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La mayoría de los analistas y expertos afganos opinan que, para salir de la crisis actual, primero debe formarse un consenso regional y luego uno internacional para resolver el problema de Afganistán. Esta solución es teóricamente planteable, pero considerando los intereses de las grandes potencias y los actores involucrados en la geografía de Afganistán, ¿realmente existe la posibilidad de que surja tal consenso?
Hubo un tiempo en el que teníamos la convicción de que la democracia era irreversible. Razonábamos mal, porque había evidencias suficientes para pensar lo contrario. Vivíamos rodeados de golpes de estado, de guerras de rapiña (aunque se decía que por la libertad), de violencia económica e incluso intelectual, pero preferíamos mirar hacia el mundo de las apariencias bellas, pero artificiales.
La reciente controversia en torno a la falsificación del currículum de una diputada ha encendido un debate necesario sobre la relación entre mérito académico, integridad personal y legitimidad institucional. No se trata únicamente de un caso aislado de vanidad o ambición desmedida; se trata de una afrenta al pacto social implícito que otorga valor al esfuerzo, a la formación rigurosa y a la acreditación profesional como pilares de la vida pública.
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