| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
“Sería deseable que en estos delicados momentos por los que atraviesa la unidad de España y el futuro de las Instituciones, pudiera atemperar con su inteligencia y buen hacer, el funcionamiento regular de las Instituciones…”
Señor:
Disculpad mi atrevimiento pero las graves y preocupantes circunstancias políticas por las que atraviesa España en estos momentos me impulsan a dirigirme públicamente a V.M. en demanda de una especial atención que los españoles necesitamos de su persona y de su alta responsabilidad como Jefe del Estado.
Señor, soy un ciudadano que durante una larga etapa de mi vida he servido a España desde instituciones como el Senado, el Congreso y el Parlamento Europeo para terminar mi actividad pública representando al gobierno de nuestra nación en una provincia especialmente dinámica y desarrollada como es la de Málaga, donde hoy tengo el privilegio de disfrutarla y residir.
Pertenezco a la generación de la transición que después de atravesar un largo período de dictadura política, recuperó la democracia para nuestro país, superando con mucha inteligencia y patriotismo los viejos fantasmas de una trágica guerra civil y ganándose con ello la admiración y el respeto de todas las naciones del mundo.
La Constitución de 1978, modelo de concordia y convivencia para todos los españoles durante más de cuarenta años, está siendo gravemente violentada por quienes, como son los nacionalistas separatistas de Cataluña, se declaran abierta y subversivamente enemigos de España y desprecian sin recato alguno la monarquía constitucional que V.M tan digna y eficazmente representa, y todo ello mediante una desmesurada pretensión que alarmantemente se está extendiendo a otras comunidades de España
Señor, la Constitución en sus artículos 56 y 62 le confieren las funciones de “arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones” y “proponer el candidato a Presidente del Gobierno…”. La sociedad española contempla hoy, con estupor y preocupación, como después de las elecciones que se han celebrado el 10 de noviembre, el candidato del partido socialista, Pedro Sánchez, ha emprendido una desatada carrera para intentar formar un gobierno asociándose con un partido comunista y republicano como Podemos, a la vez que busca desaforadamente el apoyo de las fuerzas que desean fracturar la unidad de España, incluso de aquellas que tienen un reciente pasado terrorista como Bildu.
No es mi propósito Señor, pedirle ninguna intervención directa que pudiera suponer una actuación transgresora de nuestra Carta Magna que, por otra parte, delimita en los artículos citados cuál es el papel que debe desempañar la Corona en nuestro Estado de Derecho. Solo deseo expresarle mi preocupación sobre lo que considero, al igual que mucho españoles de bien, la actitud despreciativa hacia su egregia persona y hacia la propia Constitución por parte de quien se ha irrogado un mandato que solo le corresponde al Rey, cual es la cualidad de proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno.
Señor, la Corona ha representado y representa una garantía de convivencia, paz y desarrollo para los españoles como lo ha venido demostrando a lo largo de estos fructíferos años de democracia parlamentaria. Deseo manifestarle mi solidaridad y adhesión hacia su persona y hacia la Alta Magistratura del Estado que ostenta pero sería deseable que en estos delicados momentos por los que atraviesa la unidad de España y el futuro de las Instituciones, pudiera atemperar con su inteligencia y buen hacer, el funcionamiento regular de las mismas hoy seriamente amenazadas por quienes con sus palabras y acciones están demostrando una beligerante actitud sobre todo lo que representa la Constitución y la integridad territorial de España.
Le reitero Señor mi sentimiento de adhesión
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
|