El 26 de abril de 1937 la legión Cóndor alemana bombardeó Guernica. Fue una masacre. Murieron mujeres, niños, ancianos... Población civil, en definitiva. No tardó Picasso en documentar la tragedia en una obra descomunal. Y lo es tanto en su tamaño como en su relevancia artística, pues se trata de un cuadro inmenso que no tardó en convertirse en todo un icono del pacifismo y del arte contemporáneo. El periplo del lienzo por diversas ciudades europeas y norteamericanas duró varios años. Luego recaló en el MOMA de Nueva York, donde permaneció -excepción hecha de otros viajes a Europa en los cincuenta- hasta que por fin pudo retornar a una España democrática. Corría el año 1981. Ya quisieron entonces los nacionalistas vascos llevárselo a su terruño, argumentando que era un homenaje a las víctimas vascas del fascismo.
Una vez más demostraron que son incapaces de ver más allá de su chapela. Porque el "Guernica" de Picasso es un homenaje a todas las víctimas inocentes, de cualquier nación, de cualquier guerra, de cualquier época. Además, los nacionalistas vascos en el 37, con el lendakari Aguirre a la cabeza, intentaron que fuese una obra del pintor bilbaíno Aurelio Arteta la que mostrase al mundo las consecuencias del atroz bombardeo en la Exposición Internacional de París de aquel aciago año, rechazando la del artista malagueño por considerarla extraña y lejana al "espíritu vasco". Pues todavía hoy siguen con esa reivindicación de llevarse el cuadro a su región, dando lecciones, una vez más, ya no sólo de su ancestral cabezonería, sino también de un extraordinario cinismo.
Pero lo que ha sucedido estos días es todavía más indignante. Resulta que los pistoleros de ETA han dado un paso más en esa infame campaña de lavado de imagen en la que están inmersos. Tocaba ahora escenificar la entrega de parte de su arsenal ante unos supuestos "verificadores", unos tipos que no representan a institución internacional alguna y que han sido contratados por los etarras y sus colaboradores para seguir intentando engañar a la gente. Por cierto, una entrega que no fue tal, porque los etarras volvieron a guardar las armas y a llevárselas a su caverna. Pues bien, si repugnante es el fondo no lo es menos la forma. Y es que, para escenificar la farsa, los terroristas grabaron un vídeo donde se puede ver a un par de encapuchados mostrando a los "verificadores" ese exiguo arsenal de "se mira pero no se toca" al que acabo de aludir. Todo ello -he aquí el detalle estético y simbólico- con un póster del "Guernica" como fondo. Desde luego, produce indignación y asco ver a esta banda de asesinos apropiándose de una obra que representa, precisamente, a sus víctimas. A las suyas y a las de cualquier otro totalitarismo genocida y cobarde.