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La película es lo de menos

La experiencia transmedia de “El Cosmonauta”

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Han pasado ya casi seis meses del estreno de “El Cosmonauta”, uno de los proyectos completamente transmedia más importantes de la ficción española y su universo sigue creciendo poco a poco. Bajo el lema “mucho más que una película”, el filme de Riot Collective Cinema ofrece al espectador un mundo de posibilidades distribuido por distintas plataformas y formado por un largometraje, un cortometraje, 32 webisodios, un libro, un mockumentary (falso documental), un bronking of, un final alternativo y la posibilidad de sumergirte en el largo viaje de sus cuatro años preparando la película.


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Katrine de Candole en 'El Cosmonauta'.
Más allá de las críticas a la obra destaca la forma en que Nicolás Alcalá y su equipo se adaptan a las tendencias actuales y la forma de relacionarse con la audiencia. La película es lo de menos, de hecho, es una pieza más de un puzzle colaborativo, de una auténtica experiencia transmedia sin precedentes en el marco del cine español que probablemente servirá de ejemplo para los responsables de la producción y distribución cinematográfica de un país que siempre llega tarde a los cambios.

Pero comencemos por el principio. “El Cosmonauta”, proyecto que necesitaba cerca de 800.000 euros para ser llevado a cabo, es financiado mediante crowdfunding (micromecenazgo colectivo) y consigue más de 400.000 a través de donaciones individuales desde 2 euros y el resto de inversiones a través de una subvención del ministerio de Cultura (100.000 euros), la capitalización de los sueldos del equipo y otras inversiones privadas. Así comenzaba la aventura de prepararse para rodar una película por un trío jóvenes de 26 y 27 años. Es necesario recalcar el concepto de “prepararse”, ya que entre las confesiones del director destaca la de que comenzaron a recaudar dinero a través de internet sin ni siquiera tener el guión de la película terminado.

Precisamente por haber financiado la mitad de la película a través de crowdfunding, la distribución de la misma se ha realizado totalmente gratuita a través de internet y bajo licencia Creative Commons. “¿Por qué perder cuatro años de tu vida en hacer una película para luego regalársela al público?”, podría estar preguntándose más de un distribuidor cinematográfico en este momento. Pero los creadores de “El Cosmonauta” lo tienen claro: decidieron aprovechar los nuevos cambios del paradigma de distribución actual, realizando un estreno simultáneo en salas de cine, internet, DVD, usb y televisión (Canal +). La exhibición en internet sería gratis y en HD. Después de todo, pocas cosas pueden doler más a un realizador que ver su obra pixelada, en baja calidad y grabada mediante “streaming” en un portal de descargas ilegales; así que, si no puedes vencer al enemigo, únete a él: los responsables del proyecto decidieron dejar que el espectador eligiera cómo quería ver la película. Por internet y gratis en alta calidad, en la televisión, en el cine, en un DVD... todo de forma simultánea y saltándose las tradicionales esperas de más de un año entre los distintos canales de distribución.

Ante todos estos cambios en el modelo de exhibición cinematográfica surge siempre una misma duda cuando ofreces un contenido gratis en internet: ¿Cómo puedes esperar que los usuarios decidan ir al cine (pagar) por algo que pueden ver gratis, cómodamente en casa y en alta definición? Pero para ello, también tenían la solución: plantear los estrenos como una experiencia, combinando la proyección de la película con los encuentros con el equipo, fiestas asociadas, eventos... Así, optan por ofrecer el valor añadido de una experiencia única. Atendiendo a las cifras actuales, en las que se consume mucha más cultura pero no se está dispuesto a pagar tanto por ella, Riot Cinema Collective prefiere sumarse al enemigo y ha ofrecido a los espectadores, como contrapartida, cosas que no se pueden copiar, de forma similar a lo que ocurre con el fenómeno fan de la industria musical en las giras de los artistas.


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Fotograma de 'El Cosmonauta'.
Pese a ser un largometraje combinado con el resto de píldoras, “El Cosmonauta” puede entenderse por sí mismo sin necesidad de explorar las otras 37 piezas que estiran la historia. De esta forma, es el propio espectador el que decide cuánto y cómo quiere involucrarse en ella. De hecho, son los episodios web los que explican ciertas partes de la película que permanecen más oscuras, aclarando dudas al espectador, presentando algunas tramas secundarias y creando más interrogantes para ampliar todavía más ese universo cosmonáutico. Como pieza clave en todo este engranaje destaca el cortometraje “The Moon Files”, en el que podemos ver todo lo que le ocurre a Stas desde que pierde la comunicación con la Tierra hasta que regresa, explicando muchas de las cosas que no son desveladas en la película. Pero llegados a este punto, la historia es lo de menos. La magia de “El Cosmonauta” no es su historia sino su proyecto, lo que significa, lo que aporta a la narrativa de ficción en España en la que el usuario es parte integrante de todo este proyecto involucrándose sólo hasta donde él quiera, en la que el distribuidor tiene un papel secundario en la escena, en la que los límites de la narrativa los marca el propio espectador.

Entre las experiencias que ofrece “El Cosmonauta” existe la posibilidad de organizar una proyección de la película en cualquier lugar del mundo. Desde Kyev hasta Fuengirola y pasando por lugares como Toulousse o Montreal, los usuarios han organizado proyecciones de la obra, solicitándolo a través de internet con una mecánica que resulta insultantemente sencilla: si el acceso a la proyección que organizas es gratuito, bienvenido seas. Si vas a cobrar entrada, el 50% de la taquilla será para la productora.

“El Cosmonauta” también ofrece a los fans la posibilidad de crear un nuevo montaje de su trailer y ya hay mas de 100 vídeos realizados por los internautas en los que dan una vuelta de tuerca al teaser inicial de la película. “¿Por qué permitir que miles de usuarios tengan acceso a tu material original para modificarlo a su antojo?”, podría estar preguntándose, de nuevo, más de un realizador audiovisual en este momento. La base del proyecto de Nicolás Alcalá es aprovechar las formas de consumo de cultura actuales, sabiendo que esto genera infinitas nuevas posibilidades, ya no sólo de negocio, sino de distribución y promoción en términos masivos.


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En pleno rodaje.
Pongamos un ejemplo. El trailer de mi película lo he hecho única y exclusivamente para que sea visto. No voy a cobrar por ver ese trailer, lo que quiero es que el mayor número posible de usuarios tenga acceso a él y le genere un cierto interés por ver mi obra. Si un usuario anónimo hace una nueva edición de mi trailer, probablemente sea para compartirlo en sus perfiles de Facebook, Twitter, Google+, Vimeo o cualquier otra red social, con lo cual, muchos de sus amigos y conocidos estarán viendo ese trailer que él ha editado, es decir, estarán viendo el anuncio de mi película. Si a este ejemplo le sumamos las más de 100 versiones que han hecho los usuarios de internet, las cifras se disparan. De nuevo, están beneficiándose de un usuario que interactúa y que se siente parte del proceso de creación, promoción y difusión de la obra.

Entre los contenidos transmedia de “El Cosmonauta” también se nos presenta “The Hummingbird”, un falso documental sobre un grupo de realizadores que visita el rodaje de la película y que descubren una leyenda negra, siguiendo pistas que les acercarán -y les alejarán a la vez- de la verdad, recorriendo lugares donde se produjeron supuestos hechos desconocidos del programa espacial soviético. Añaden a toda esta experiencia el álbum de recuerdos de “El viaje del cosmonauta”, a modo de diario, notas y pensamientos de los tres protagonistas durante los tres años en que transcurre su historia, mezclados con sucesos históricos y pensamientos de los tres creadores del proyecto en forma de libro que se puede disfrutar tanto impreso como digital.

Y por último, destaca su particular “making of” (cómo se rodó), cuyo nombre ya es un presagio de las calamidades de este equipo rodando la película: “Bronking of”, al más puro estilo “Lost in La Mancha” de Terry Gilliam. En palabras de los creadores, “es el testimonio de una de las cosas más difíciles que hemos hecho en nuestra vida: rodar El Cosmonauta”.

Sorprende la cantidad de horas de contenidos extra para las distintas plataformas que se han creado alrededor de “El Cosmonauta” y es todo este universo el que les ha llevado a ser ganadores de premios como los INVI (Premios a la Innovación Audiovisual en Internet por RTVE), Campus Party, La Red Innova 2010 o LATC. Y es que Nicolás Alcalá, Bruno Teixidor y Carola Rodríguez han sabido entender hacia dónde se dirige el modelo de ficción audiovisual y anticiparse a los cambios que, antes o después, sufrirá el modelo cinematográfico en España, independientemente de las críticas que su largometraje haya recibido como obra de arte.

La experiencia transmedia de “El Cosmonauta”

La película es lo de menos
Redacción
lunes, 21 de octubre de 2013, 08:28 h (CET)
Han pasado ya casi seis meses del estreno de “El Cosmonauta”, uno de los proyectos completamente transmedia más importantes de la ficción española y su universo sigue creciendo poco a poco. Bajo el lema “mucho más que una película”, el filme de Riot Collective Cinema ofrece al espectador un mundo de posibilidades distribuido por distintas plataformas y formado por un largometraje, un cortometraje, 32 webisodios, un libro, un mockumentary (falso documental), un bronking of, un final alternativo y la posibilidad de sumergirte en el largo viaje de sus cuatro años preparando la película.


Ramon2
Katrine de Candole en 'El Cosmonauta'.
Más allá de las críticas a la obra destaca la forma en que Nicolás Alcalá y su equipo se adaptan a las tendencias actuales y la forma de relacionarse con la audiencia. La película es lo de menos, de hecho, es una pieza más de un puzzle colaborativo, de una auténtica experiencia transmedia sin precedentes en el marco del cine español que probablemente servirá de ejemplo para los responsables de la producción y distribución cinematográfica de un país que siempre llega tarde a los cambios.

Pero comencemos por el principio. “El Cosmonauta”, proyecto que necesitaba cerca de 800.000 euros para ser llevado a cabo, es financiado mediante crowdfunding (micromecenazgo colectivo) y consigue más de 400.000 a través de donaciones individuales desde 2 euros y el resto de inversiones a través de una subvención del ministerio de Cultura (100.000 euros), la capitalización de los sueldos del equipo y otras inversiones privadas. Así comenzaba la aventura de prepararse para rodar una película por un trío jóvenes de 26 y 27 años. Es necesario recalcar el concepto de “prepararse”, ya que entre las confesiones del director destaca la de que comenzaron a recaudar dinero a través de internet sin ni siquiera tener el guión de la película terminado.

Precisamente por haber financiado la mitad de la película a través de crowdfunding, la distribución de la misma se ha realizado totalmente gratuita a través de internet y bajo licencia Creative Commons. “¿Por qué perder cuatro años de tu vida en hacer una película para luego regalársela al público?”, podría estar preguntándose más de un distribuidor cinematográfico en este momento. Pero los creadores de “El Cosmonauta” lo tienen claro: decidieron aprovechar los nuevos cambios del paradigma de distribución actual, realizando un estreno simultáneo en salas de cine, internet, DVD, usb y televisión (Canal +). La exhibición en internet sería gratis y en HD. Después de todo, pocas cosas pueden doler más a un realizador que ver su obra pixelada, en baja calidad y grabada mediante “streaming” en un portal de descargas ilegales; así que, si no puedes vencer al enemigo, únete a él: los responsables del proyecto decidieron dejar que el espectador eligiera cómo quería ver la película. Por internet y gratis en alta calidad, en la televisión, en el cine, en un DVD... todo de forma simultánea y saltándose las tradicionales esperas de más de un año entre los distintos canales de distribución.

Ante todos estos cambios en el modelo de exhibición cinematográfica surge siempre una misma duda cuando ofreces un contenido gratis en internet: ¿Cómo puedes esperar que los usuarios decidan ir al cine (pagar) por algo que pueden ver gratis, cómodamente en casa y en alta definición? Pero para ello, también tenían la solución: plantear los estrenos como una experiencia, combinando la proyección de la película con los encuentros con el equipo, fiestas asociadas, eventos... Así, optan por ofrecer el valor añadido de una experiencia única. Atendiendo a las cifras actuales, en las que se consume mucha más cultura pero no se está dispuesto a pagar tanto por ella, Riot Cinema Collective prefiere sumarse al enemigo y ha ofrecido a los espectadores, como contrapartida, cosas que no se pueden copiar, de forma similar a lo que ocurre con el fenómeno fan de la industria musical en las giras de los artistas.


Ramon1
Fotograma de 'El Cosmonauta'.
Pese a ser un largometraje combinado con el resto de píldoras, “El Cosmonauta” puede entenderse por sí mismo sin necesidad de explorar las otras 37 piezas que estiran la historia. De esta forma, es el propio espectador el que decide cuánto y cómo quiere involucrarse en ella. De hecho, son los episodios web los que explican ciertas partes de la película que permanecen más oscuras, aclarando dudas al espectador, presentando algunas tramas secundarias y creando más interrogantes para ampliar todavía más ese universo cosmonáutico. Como pieza clave en todo este engranaje destaca el cortometraje “The Moon Files”, en el que podemos ver todo lo que le ocurre a Stas desde que pierde la comunicación con la Tierra hasta que regresa, explicando muchas de las cosas que no son desveladas en la película. Pero llegados a este punto, la historia es lo de menos. La magia de “El Cosmonauta” no es su historia sino su proyecto, lo que significa, lo que aporta a la narrativa de ficción en España en la que el usuario es parte integrante de todo este proyecto involucrándose sólo hasta donde él quiera, en la que el distribuidor tiene un papel secundario en la escena, en la que los límites de la narrativa los marca el propio espectador.

Entre las experiencias que ofrece “El Cosmonauta” existe la posibilidad de organizar una proyección de la película en cualquier lugar del mundo. Desde Kyev hasta Fuengirola y pasando por lugares como Toulousse o Montreal, los usuarios han organizado proyecciones de la obra, solicitándolo a través de internet con una mecánica que resulta insultantemente sencilla: si el acceso a la proyección que organizas es gratuito, bienvenido seas. Si vas a cobrar entrada, el 50% de la taquilla será para la productora.

“El Cosmonauta” también ofrece a los fans la posibilidad de crear un nuevo montaje de su trailer y ya hay mas de 100 vídeos realizados por los internautas en los que dan una vuelta de tuerca al teaser inicial de la película. “¿Por qué permitir que miles de usuarios tengan acceso a tu material original para modificarlo a su antojo?”, podría estar preguntándose, de nuevo, más de un realizador audiovisual en este momento. La base del proyecto de Nicolás Alcalá es aprovechar las formas de consumo de cultura actuales, sabiendo que esto genera infinitas nuevas posibilidades, ya no sólo de negocio, sino de distribución y promoción en términos masivos.


Ramon3
En pleno rodaje.
Pongamos un ejemplo. El trailer de mi película lo he hecho única y exclusivamente para que sea visto. No voy a cobrar por ver ese trailer, lo que quiero es que el mayor número posible de usuarios tenga acceso a él y le genere un cierto interés por ver mi obra. Si un usuario anónimo hace una nueva edición de mi trailer, probablemente sea para compartirlo en sus perfiles de Facebook, Twitter, Google+, Vimeo o cualquier otra red social, con lo cual, muchos de sus amigos y conocidos estarán viendo ese trailer que él ha editado, es decir, estarán viendo el anuncio de mi película. Si a este ejemplo le sumamos las más de 100 versiones que han hecho los usuarios de internet, las cifras se disparan. De nuevo, están beneficiándose de un usuario que interactúa y que se siente parte del proceso de creación, promoción y difusión de la obra.

Entre los contenidos transmedia de “El Cosmonauta” también se nos presenta “The Hummingbird”, un falso documental sobre un grupo de realizadores que visita el rodaje de la película y que descubren una leyenda negra, siguiendo pistas que les acercarán -y les alejarán a la vez- de la verdad, recorriendo lugares donde se produjeron supuestos hechos desconocidos del programa espacial soviético. Añaden a toda esta experiencia el álbum de recuerdos de “El viaje del cosmonauta”, a modo de diario, notas y pensamientos de los tres protagonistas durante los tres años en que transcurre su historia, mezclados con sucesos históricos y pensamientos de los tres creadores del proyecto en forma de libro que se puede disfrutar tanto impreso como digital.

Y por último, destaca su particular “making of” (cómo se rodó), cuyo nombre ya es un presagio de las calamidades de este equipo rodando la película: “Bronking of”, al más puro estilo “Lost in La Mancha” de Terry Gilliam. En palabras de los creadores, “es el testimonio de una de las cosas más difíciles que hemos hecho en nuestra vida: rodar El Cosmonauta”.

Sorprende la cantidad de horas de contenidos extra para las distintas plataformas que se han creado alrededor de “El Cosmonauta” y es todo este universo el que les ha llevado a ser ganadores de premios como los INVI (Premios a la Innovación Audiovisual en Internet por RTVE), Campus Party, La Red Innova 2010 o LATC. Y es que Nicolás Alcalá, Bruno Teixidor y Carola Rodríguez han sabido entender hacia dónde se dirige el modelo de ficción audiovisual y anticiparse a los cambios que, antes o después, sufrirá el modelo cinematográfico en España, independientemente de las críticas que su largometraje haya recibido como obra de arte.

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