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Obra de teatro para niños y jóvenes

El ladrón del Sol

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ElladrndelSolfoto


PERSONAJES


NARRADOR: Es el mismo que el Hombre de sombra, que estará apostado en algún lugar del aula donde no se le ve y habla con un micrófono, para que se oiga su voz en todo el aula. Aquí, imposta una voz de narrador de cuento infantil, engolado, arrastrando las palabras, misterioso, sencillo y contundente.


PROFESOR: Puede tratarse de un profesor o una profesora. El actor o actriz deberán vestir en forma de profesor de hace un siglo, con ropas antiguas, emulando una seriedad espartana y decente, como un profesor de hace un siglo que sale de un armario de esa época.


ADULTO NIÑO: Puede ser un señor de unos cuarenta años hacia arriba, mejor que sea fornido, voluminoso.


HOMBRE DE SOMBRA: Como se ha dicho, oculto tras una mesa cubierta con un mantel o tela negra, desde allí hablará.



[Lugar: un aula de colegio, con los alumnos ante sus mesas, de pronto se apaga la luz de la clase o se logra un ambiente brumoso, más oscuro según la edad de los alumnos, cuanto más mayores, mayor oscuridad. Los niños se asustarían si se cerrase toda luz, entonces a menor edad, sólo menos luz de la que había, para mostrar que la luminosidad ha bajado...]



NARRADOR: De pronto, así como dando un chasquido de dedos, la luz del día desapareció como si fuera eléctrica y alguien hubiera cerrado el interruptor, oscuridad, oscuridad, en todo el universo, en todo país, ciudad, casa. Todos corrieron a encender la luz allá donde estuvieran, interruptores, interruptores, mira a ver los plomos, nada, ni Sol en el cielo, que era todo negro en el mundo, ni luz eléctrica... Comenzaron a encender velas, por la tierra y sus países. No habiendo Sol en la Vía Láctea, la Tierra giraba lentamente como un planeta muerto...


(Entra el ADULTO NIÑO, que es alguien que pasaba por el pasillo de fuera de la clase)


ADULTO NIÑO: ¿Aquí también está oscuro?


PROFESORA: ¿Y allí fuera?


HOMBRE DE SOMBRA: Hay oscuridad en todo el mundo...


(Silencio. El adulto niño y la profesora, atentiendo a la voz, hacen como que buscan a ver de qué lugar de la penumbra, o la oscuridad, proviene, sin dar con nada).


PROFESORA: ¿Quién es USTED? (la voz de la docente es firme, levantada la cara, como hacia algún punto indefinido del aire de la clase)


HOMBRE DE SOMBRA: Por ahora no me presentaré. Sólo debéis saber que... ¡NUESTRO ASTRO REY YA NO ESTÁ EN EL CIELO!


ADULTO NIÑO: ¿Usted es un loco? Eso es imposible! ¡La hierba es verde por él! ¡La vaca, blanca! ¡La rosa amarilla, se ve rosa amarilla gracias al Sol!


HOMBRE DE SOMBRA: Asómense a la ventana...


(la profesora y el adulto niño se asoman)


PROFESORA: Es todo noche.


ADULTO NIÑO: No. No hay Sol. ¡Y a las 12 de la mañana! ¡Y ni luna! ¡Ni estrellas!


PROFESORA: Es todo el mundo total oscuridad...


HOMBRE DE SOMBRA: Me marcho por un rato, luego retorno... Ahora sonará alguien mejor que yo, mucho mejor...


(sonido de pasos alejándose, como pies calzados con tacón de hombre... con demasiado sonido; en verdad recuerda el sonido a los cascos de un caballo pasando...)



ADULTO NIÑO: ¡Marcho a casa! ¡He de ver cómo está mi familia, mis hijos! ¡Esto es el fin de todo! ¡Encima nos hablan voces desde estas sombras! ¡Si no veo la cara de mis hijos, cómo lograré reconocerlos!


PROFESORA: ¡Calma! ¡Márchese si quiere! ¡Nada hay sin explicación en esta vida! ¡Su terror no nos ayuda!


ADULTO NIÑO: ¡Adiós!


PROFESORA: (haciendo un gesto de burla hacia el hombre con la mano) ¡Adiós, pues! ¡Nosotros desentrañaremos el enigma!


(la profesora se sienta ante su mesa, apoya la cara en las manos, gime un poco y se seca lágrimas de los ojos, intentando que los alumnos no noten su fragilidad, su miedo...)


Entonces:

Suena la canción de Mikel Laboa, “Txoria Txori”, un canto que habla de que los pájaros no se encierran en jaulas, ni a nada que quiera volar se le cortan las alas...


(Terminada la canción, o un fragmento de ella, habla el Hombre de sombra)


HOMBRE DE SOMBRA: El Sol no está porque alguien lo robó.


PROFESORA: Diga (inspira y suspira intensamente), diga usted lo suyo... No tenemos ahora otra cosa que su voz.


HOMBRE DE SOMBRA: Pero ese alguien no es uno solo, ese alguien es todos nosotros.


PROFESORA: (con tono algo enfadado, o ya indisimuladamente inquieto) ¿Cree usted que puedo seguir una conversación con una voz que no sé de dónde llega, de la que no percibo ni veo el ser que la emite?


HOMBRE DE SOMBRA: Usted lo ha dicho: Sin el Sol, sin su luz, ahora sólo quedo yo; los pasillos de este colegio están en total oscuridad, las calles, su coche no encenderá, todo está roto en el mundo, nadie podrá volver a casa hoy... O quizá nunca... Y, volver, ¿para qué? Si no ver nada de lo que se conoce y ama, ¿vale de algo? Un jardín en la primavera pero en total oscuridad, ¿para qué? Acercarse a la orilla del mar, a gatas, sólo para sentir el agua, su espuma, y no poder ver el mar, ¿para qué?


PROFESORA: Está bien. ¿Puede hacer usted algo por nosotros, aparte de meternos más miedo?


HOMBRE DE SOMBRA: Puedo hacerlo; no se moleste, de verdad. Soy un hombre bueno. Sólo que, en fin, estoy de mal humor de normal y triste siempre, ¡y también es culpa de ustedes...!


PROFESORA: ¿Es usted un estado de ánimo colectivo, o algo así?


HOMBRE DE SOMBRA: … “o algo así...” Soy parte de vosotros, de vosotras, de todo lo que vive. Os contaré una historia sobre el miedo...


PROFESORA: Diga...


HOMBRE DE SOMBRA: La luz se fue por fin por todo el miedo que llena el mundo, miedo por todas partes, terror a todo. En este ambiente, alguien se coló, con facilidad, y se llevó hasta el Sol. Se llevó lo más preciado, porque no había una defensa segura de lo bello. El miedo, reunido, cobró miedo en sí mismo, y lo único que le quedó para salvarse de su temblor y su frío fue el Sol, y con él se marchó corriendo...


PROFESORA: ¿Quién se llevó el Sol? Y ¿cómo pedírselo de nuevo? Para recuperarlo y tornar a nuestras vidas. Prometemos ser mejores personas... Juramos con todas nuestras manos sobre la Biblia...


HOMBRE DE SOMBRA: Al Sol se lo llevaron varias situaciones. Situaciones que, como ladrillos o células vivas, han ido elevando a un gigante enloquecido, que es quien se nos robó la luz...

>>Situaciones como las siguientes: Hace tres días, Joaquín vio cómo unos amigos del barrio maltrataban a un gato en un descampado, le tiraron piedras y lo perseguían para pegarle con palos. Él siguió su camino y llegó a casa. Se sintió mal por no hacer nada, pero pronto olvidó el asunto. Eso elevó al gigante ladrón del Sol un centímetro.

>>Un hombre vio cómo otro hombre gritaba a una mujer en plena calle, la humillaba, incluso la amenazaba. Dijo para sí: Esto no va conmigo, apretó el paso, como todos los que asistieron a aquello y se alejó, dejando a la mujer sola ante su agresor. Eso puso un nervio más al cuerpo del siniestro gigante ladrón, medio litro más de sangre, cuatro centímetros de córnea a sus ojos...

>>Ese Frankenstein construido con piezas de miedo se fue construyendo con actos de gente en todo este mundo...

>>En un colegio, no diré el nombre, son muchos los centros de estudios en los que ocurre esto, en verdad, una niña era acosada por un grupo numeroso de compañeros de clase, en el recreo. Había niños que no veían bien eso, pero callaron, y cuando la niña contó al profesor lo ocurrido y el profesor pidió testigos, ellos siguieron callados. Así, el gigante de la vergüenza subió algo más en su altura hacia el cielo. Ya era un coloso.


PROFESORA: Le sigo. Y le entiendo... Y ¿qué hay de los jóvenes y adultos que sí intervienen y ayudan, que elevan su voz, que son justos?


HOMBRE DE SOMBRA: Esos, esas, son las que pueden revocar esta situación.


PROFESORA: ¿En qué forma?


HOMBRE DE SOMBRA: Ya lo están haciendo. Entendiendo lo que se ha narrado. Entendiendo qué significa lo ocurrido. Tanto los que dieron un paso por defenderse dignamente y defender a quienes estaban en inferioridad de condiciones, como los que guardaron silencio ante algo feo, ante algo que requería su voz.


PROFESORA: Le rogamos que hable con ese Señor, Voz misteriosa y bella, y nos devuelva nuestro preciado astro luminoso. Prometemos ser dignos de su luz.


HOMBRE DE SOMBRA: Ese ladrón, quien se llevó el Sol...


PROFESORA: Es Usted...


HOMBRE DE SOMBRA: Soy yo...


PROFESORA: Usted representa nuestro miedo, nuestra parte callada, esa habitación cerrada de ventanas y puerta con siete llaves, ese algo al que tenemos pavor de mostrarlo bajo el día, ¿no es cierto?


HOMBRE DE SOMBRA: Yo no debería existir. No me gusta mirar el mundo desde detras de los árboles, apostado tras muros, sin participar ni vivir; oculto en grutas de las altas montañas... Callado en las cabezas.

Y, por fin, adiós. Yo ya no estaré, porque ya he hablado...


(Vuelve la luz, ha vuelto a flotar su maravilla frágil el Sol en el firmamento. La profesora y los alumnos corren a mirar por las ventanas, todo es luz, todo es día; oportunidad...Regalo.)


PROFESORA: (recordando al Hombre de sombra) ¡Señor!


(sale hacia el pasillo)


PROFESORA: ¿Señor?


(el hombre de sombra ya no está, quizá ya no existe, al menos no se le siente. La profesora lo busca, como a una persona -qué tonta soy, piensa-, por cada rincón de la clase; no está, todo sigue igual en la clase. Sólo eso. ¡Y suficiente! : Los alumnos y ella.


PROFESORA: Niños (respira hondo, agacha la cabeza, la levanta y sonríe muy dichosamente), ¡ya ha vuelto la luz!


(los niños aplauden. Debe comenzar, entonces, in crescendo un fragmento de la canción de Mikel Laboa, y dejarla sonando mientras los niños aplauden y se les invita a bailar y a dejarse llevar por su felicidad...

La canción de Laboa dice que:


Si le hubiera cortado las alas

habría sido mío […]


Pero así,

habría dejado de ser pájaro.

Pero así,

habría dejado de ser pájaro.

Y yo...

yo lo que amaba era un pájaro.

Y yo...

yo lo que amaba era un pájaro. )



ELEMENTOS:


-Ropas antiguas de docente antiguo para la profesora o profesor.


-Sábana negra y mesa grande con micrófono y altavoces para que, bajo la mesa, hable el Hombre de sombra; antes de él, el Narrador.


-Canción de Mikel Laboa, poner en Youtube: "Txoria Txori" ("El pájaro es pájaro")

El ladrón del Sol

Obra de teatro para niños y jóvenes
Ángel Padilla
miércoles, 9 de octubre de 2019, 11:06 h (CET)


ElladrndelSolfoto


PERSONAJES


NARRADOR: Es el mismo que el Hombre de sombra, que estará apostado en algún lugar del aula donde no se le ve y habla con un micrófono, para que se oiga su voz en todo el aula. Aquí, imposta una voz de narrador de cuento infantil, engolado, arrastrando las palabras, misterioso, sencillo y contundente.


PROFESOR: Puede tratarse de un profesor o una profesora. El actor o actriz deberán vestir en forma de profesor de hace un siglo, con ropas antiguas, emulando una seriedad espartana y decente, como un profesor de hace un siglo que sale de un armario de esa época.


ADULTO NIÑO: Puede ser un señor de unos cuarenta años hacia arriba, mejor que sea fornido, voluminoso.


HOMBRE DE SOMBRA: Como se ha dicho, oculto tras una mesa cubierta con un mantel o tela negra, desde allí hablará.



[Lugar: un aula de colegio, con los alumnos ante sus mesas, de pronto se apaga la luz de la clase o se logra un ambiente brumoso, más oscuro según la edad de los alumnos, cuanto más mayores, mayor oscuridad. Los niños se asustarían si se cerrase toda luz, entonces a menor edad, sólo menos luz de la que había, para mostrar que la luminosidad ha bajado...]



NARRADOR: De pronto, así como dando un chasquido de dedos, la luz del día desapareció como si fuera eléctrica y alguien hubiera cerrado el interruptor, oscuridad, oscuridad, en todo el universo, en todo país, ciudad, casa. Todos corrieron a encender la luz allá donde estuvieran, interruptores, interruptores, mira a ver los plomos, nada, ni Sol en el cielo, que era todo negro en el mundo, ni luz eléctrica... Comenzaron a encender velas, por la tierra y sus países. No habiendo Sol en la Vía Láctea, la Tierra giraba lentamente como un planeta muerto...


(Entra el ADULTO NIÑO, que es alguien que pasaba por el pasillo de fuera de la clase)


ADULTO NIÑO: ¿Aquí también está oscuro?


PROFESORA: ¿Y allí fuera?


HOMBRE DE SOMBRA: Hay oscuridad en todo el mundo...


(Silencio. El adulto niño y la profesora, atentiendo a la voz, hacen como que buscan a ver de qué lugar de la penumbra, o la oscuridad, proviene, sin dar con nada).


PROFESORA: ¿Quién es USTED? (la voz de la docente es firme, levantada la cara, como hacia algún punto indefinido del aire de la clase)


HOMBRE DE SOMBRA: Por ahora no me presentaré. Sólo debéis saber que... ¡NUESTRO ASTRO REY YA NO ESTÁ EN EL CIELO!


ADULTO NIÑO: ¿Usted es un loco? Eso es imposible! ¡La hierba es verde por él! ¡La vaca, blanca! ¡La rosa amarilla, se ve rosa amarilla gracias al Sol!


HOMBRE DE SOMBRA: Asómense a la ventana...


(la profesora y el adulto niño se asoman)


PROFESORA: Es todo noche.


ADULTO NIÑO: No. No hay Sol. ¡Y a las 12 de la mañana! ¡Y ni luna! ¡Ni estrellas!


PROFESORA: Es todo el mundo total oscuridad...


HOMBRE DE SOMBRA: Me marcho por un rato, luego retorno... Ahora sonará alguien mejor que yo, mucho mejor...


(sonido de pasos alejándose, como pies calzados con tacón de hombre... con demasiado sonido; en verdad recuerda el sonido a los cascos de un caballo pasando...)



ADULTO NIÑO: ¡Marcho a casa! ¡He de ver cómo está mi familia, mis hijos! ¡Esto es el fin de todo! ¡Encima nos hablan voces desde estas sombras! ¡Si no veo la cara de mis hijos, cómo lograré reconocerlos!


PROFESORA: ¡Calma! ¡Márchese si quiere! ¡Nada hay sin explicación en esta vida! ¡Su terror no nos ayuda!


ADULTO NIÑO: ¡Adiós!


PROFESORA: (haciendo un gesto de burla hacia el hombre con la mano) ¡Adiós, pues! ¡Nosotros desentrañaremos el enigma!


(la profesora se sienta ante su mesa, apoya la cara en las manos, gime un poco y se seca lágrimas de los ojos, intentando que los alumnos no noten su fragilidad, su miedo...)


Entonces:

Suena la canción de Mikel Laboa, “Txoria Txori”, un canto que habla de que los pájaros no se encierran en jaulas, ni a nada que quiera volar se le cortan las alas...


(Terminada la canción, o un fragmento de ella, habla el Hombre de sombra)


HOMBRE DE SOMBRA: El Sol no está porque alguien lo robó.


PROFESORA: Diga (inspira y suspira intensamente), diga usted lo suyo... No tenemos ahora otra cosa que su voz.


HOMBRE DE SOMBRA: Pero ese alguien no es uno solo, ese alguien es todos nosotros.


PROFESORA: (con tono algo enfadado, o ya indisimuladamente inquieto) ¿Cree usted que puedo seguir una conversación con una voz que no sé de dónde llega, de la que no percibo ni veo el ser que la emite?


HOMBRE DE SOMBRA: Usted lo ha dicho: Sin el Sol, sin su luz, ahora sólo quedo yo; los pasillos de este colegio están en total oscuridad, las calles, su coche no encenderá, todo está roto en el mundo, nadie podrá volver a casa hoy... O quizá nunca... Y, volver, ¿para qué? Si no ver nada de lo que se conoce y ama, ¿vale de algo? Un jardín en la primavera pero en total oscuridad, ¿para qué? Acercarse a la orilla del mar, a gatas, sólo para sentir el agua, su espuma, y no poder ver el mar, ¿para qué?


PROFESORA: Está bien. ¿Puede hacer usted algo por nosotros, aparte de meternos más miedo?


HOMBRE DE SOMBRA: Puedo hacerlo; no se moleste, de verdad. Soy un hombre bueno. Sólo que, en fin, estoy de mal humor de normal y triste siempre, ¡y también es culpa de ustedes...!


PROFESORA: ¿Es usted un estado de ánimo colectivo, o algo así?


HOMBRE DE SOMBRA: … “o algo así...” Soy parte de vosotros, de vosotras, de todo lo que vive. Os contaré una historia sobre el miedo...


PROFESORA: Diga...


HOMBRE DE SOMBRA: La luz se fue por fin por todo el miedo que llena el mundo, miedo por todas partes, terror a todo. En este ambiente, alguien se coló, con facilidad, y se llevó hasta el Sol. Se llevó lo más preciado, porque no había una defensa segura de lo bello. El miedo, reunido, cobró miedo en sí mismo, y lo único que le quedó para salvarse de su temblor y su frío fue el Sol, y con él se marchó corriendo...


PROFESORA: ¿Quién se llevó el Sol? Y ¿cómo pedírselo de nuevo? Para recuperarlo y tornar a nuestras vidas. Prometemos ser mejores personas... Juramos con todas nuestras manos sobre la Biblia...


HOMBRE DE SOMBRA: Al Sol se lo llevaron varias situaciones. Situaciones que, como ladrillos o células vivas, han ido elevando a un gigante enloquecido, que es quien se nos robó la luz...

>>Situaciones como las siguientes: Hace tres días, Joaquín vio cómo unos amigos del barrio maltrataban a un gato en un descampado, le tiraron piedras y lo perseguían para pegarle con palos. Él siguió su camino y llegó a casa. Se sintió mal por no hacer nada, pero pronto olvidó el asunto. Eso elevó al gigante ladrón del Sol un centímetro.

>>Un hombre vio cómo otro hombre gritaba a una mujer en plena calle, la humillaba, incluso la amenazaba. Dijo para sí: Esto no va conmigo, apretó el paso, como todos los que asistieron a aquello y se alejó, dejando a la mujer sola ante su agresor. Eso puso un nervio más al cuerpo del siniestro gigante ladrón, medio litro más de sangre, cuatro centímetros de córnea a sus ojos...

>>Ese Frankenstein construido con piezas de miedo se fue construyendo con actos de gente en todo este mundo...

>>En un colegio, no diré el nombre, son muchos los centros de estudios en los que ocurre esto, en verdad, una niña era acosada por un grupo numeroso de compañeros de clase, en el recreo. Había niños que no veían bien eso, pero callaron, y cuando la niña contó al profesor lo ocurrido y el profesor pidió testigos, ellos siguieron callados. Así, el gigante de la vergüenza subió algo más en su altura hacia el cielo. Ya era un coloso.


PROFESORA: Le sigo. Y le entiendo... Y ¿qué hay de los jóvenes y adultos que sí intervienen y ayudan, que elevan su voz, que son justos?


HOMBRE DE SOMBRA: Esos, esas, son las que pueden revocar esta situación.


PROFESORA: ¿En qué forma?


HOMBRE DE SOMBRA: Ya lo están haciendo. Entendiendo lo que se ha narrado. Entendiendo qué significa lo ocurrido. Tanto los que dieron un paso por defenderse dignamente y defender a quienes estaban en inferioridad de condiciones, como los que guardaron silencio ante algo feo, ante algo que requería su voz.


PROFESORA: Le rogamos que hable con ese Señor, Voz misteriosa y bella, y nos devuelva nuestro preciado astro luminoso. Prometemos ser dignos de su luz.


HOMBRE DE SOMBRA: Ese ladrón, quien se llevó el Sol...


PROFESORA: Es Usted...


HOMBRE DE SOMBRA: Soy yo...


PROFESORA: Usted representa nuestro miedo, nuestra parte callada, esa habitación cerrada de ventanas y puerta con siete llaves, ese algo al que tenemos pavor de mostrarlo bajo el día, ¿no es cierto?


HOMBRE DE SOMBRA: Yo no debería existir. No me gusta mirar el mundo desde detras de los árboles, apostado tras muros, sin participar ni vivir; oculto en grutas de las altas montañas... Callado en las cabezas.

Y, por fin, adiós. Yo ya no estaré, porque ya he hablado...


(Vuelve la luz, ha vuelto a flotar su maravilla frágil el Sol en el firmamento. La profesora y los alumnos corren a mirar por las ventanas, todo es luz, todo es día; oportunidad...Regalo.)


PROFESORA: (recordando al Hombre de sombra) ¡Señor!


(sale hacia el pasillo)


PROFESORA: ¿Señor?


(el hombre de sombra ya no está, quizá ya no existe, al menos no se le siente. La profesora lo busca, como a una persona -qué tonta soy, piensa-, por cada rincón de la clase; no está, todo sigue igual en la clase. Sólo eso. ¡Y suficiente! : Los alumnos y ella.


PROFESORA: Niños (respira hondo, agacha la cabeza, la levanta y sonríe muy dichosamente), ¡ya ha vuelto la luz!


(los niños aplauden. Debe comenzar, entonces, in crescendo un fragmento de la canción de Mikel Laboa, y dejarla sonando mientras los niños aplauden y se les invita a bailar y a dejarse llevar por su felicidad...

La canción de Laboa dice que:


Si le hubiera cortado las alas

habría sido mío […]


Pero así,

habría dejado de ser pájaro.

Pero así,

habría dejado de ser pájaro.

Y yo...

yo lo que amaba era un pájaro.

Y yo...

yo lo que amaba era un pájaro. )



ELEMENTOS:


-Ropas antiguas de docente antiguo para la profesora o profesor.


-Sábana negra y mesa grande con micrófono y altavoces para que, bajo la mesa, hable el Hombre de sombra; antes de él, el Narrador.


-Canción de Mikel Laboa, poner en Youtube: "Txoria Txori" ("El pájaro es pájaro")

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