La República Popular Democrática de Corea ya tiene alquilado un local para abrir en las próximas semanas una Embajada en España, cuarto país de Europa en que la tendrá tras Itaia, Alemania y Reino Unido.
Fuentes de Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación informaron de que la Embajada se abrirá en Aravaca y de que el lugar será también la residencia del embajador norcoreano, si bien el régimen de Pyongyang todavía no ha designado a la persona que ostentará el cargo.
En Exteriores atribuyen la decisión de Corea del Norte, ya adelantada por su viceministro Kung Song Uk en la visita que realizó a España a finales de octubre, a una intención de darse a conocer en Europa y, por lo que respecta a este país, a que sea la sede de la Organización Mundial de Turismo, uno de los campos que quiere aprovechar el Estado norcoreano.
El secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, presentó hoy este interés de Corea del Norte como una prueba de que la actividad diplomática de España en la región Asia-Pacífico está dando sus frutos pese a la escasa disponibilidad presupuestaria. Otro ejemplo sería la celebración del Año Dual España-Japón.
De Benito explicó que aumentar la escasa presencia de España en una de las regiones más pujantes del mundo es una de las prioridades de su departamento, con una "dimensión propia" además de la que realiza en el seno de la UE y muy preocupada también por fomentar los intercambios entre las sociedades civiles, en particular en el aspecto empresarial.
El portavoz del PSOE en la Comisión, Dimas Antonio Sañudo, afeó al secretario de Estado que el discurso del Ministerio "va por un lado y la actitud por otro", puesto que se han suprimido los planes Asia de años anteriores. De Benito le contestó que se ha considerado que el objetivo de "articular el discurso" al que obedecían dichos planes ya se ha cumplido, por lo que ya no son imprescindibles a la hora de asignar los escasos recursos disponibles.
Desde el PP, Luz Elena Sanín coincidió con el secretario de Estado en la necesidad de corregir el hecho de que la región Asia-Pacífico llevara mucho tiempo alejada de las prioridades de la política exterior española, por cuanto que "las potencias demográficas se acaban convirtiendo siempre en potencias económicas, y éstas en potencias políticas y militares".