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La escritura es un acontecimiento ontológico o, lo que es lo mismo, una expresión de realidades y a la vez es una forma de fijar el pensamiento, el conocimiento, las sensaciones, las emociones, etc. También es una especie de archivo de la memoria, con todo lo que eso supone. En realidad, como se sabe ya desde la antigüedad es una extensión del lenguaje hablado. Además, es una forma de ser en el mundo.
Migrantes. Es lo último en apelativos orientados a retorcer el lenguaje para tornarlo ariete ideológico. Parecen no venir ni emigrar desde ningún lado, ni dirigirse, inmigrando, a otro lugar concreto y delimitado, como si estuviesen sometidos a una suerte de movimiento pendular perpetuo que solo se detendrá al legalizarlos en algún sitio. Existen asuntos sensibles sobre los cuales parece que está prohibido debatir, o al menos hacerlo con racionalidad y argumentos.
¿Qué supone eso de enfrentarse cada día a los sucesivos retos de la vida? La versión de la respuesta siempre será personal, aunque los matices particulares aparezcan entreverados con las oleadas procedentes de la comunidad. Son tantos los factores implicados, que la rutina atenúa el sofoco de atender a todos ellos; con el inconveniente de prescindir de algunos conocimientos.
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