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Paparazzis

Eduardo Cassano
Eduardo Cassano
sábado, 26 de agosto de 2006, 00:17 h (CET)
En el mundo del corazón es frecuente confundir el derecho a la información con el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, garantizado en el Art. 18 de la Constitución Española.

Mientras la prensa rosa se gana la vida ¿informando?, los famosos que aparecen en las revistas –a veces cobrando exclusivas por ello- sufren el acoso de unos periodistas que viven en la precariedad y cumplen con las restrictivas órdenes de los responsables de las agencias de noticias del corazón.

Pero cabría hacerse dos preguntas antes de continuar: ¿Qué es la información? Y ¿Cuándo empieza y termina el derecho a la intimidad?

Mientras los tertulianos de los programas del corazón, presionados por los índices de audiencia, aseguran que ofrecen lo que el público demanda, un buen sector del mismo afirma que, a ciertas horas, si uno decide ver la televisión no encuentra otra cosa mejor.

Ante al derecho de la intimidad, según muchos de los periodistas del corazón, prevalece el derecho a la información y su obligación es informar. Y una vez llegados aquí, no importa cómo ni cuándo, y a veces ni siquiera hace falta un por qué… todo vale. Así pues, es habitual observar a ¿periodistas? en la puerta de las casas de muchos famosos, esperando a que salgan para conseguir imágenes y una declaración sobre una supuesta noticia –muchas veces más que intrascendente para la opinión pública-, o de lo contrario empiezan las persecuciones para registrar la ficha de entradas y salidas que enviar a la agencia.

En una de esas persecuciones, concretamente a Gonzalo Miró –novio de Eugenia Martínez de Irujo-, dos paparazzis tuvieron un grave accidente al estrellar su coche contra un árbol cuando perseguían a una persona, mientras que Gonzalo huía de la cárcel en la que –en ocasiones- se ha convertido su libertad.

Hace un mes, un juez de Sevilla criticó este tipo de actuaciones por parte de los reporteros de la prensa rosa, y la agencia Korpa fue condenada a indemnizar a la familia de Ana Belén García, que murió en un accidente de tráfico dentro del horario laboral. _*En el recuerdo queda también la muerte de Lady Di, en la que unos paparazzis estuvieron involucrados en el accidente de París, aunque finalmente fueron absueltos.

No es normal que una persona sufra el acoso diario por el mero hecho de haber cobrado una exclusiva alguna vez. Cada uno es dueño de su vida, decide libre y voluntariamente cobrar por lo que crea necesario, incluso para hablar. De ello viven muchas revistas y programas del corazón, pero cuando alguien se niega a seguir en el juego, basta un rumor para desprestigiar de por vida a una persona.

Alguien debería hacer algo, y cuanto antes mejor. Es posible que en el próximo accidente haya víctimas… ¿y entonces qué?

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