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Reyes, dioses, astros del balón, pero también en muchos casos ególatras, individualistas y prepotentes. Todos, calificativos para describir a los genios del esférico que partido tras partido no dejan títere con cabeza y asolan al rival mostrando su mejor versión

Los reinados del nombre propio

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Fútbol, baloncesto, balonmano, en todos los deportes de equipo siempre hay alguien que lleva la voz cantante, pero si notamos una diferencia todavía mayor sí que es verdad que es en el mundo del deporte rey. Por morbo, por dinero o por traspasar fronteras, las razones son diversas, pero para todos nombres como Cristiano Ronaldo, Lionel Messi o Radamel Falcao resuenan más a nivel internacional que los cracks del basket nacional.

Hablar por ejemplo de estos tres son palabras mayores. Siempre están en el punto de mira, conviven con la presión y disfrutan de ella.

Las hegemonías de los clubes siempre vienen marcadas por grandes estrellas. No sé por qué ahora estamos tan empeñados en poner etiquetas a todo y bombardear día a día con titulares de Cristianodependencia o Messidependencia. Si me pagaran cinco céntimos por cada vez que lo he escuchado o leído en estos últimos meses ya podría abrir una cuenta de esas maravillosas que no te cobran comisiones “por nada”.

Es de locos. Quién no asocia el nombre de Raúl o Di Stéfano con su pasado blanco o el de Cruijff con el FC Barcelona. Y todo esto poniendo un mínimo ejemplo y centrado en nuestra Liga. Estos hombres marcaron un antes y un después en sus equipos. Y fueron y en muchos casos siguen siendo, una seña de identidad del club de sus amores. Su gracia y desparpajo con el balón se veía en el terreno de juego, se hacía eco en los tabloides, pero no se estaba machacando continuamente con que si se lesionan o dejan el equipo en algún momento, se pondría fin a los buenos resultados acumulados.

Y a los hechos me remito. Casillas, completamente recuperado de su lesión, sigue sentado en el banquillo viendo desde la barrera como Diego López cada vez más se aferra a la portería blanca. No hay duda de que es una pena “desperdiciar” así el don de Iker, pero a la vista está que nadie es imprescindible. Y que costará más o menos, pero talentos y promesas del fútbol hay más de una. Solo hay que tentarlas con un suculento cheque cargado de ceros.

Que Messi, Falcao o Cristiano son claves para sus equipos es cierto, sería una bobada negarlo. Pero ese es su trabajo y cobran muy bien por ello, qué menos que cumplir. Ahora bien, también son quien son y despliegan su mejor versión gracias al resto de sus compañeros que, si cabe, todavía les hacen más grandes.

Por favor, aunque solo sea en beneficio del periodismo, dejemos de lado esas absurdas terminologías y disfrutemos del espectáculo sin etiquetas.

Los reinados del nombre propio

Reyes, dioses, astros del balón, pero también en muchos casos ególatras, individualistas y prepotentes. Todos, calificativos para describir a los genios del esférico que partido tras partido no dejan títere con cabeza y asolan al rival mostrando su mejor versión
Lara Franco Andrés
martes, 16 de abril de 2013, 07:46 h (CET)
Fútbol, baloncesto, balonmano, en todos los deportes de equipo siempre hay alguien que lleva la voz cantante, pero si notamos una diferencia todavía mayor sí que es verdad que es en el mundo del deporte rey. Por morbo, por dinero o por traspasar fronteras, las razones son diversas, pero para todos nombres como Cristiano Ronaldo, Lionel Messi o Radamel Falcao resuenan más a nivel internacional que los cracks del basket nacional.

Hablar por ejemplo de estos tres son palabras mayores. Siempre están en el punto de mira, conviven con la presión y disfrutan de ella.

Las hegemonías de los clubes siempre vienen marcadas por grandes estrellas. No sé por qué ahora estamos tan empeñados en poner etiquetas a todo y bombardear día a día con titulares de Cristianodependencia o Messidependencia. Si me pagaran cinco céntimos por cada vez que lo he escuchado o leído en estos últimos meses ya podría abrir una cuenta de esas maravillosas que no te cobran comisiones “por nada”.

Es de locos. Quién no asocia el nombre de Raúl o Di Stéfano con su pasado blanco o el de Cruijff con el FC Barcelona. Y todo esto poniendo un mínimo ejemplo y centrado en nuestra Liga. Estos hombres marcaron un antes y un después en sus equipos. Y fueron y en muchos casos siguen siendo, una seña de identidad del club de sus amores. Su gracia y desparpajo con el balón se veía en el terreno de juego, se hacía eco en los tabloides, pero no se estaba machacando continuamente con que si se lesionan o dejan el equipo en algún momento, se pondría fin a los buenos resultados acumulados.

Y a los hechos me remito. Casillas, completamente recuperado de su lesión, sigue sentado en el banquillo viendo desde la barrera como Diego López cada vez más se aferra a la portería blanca. No hay duda de que es una pena “desperdiciar” así el don de Iker, pero a la vista está que nadie es imprescindible. Y que costará más o menos, pero talentos y promesas del fútbol hay más de una. Solo hay que tentarlas con un suculento cheque cargado de ceros.

Que Messi, Falcao o Cristiano son claves para sus equipos es cierto, sería una bobada negarlo. Pero ese es su trabajo y cobran muy bien por ello, qué menos que cumplir. Ahora bien, también son quien son y despliegan su mejor versión gracias al resto de sus compañeros que, si cabe, todavía les hacen más grandes.

Por favor, aunque solo sea en beneficio del periodismo, dejemos de lado esas absurdas terminologías y disfrutemos del espectáculo sin etiquetas.

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