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El porno artístico

Daniel Tercero
Daniel Tercero
miércoles, 4 de octubre de 2006, 22:02 h (CET)
Andan en Londres algo revueltos con la proliferación del porno en el arte. Parece ser que Charles Saatchi, coleccionista, marchante y publicitario británico (nacido en Bagdag, de familia judía sefardí) está agitando el arte que se expone en el Reino Unido. Su último descubrimiento es el nuevo arte estadounidense.

A partir del próximo 6 de octubre se podrá contemplar en la Royal Academy of Arts de Londres una exposición titulada USA Today y que ha sido calificada por algunos de los académicos de la insigne institución como una exposición pornográfica. Aluden a que en ella se podrá ver sexo explícito.

Mucho podríamos hablar sobre si el sexo, la pornografía, es arte en sí mismo. Encontramos escenas, fotografías, lienzos o representaciones escultóricas, que aportan tipos y modalidades de vida de nuestros antepasados. Batallas, celebraciones de guerras, cantos a los dioses... ¿Por qué no es arte una figura que representa un pene? ¿No puede ser un elemento fálico considerado como arte a vista de los entendidos? Recientemente, a mediados de septiembre, se ha celebrado el II Congreso Ibérico de Egiptología, en Tenerife, y en él se ha estudiado cómo eran los egipcios en la cama. Todo gracias, lógicamente, a la iconografía erótica que se conserva hoy día. ¿No es arte entonces los grafitos que representan a Hatshepsut copulando?

En Londres se podrá ver una obra en la que se representa a una joven -llamada Mónica- que realiza una felación al autor, Gerald Davis. Por cierto, los egiptólogos reunidos no tienen documentada, de momento, las felaciones en época egipcia. Davis lo explica así: “Mónica era una muchacha por la que sentí una gran atracción en 1986”. Y Saatchi, el revolucionario del arte, describe a Davis de esta manera: “[sabe] capturar la turbulencia de la juventud, exhibiendo su torpeza, su confusión y su sentimentalismo”.

Terence Koh, de 29 años, también está recibiendo críticas por su obra Sin título (Medusa). El artista de origen chino expondrá -si la censura de la Royal no lo evita- una escultura que combina diversos materiales: madera, pintura, espejos, orinal de acero y orín del mismo Koh. Además aparecen iconos cristalinos dispuestos alrededor de un orinal y con los respectivos penes. Saatchi dice de él que es un artista “con cara de ángel y alma de rata de alcantarilla”.

Ivor Abrahams, escultor y académico de la Royal, forma parte del comité de exposiciones y ha declarado a un diario londinense que hay obras ofensivas. Abrahams considera, al menos, diez de las expuestas como “obras que podrían ofender a algunos”.

Tenemos un dilema moral. Hay artistas, marchantes y críticos -llamémosle arte total- que consideran arte todo lo que el ser humano es capaz de producir, independientemente de su calidad y funcionalidad. Puede. Pero hay otro grupo, no menos numeroso, de artistas, comerciantes y especialistas en la materia, que definen al arte con tres premisas, al menos, siendo la primera la misma que los que defienden el arte total. Las otras dos -se las pueden imaginar-: que la obra artística tenga un mínimo de calidad y que entre en los cánones clásicos de la decencia o moral tradicional. ¡Ahí es nada!

De momento, y como algunos miembros de la Royal Academy piden, podemos empezar por diferenciar las salas en las exposiciones colgando un cartel de 'adultos' a la puerta de la sala que contenga una obra en la que el sexo sea explícito. Digo, de momento. ¿Alguien tiene otra solución?

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Una plena constatación desde la perspectiva mental: hay muchos españoles que no ven, ni oyen, ni entienden; sólo fanatizan. Nefelibatos que no advierten que las leyes sanchistas no les protegen, sino que están para el gobierno protegerse contra los ciudadanos, contra ellos, contra la justicia, contra la democracia y contra la misma Constitución.

En España es un oxímoron hablar de Justicia, así, con mayúscula. La tan alabada Transición se dedicó a hacer borrón y cuenta nueva con las instituciones que habían servido para sostener la dictadura desde abril del 39. El Ejército todavía tenía al frente mandos procedentes de la rebelión contra la República, aún inspiraban miedo y, una vez muerto Franco, jueces, militares y policías siguieron en sus puestos como durante los años del franquismo.

Me uno a esas gentes que perseveran en la búsqueda de la concordia, que no cesan en su empeño y que sueñan cada día en hacer realidad un orbe más habitable, donde resida la paz sustentada en el abrazo sincero, con el auténtico afecto siempre en guardia. Unirse y reunirse en son de quietud es prioritario.

 
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