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Argumentos y no descalificaciones es lo que les pedimos a todos estos adoctrinados del bakunismo

Ladran el poeta y su jauría feminista, ¡luego cabalgo!

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Es evidente que el acudir al recurso fácil de aquellos que no tienen argumentos con los que rebatir a su adversario de intentar desviar la atención del verdadero tema que se debate, en dudar de las aptitudes del adversario con el que se debate o el utilizar el insulto directo, en lugar de la ironía, o esta pretendida superioridad que se atribuye un señor por el simple hecho de ser un poeta, ya no vale, está, cómo diríamos, “demodé” y, por supuesto, podrá servir para aquellos lectores incapaces de seguir un razonamiento, cerrados en un adoctrinamiento sectario o tan obtusos de mente que lo único que llegan a asimilar es el insulto fácil, la broma hortera o, como ha recurrido usted, a intentar jugar con las letras de mi apellido para, a falta de mejores armas con las que rebatirme, pretender irritarme, en un intento baldío, con tan infantil recurso.


Mire usted, don Ángel, a pesar de que alguna de sus defensoras argumenta, falsamente, que yo me he metido con su poesía, es evidente que no lo he hecho ni, por supuesto, pienso hacerlo porque ni me corresponde ni, evidentemente, me interesan un pito sus facultades como poeta. Lo que no voy a admitir es que pretenda ponerse en un plano de superioridad en cuanto a otras facetas de la cultura como, por ejemplo, la política. Ustedes, los adoctrinados por el anarquismo (no me diga usted que sus inclinaciones políticas no están fundadas en las doctrinas sociales de Bakunin, porque no me lo iba a creer) me recuerdan a aquel personaje de la Matamorfosis de Kafka, aquel infeliz, Gregorio Samsa, después de una noche de verdadera pesadilla se ve convertido en un monstruoso insecto. En el caso de los comunistas, anarquistas o progres antisistema lo único que les preocupa, contra lo que luchan y es inútil de que se intente reflexionar o argumentar con ellos es aquello que machaconamente se les ha ido predicando, que consiste, básicamente en la lucha con un capitalismo que ellos califican de malo, el tachar a cualquiera que no comulgue con sus ideas de fascista, franquista, machista, nazi y opresores de la clase obrera. En cuanto de les saca de estos tópicos ya se pierden. Por eso, sus amigos de la Memoria Histórica intentan por todos los medios escribir lo que fue la II República de 1931, como una república democrática y no, como sucedió, un gobierno débil que se dejó arrastrar por los desmanes del Frente Popular y de sindicatos, como la CNT y la FAI, cuyas tropelías, asesinatos y torturas causaron el pánico en la sociedad de aquellos tiempos. Y no intenten venderme algo distinto porque nadie tiene que contarme todo lo que muchos vivimos.


La verdad es que me he pasado un buen rato con esta polémica y que les agradezco, tanto a Ud. como a las plañideras feministas que han salido en su apoyo, el que me hayan ayudado a mantenerme en la idea que siempre he tenido del comunismo o el anarquismo, una de las plagas que siempre han intentado acabar con España pero que, hasta ahora nunca lo han conseguido. Siento decirlo, esperaba más de usted y de su pretendida cultura política que, por lo visto no alcanza más que a las estrechas miras del más retrógrado comunismo anarquista que, para desgracia de la humanidad, todavía tenemos que soportar. ¡Ah! Me alegro que me haya rectificado en cuanto al concepto de “colega”, no porque me arrepienta de haber tenido el buen gusto de dirigirme a alguien con el que no me une nada, de una forma cortés, sino por constatar esta mala educación de quienes se ven constreñidos a presumir de ella para afirmarse en su condición de miembro del proletariado.


En algo si debo reconocer que me ha decepcionado, y ha sido en no haber sido lo suficientemente valiente o, si lo prefiere, autosuficiente para defenderse por sí solo y haber tenido que recurrir a estas feministas que le “adoran” para añadir más insultos a los que ud. ha sido tan amable de dedicarme. Aquí sólo cabe una frase: “sólo ofende el que puede y no el que quiere” y, en este caso, lo siento por ustedes, los anarquistas, aunque es evidente que lo han intentado, lo cierto es que no lo han conseguido por mucho que, evidentemente, lo han intentado por todos los medios a su alcance.

Con esta corta reflexión doy por finalizado, por ahora, este debate, para no convertir esta discusión en un folletín inacabable, que llegue a aburrir a los lectores con nuevas repeticiones de lo que ya ha quedado ampliamente debatido.

Ladran el poeta y su jauría feminista, ¡luego cabalgo!

Argumentos y no descalificaciones es lo que les pedimos a todos estos adoctrinados del bakunismo
Miguel Massanet
domingo, 31 de marzo de 2019, 10:04 h (CET)

Es evidente que el acudir al recurso fácil de aquellos que no tienen argumentos con los que rebatir a su adversario de intentar desviar la atención del verdadero tema que se debate, en dudar de las aptitudes del adversario con el que se debate o el utilizar el insulto directo, en lugar de la ironía, o esta pretendida superioridad que se atribuye un señor por el simple hecho de ser un poeta, ya no vale, está, cómo diríamos, “demodé” y, por supuesto, podrá servir para aquellos lectores incapaces de seguir un razonamiento, cerrados en un adoctrinamiento sectario o tan obtusos de mente que lo único que llegan a asimilar es el insulto fácil, la broma hortera o, como ha recurrido usted, a intentar jugar con las letras de mi apellido para, a falta de mejores armas con las que rebatirme, pretender irritarme, en un intento baldío, con tan infantil recurso.


Mire usted, don Ángel, a pesar de que alguna de sus defensoras argumenta, falsamente, que yo me he metido con su poesía, es evidente que no lo he hecho ni, por supuesto, pienso hacerlo porque ni me corresponde ni, evidentemente, me interesan un pito sus facultades como poeta. Lo que no voy a admitir es que pretenda ponerse en un plano de superioridad en cuanto a otras facetas de la cultura como, por ejemplo, la política. Ustedes, los adoctrinados por el anarquismo (no me diga usted que sus inclinaciones políticas no están fundadas en las doctrinas sociales de Bakunin, porque no me lo iba a creer) me recuerdan a aquel personaje de la Matamorfosis de Kafka, aquel infeliz, Gregorio Samsa, después de una noche de verdadera pesadilla se ve convertido en un monstruoso insecto. En el caso de los comunistas, anarquistas o progres antisistema lo único que les preocupa, contra lo que luchan y es inútil de que se intente reflexionar o argumentar con ellos es aquello que machaconamente se les ha ido predicando, que consiste, básicamente en la lucha con un capitalismo que ellos califican de malo, el tachar a cualquiera que no comulgue con sus ideas de fascista, franquista, machista, nazi y opresores de la clase obrera. En cuanto de les saca de estos tópicos ya se pierden. Por eso, sus amigos de la Memoria Histórica intentan por todos los medios escribir lo que fue la II República de 1931, como una república democrática y no, como sucedió, un gobierno débil que se dejó arrastrar por los desmanes del Frente Popular y de sindicatos, como la CNT y la FAI, cuyas tropelías, asesinatos y torturas causaron el pánico en la sociedad de aquellos tiempos. Y no intenten venderme algo distinto porque nadie tiene que contarme todo lo que muchos vivimos.


La verdad es que me he pasado un buen rato con esta polémica y que les agradezco, tanto a Ud. como a las plañideras feministas que han salido en su apoyo, el que me hayan ayudado a mantenerme en la idea que siempre he tenido del comunismo o el anarquismo, una de las plagas que siempre han intentado acabar con España pero que, hasta ahora nunca lo han conseguido. Siento decirlo, esperaba más de usted y de su pretendida cultura política que, por lo visto no alcanza más que a las estrechas miras del más retrógrado comunismo anarquista que, para desgracia de la humanidad, todavía tenemos que soportar. ¡Ah! Me alegro que me haya rectificado en cuanto al concepto de “colega”, no porque me arrepienta de haber tenido el buen gusto de dirigirme a alguien con el que no me une nada, de una forma cortés, sino por constatar esta mala educación de quienes se ven constreñidos a presumir de ella para afirmarse en su condición de miembro del proletariado.


En algo si debo reconocer que me ha decepcionado, y ha sido en no haber sido lo suficientemente valiente o, si lo prefiere, autosuficiente para defenderse por sí solo y haber tenido que recurrir a estas feministas que le “adoran” para añadir más insultos a los que ud. ha sido tan amable de dedicarme. Aquí sólo cabe una frase: “sólo ofende el que puede y no el que quiere” y, en este caso, lo siento por ustedes, los anarquistas, aunque es evidente que lo han intentado, lo cierto es que no lo han conseguido por mucho que, evidentemente, lo han intentado por todos los medios a su alcance.

Con esta corta reflexión doy por finalizado, por ahora, este debate, para no convertir esta discusión en un folletín inacabable, que llegue a aburrir a los lectores con nuevas repeticiones de lo que ya ha quedado ampliamente debatido.

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