Ya les gustaría a muchos que se
fuese, principalmente a los voceros que asoman de cuando en vez desde el
pequeño país. Enemigos íntimos que desean el adiós del preparador de Setúbal para
sacarse un peso de encima, el incordio más grande que ha tenido el aclamado
mejor equipo de la historia. Sin embargo el enemigo también está en casa, en la
propia capital. Grupos mediáticos cegados por sus intereses y apoltronados en
sus trincheras apuntan sin cesar sobre la cabeza del técnico portugués que para
ellos, rumores son rumores, vive sus últimas semanas en el Real Madrid. Quién sabe.
José Mourinho en rueda de prensa.
Blanco o negro. Desde que José Mourinho aterrizó el 31 de
mayo del 2010 en el Real Madrid ha tenido seguidores pero también numerosos detractores.
Con ‘Mou’ no existe el término medio donde dicen que se aloja la virtud, no
existe el gris. O estás con él o contra él. Pero nadie puede reprochar el gran
trabajo y la profesionalidad de este entrenador que ha vuelto a colocar al Real
en el lugar que se merece en Europa, con tres semifinales consecutivas, y a la
altura del mejor Barça en la competición doméstica.
Una Liga de récord, una Copa -igual dos- y una Supercopa
parece poco bagaje para un equipo confeccionado para levantar la Décima. Pero los
madridistas se olvidan que hace unos años era prácticamente imposible pasar de
cuartos en Europa y, lo que más duele, en Alcorcón o Irún guardan como oro en
paño catástrofes coperas escritas por los de blanco.
Noches como los de ayer en el Bernabéu sólo se pueden llegar
a vivir con un gran esfuerzo y trabajo previo. Horas de entrenamiento y
preparación para luchar por tus objetivos. En la vida, como en el deporte nadie
te regala nada por lo que el madridismo lejos de disgustarse debe levantarse.
El proyecto está en curso y lejos de darle fin, el socio madridista debe recordarle
a su presidente que se ha encontrado el camino correcto. “Señorío es morir en
el campo”. Por todo eso, Mourinho quédate.
Ya les gustaría a muchos que se
fuese, principalmente a los voceros que asoman de cuando en vez desde el
pequeño país. Enemigos íntimos que desean el adiós del preparador de Setúbal para
sacarse un peso de encima, el incordio más grande que ha tenido el aclamado
mejor equipo de la historia. Sin embargo el enemigo también está en casa, en la
propia capital. Grupos mediáticos cegados por sus intereses y apoltronados en
sus trincheras apuntan sin cesar sobre la cabeza del técnico portugués que para
ellos, rumores son rumores, vive sus últimas semanas en el Real Madrid. Quién sabe.
José Mourinho en rueda de prensa.
Blanco o negro. Desde que José Mourinho aterrizó el 31 de
mayo del 2010 en el Real Madrid ha tenido seguidores pero también numerosos detractores.
Con ‘Mou’ no existe el término medio donde dicen que se aloja la virtud, no
existe el gris. O estás con él o contra él. Pero nadie puede reprochar el gran
trabajo y la profesionalidad de este entrenador que ha vuelto a colocar al Real
en el lugar que se merece en Europa, con tres semifinales consecutivas, y a la
altura del mejor Barça en la competición doméstica.
Una Liga de récord, una Copa -igual dos- y una Supercopa
parece poco bagaje para un equipo confeccionado para levantar la Décima. Pero los
madridistas se olvidan que hace unos años era prácticamente imposible pasar de
cuartos en Europa y, lo que más duele, en Alcorcón o Irún guardan como oro en
paño catástrofes coperas escritas por los de blanco.
Noches como los de ayer en el Bernabéu sólo se pueden llegar
a vivir con un gran esfuerzo y trabajo previo. Horas de entrenamiento y
preparación para luchar por tus objetivos. En la vida, como en el deporte nadie
te regala nada por lo que el madridismo lejos de disgustarse debe levantarse.
El proyecto está en curso y lejos de darle fin, el socio madridista debe recordarle
a su presidente que se ha encontrado el camino correcto. “Señorío es morir en
el campo”. Por todo eso, Mourinho quédate.
Hay muchas formas de identificar a los acosadores en el entorno escolar, si la dirección y coordinación realmente prestan atención a sus alumnos podrán notar los cambios de comportamiento de algunos alumnos hacia ciertos profesores. Los acosadores suelen dejar huellas y pueden ser rastreados en el entorno escolar.
Los cimientos del posmodernismo se tambalearon en la edición más convulsa y polémica que se recuerda en toda la historia de Eurovisión. Todo el agitpro de Occidente dirigió sus esfuerzos a cancelar a Israel, ese pequeño oasis capitalista que aún pervive en Oriente Medio y trata de sojuzgar a la Palestina dominada por la organización terrorista Hamas.
Un error flagrante que se ha cometido en los sistemas de enseñanza-aprendizaje es el de haber sustituido al profesor por el alumno en el epicentro protagónico de dichos ámbitos. El pretender resarcir al docente de su ostracismo no ha de implicar perjuicio ninguno para el educando, el cual se vería aupado, de este modo, a un mayor privilegio, toda vez que dispondría, así, de verdaderos referentes en su proceso de formación.