un senti-miento de amor común a Cataluña.

Acabada la votación y conocido el rechazo de la proposición, aparecieron, trascendentales, algunas de las realidades cardinales de la sesión:

- Por lo visto en el debate y en las votaciones, en la Cámara Legislativa se han formado dos bloques: El mayoritario, compuesto por los que están dis-puestos a mantener el estatus nacional defendiendo la Constitución y usando las leyes para ello (PP, PSOE, UPyD, Foro Asturias y UPN). Y el resto, que en unos casos cuestiona las normas nacionales, en otros hablan de coexistencia y convivencia entre regiones (unidas o separadas) y que proponen particiones, secesiones y fractura de la unidad nacional de España. Entre el grupo minoritario, algunas de las posiciones de los que lo integran ya eran conocidas, pero ha aparecido otra que es nueva y que mueve a reflexión: La izquierda española que representa el Grupo Parlamentario de Izquierda Plural ha adoptado una postura, que parece poco meditada, dónde Izquierda Unida, quizá forzada por sus coaligados, ha puesto en cuestión el principio de unidad nacional que pare-ce propio de toda formación política implantada en todo el territorio nacional.

- La sintonía entre los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, para esta cuestión es tan consistente que, además de los aplausos compartidos entre ellos, ha mostrado que entre los portavoces, Rajoy y Rubalcaba, existe una sintonía tan perfecta que hace pensar que, más que dos visiones de una misma situación, lo que realmente existe es lo que ya alguien ha llamado “una reunión inteligente de voluntades con vocación españolista”. Esta realidad, que se ha notado en los parabienes de los populares al discurso de Rubalcaba (“Es el mejor discurso de Alfredo de toda su carrera política”, decía en la puerta del ascensor un diputado popular) ha producido un hecho tan curioso que pocos, muy pocos, han llegado a entenderlo: Al terminar las intervenciones, el Presidente del Gobierno tenía la opción de “rematar la faena”, por decirlo en términos taurinos. Sin embargo, Rajoy se ha quedado en el asiento y se ha privado de la satisfacción y oportunidad de “ganar imagen” ante todos.

- Con ese simple acto, de cesión de un protagonismo que por el momen-to no necesita, el Presidente del Gobierno, pactado o no pero real, ha dejado que el acto redunde en beneficio de un Jefe de la Oposición que, en horas bajas, apetecía de ese apoyo ante todos: ante el electorado español y ante sus propios conmilitones socialistas.

Una vez pasado el trámite, a los pocos minutos de acabar la votación, el Presidente de la Generalitat de Cataluña, que inició la Proposición y no asistió al acto, opinó sobre el paso de la Cuestión catalana por el Congreso:

- “Este no, aunque doloroso, no es un punto final, es un punto y aparte. Aquí no acaba todo. El proceso sigue…”.

Parece que será así. El proceso seguirá, pero con Rajoy y Rubalcaba unidos. El primero fuerte, como Presidente del Gobierno de España. El segundo robustecido, como líder de la Oposición y vigorizado para empresas futuras.

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