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Etiquetas | Internacional | Mandela | Sudáfrica
Murió el Comandante que hizo que los intereses de los ciudadanos fuesen más sagrados que su alma

Para que Mandela no se convierta en una marca comercial

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El Comandante Mandela nos ha dejado tras una trayectoria enmarcada de luchas contra todo tipo de esclavitud y persecución ejercitadas por el Colonizador Blanco contra la población autóctona de Sudáfrica. Una despedida que nos hace recordar el dolor causado por la muerte de grandes Comandantes, algo que va en contra de nuestra voluntad, como Mahatma Ghandi, Ernesto Che Guevara, el palestino Yasser Arafat y el egipcio Jamal Abdel Nasser.

Murió el Comandante que hizo que los intereses de los ciudadanos fuesen más sagrados que su alma. Un Comandante que pagó muy caro “el impuesto” de sus principios, siendo encarcelado durante 27 años, después de ser condenado a cadena perpetua.

Un hombre fiel a sus principios a pesar de ser elegido como el primer presidente negro de Sudáfrica en 1994. Mandela es el que devolvió la dignidad a los africanos, mostrando al colonizador que los negros nacieron libres y así morirán. Mandela es el que defendió a los palestinos cuando los líderes árabes les traicionaron.

Mandela afrontó una larga lucha contra su grave enfermedad, siendo plenamente consciente de que su muerte va a dejar un hueco en un mundo harto de guerras y destrucciones. Combatió contra la muerte y no tiró la toalla en un tiempo en que el Imperialismo quiso convertir en esclavos a otros países.

Se fue Mandela, dejando huérfana a La Palestina ocupada y tristes a todos los pueblos amantes de la paz. Nos abandonó, pero su historia permanecerá en nuestras mentes y quedará insertada en nuestros corazones.

Todos aplaudieron a Mandela, incluso sus enemigos, pero pocos son los que le quieren, y muy pocos son sus seguidores. Homenajear al difunto no se hace mediante cartas de condolencias o viajes a Sudáfrica para tomar fotos con el cadáver del fallecido y utilizarlas después en las campañas electorales. Homenajear al comandante Mandela consiste en luchar, defender y proteger su gran legado histórico.

Me preocupa la hipocresía del Imperialismo que intenta transfigurar a todos aquellos combatientes, que lograron capturar los corazones de los oprimidos, en marcas comerciales. Me incomoda encontrar, después de unos pocos meses o un par de años, las imágenes del comandante Mandela plasmadas en camisetas hechas por empresas, a fin de ganar millones a espaldas de una figura que odiaron durante toda la vida. Y me temo que le ocurra lo mismo que le pasó a Che Guevara, cuando convirtieron su imagen en una marca comercial en vez de un ícono mundial de militancia que se enfrentó a las fusiles del Imperialismo, con una sonrisa que dibuja la esperanza en las caras de aquellos que sueñan con un porvenir mejor. No quiero que le ocurra a Mandela lo que ocurrió a Jamal Abdel Nasser, Abdelkrim al-Khattabi y Mahatma Ghandi, que sólo se convirtieron en los títulos de algunos libros de historia.

Mientras millones de personas lloran por despedir al líder, otros planean, a escondidas, cómo será en el futuro la imagen de un comandante que anhela inspirar a las personas con sus principios.

Para quien quiera homenajear a Mandela debe seguir defendiendo sus ideas y difundiendo su legado histórico entre las generaciones, y no convertir su imagen en una marca comercial que genera ganancias a los enemigos de la libertad.

Texto original de Mohcine El Haouari

Traducido por Khalid Mellouk

Para que Mandela no se convierta en una marca comercial

Murió el Comandante que hizo que los intereses de los ciudadanos fuesen más sagrados que su alma
Khaldi Mellouk
lunes, 9 de diciembre de 2013, 07:57 h (CET)
El Comandante Mandela nos ha dejado tras una trayectoria enmarcada de luchas contra todo tipo de esclavitud y persecución ejercitadas por el Colonizador Blanco contra la población autóctona de Sudáfrica. Una despedida que nos hace recordar el dolor causado por la muerte de grandes Comandantes, algo que va en contra de nuestra voluntad, como Mahatma Ghandi, Ernesto Che Guevara, el palestino Yasser Arafat y el egipcio Jamal Abdel Nasser.

Murió el Comandante que hizo que los intereses de los ciudadanos fuesen más sagrados que su alma. Un Comandante que pagó muy caro “el impuesto” de sus principios, siendo encarcelado durante 27 años, después de ser condenado a cadena perpetua.

Un hombre fiel a sus principios a pesar de ser elegido como el primer presidente negro de Sudáfrica en 1994. Mandela es el que devolvió la dignidad a los africanos, mostrando al colonizador que los negros nacieron libres y así morirán. Mandela es el que defendió a los palestinos cuando los líderes árabes les traicionaron.

Mandela afrontó una larga lucha contra su grave enfermedad, siendo plenamente consciente de que su muerte va a dejar un hueco en un mundo harto de guerras y destrucciones. Combatió contra la muerte y no tiró la toalla en un tiempo en que el Imperialismo quiso convertir en esclavos a otros países.

Se fue Mandela, dejando huérfana a La Palestina ocupada y tristes a todos los pueblos amantes de la paz. Nos abandonó, pero su historia permanecerá en nuestras mentes y quedará insertada en nuestros corazones.

Todos aplaudieron a Mandela, incluso sus enemigos, pero pocos son los que le quieren, y muy pocos son sus seguidores. Homenajear al difunto no se hace mediante cartas de condolencias o viajes a Sudáfrica para tomar fotos con el cadáver del fallecido y utilizarlas después en las campañas electorales. Homenajear al comandante Mandela consiste en luchar, defender y proteger su gran legado histórico.

Me preocupa la hipocresía del Imperialismo que intenta transfigurar a todos aquellos combatientes, que lograron capturar los corazones de los oprimidos, en marcas comerciales. Me incomoda encontrar, después de unos pocos meses o un par de años, las imágenes del comandante Mandela plasmadas en camisetas hechas por empresas, a fin de ganar millones a espaldas de una figura que odiaron durante toda la vida. Y me temo que le ocurra lo mismo que le pasó a Che Guevara, cuando convirtieron su imagen en una marca comercial en vez de un ícono mundial de militancia que se enfrentó a las fusiles del Imperialismo, con una sonrisa que dibuja la esperanza en las caras de aquellos que sueñan con un porvenir mejor. No quiero que le ocurra a Mandela lo que ocurrió a Jamal Abdel Nasser, Abdelkrim al-Khattabi y Mahatma Ghandi, que sólo se convirtieron en los títulos de algunos libros de historia.

Mientras millones de personas lloran por despedir al líder, otros planean, a escondidas, cómo será en el futuro la imagen de un comandante que anhela inspirar a las personas con sus principios.

Para quien quiera homenajear a Mandela debe seguir defendiendo sus ideas y difundiendo su legado histórico entre las generaciones, y no convertir su imagen en una marca comercial que genera ganancias a los enemigos de la libertad.

Texto original de Mohcine El Haouari

Traducido por Khalid Mellouk

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