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La invasión de garrapatas activistas, que han ocupado nuestra nación, amenaza con infectar la política nacional

De fuera vendrá quien de casa te echará

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Con la aparición en España del fenómeno Podemos se volvió a abrir en nuestra nación una época, que la mayoría de españoles daba por superada y felizmente olvidada. Pero no pensemos que vinieron solos, que son los únicos que se han instalado en nuestro país con ánimo de inmiscuirse en nuestras cosas, en nuestra política, en nuestras formas de entender las funciones de nuestro gobierno o incluso en la manera de aplicar nuestro modo de valorar las necesidades sociales que afectan a nuestros conciudadanos y la forma correcta de aplicar las medidas precisas para, de acuerdo con los medios de que se dispone en cada momento, poder intentar atenderlas y solucionarlas, en la medida de lo posible.


Por eso nos sentimos molestos, nos importuna y nos despierta un sentimiento de repulsa el que, desde fuera, acogiéndose a nuestra hospitalidad, sin que nadie le pidiera que viniera a enmendar la plana a nuestro sistema político y al tipo de gobierno que los ciudadanos españoles, legítimamente y de acuerdo con las normas de nuestra Constitución, elegimos libremente como gestor de las necesidades de todos los españoles; nos vengan a enmendar la plana como si estuvieran en condiciones de dar lecciones de democracia. Es evidente que en unos momentos en los que España está sufriendo los embates de una de sus autonomías, empeñada en conseguir lo que nunca antes había sucedido, aunque sí hubo intentonas similares: la separación de una parte del territorio nacional, que ya venía gozando de unas libertades, unas transferencias y un amplio autogobierno superior, incluso, al que tienen los länders alemanes dentro de un régimen federal.


La señora Lucía Caram, (me cuesta creer que un personaje tan agresivo, deslenguado, entrometido y peronista, pueda identificarse con una sierva del Señor, de una orden contemplativa), que nos llegó desde Tucumán (Argentina), un lugar donde, con toda seguridad, su presencia y apoyo era más necesaria y su ayuda más apreciada, dada la extrema pobreza que existe en aquella nación americana, víctima de años del peronismo de los esposos Kirchner que, con tan poca fortuna, durante los periodos que estuvieron al frente del país, gestionaron los intereses de la Argentina hasta que consiguieron llevarla a una situación insostenible que ahora, el presidente señor Macri, con gran esfuerzo por su parte, intenta superar con políticas más apropiadas, realistas, sensatas y eficaces. Esta señora no se conformó con que se le permitiera instalarse en nuestro país sino que, aprovechándose de la democracia de la que gozamos, se permitió entrometerse en el espinoso tema catalán, cuando ya hubo conseguido la ayuda de los joyeros Tous, que creyeron en su faceta de luchadora contra la pobreza y la incluyeron en su fundación ignorando que, bajo aquella capa de religiosidad, se ocultaba una activista peronista de ideas avanzadas y maneras desabridas, que no se conformaría con su faceta de buena samaritana sino que, como los Hyde y Jerkill de la obra de Stevenson, tiene una doble faceta que, los Tous, no supieron descubrir hasta que sufrieron las consecuencias de su candidez cuando ya la tenían metida en su organización.


Como todos los librepensadores comunistas esta señora no sabe encajar las críticas de quienes no están dispuestos a que, una monja entrometida, venga a dar lecciones, en España, de cómo debemos comportarnos, que tipo de país queremos para vivir y qué forma de gobierno deseamos que dirija los destinos de nuestra nación. Ella fue la que se confabuló para evitar que los Tous despidieran a la periodista, alma de la revolución catalana y fanática de la independencia de Cataluña, Pilar Rahola, una separatista irredenta que, a través de sus artículos en La Vanguardia, se viene caracterizando por sus artículos incendiarios, donde no deja títere con cabeza, eso sí, siempre a favor del bando independentista sea verdad o mentira, da lo mismo, aquello que intenta defender. En el mismo lote estaba la esposa del señor Mas, la señora Helena Rakosnik, ambas pertenecientes, como patronas, a la fundación Rosa Oriol de los joyeros manresanos, señores Tous.


Recientemente, la monja Caram (no sabemos lo que pensarán de ella en el Vaticano) ha sido objeto de una crítica en el diario digital Crónica Global, lo que dio motivo a que la enfurecida monja perdiera los papeles, entrara en modo agresivo y se despachara a gusto contra dicho medio, pretendiendo que sus lectores boicotearon la compra de los ejemplares que publicara. Fue evidente que, cuando los independentistas intentaron declarar la república catalana y se produjo la gran espantada de empresas que trasladaron su sede social fuera de Cataluña, los Tous se sintieron muy incómodos teniendo en su fundación a tres personajes tan involucrados en el nacionalismo extremo catalán y pretendieron, alegando la necesidad de renovar los colaboradores de la fundación, despedir a Rahola y Rakosnik. La reacción de la monja Caram fue fulminante, cancelando por su cuenta la reunión en la que se debía cesar a ambas mujeres, impidiendo que se llevara a cabo el cese previsto. Es evidente que hay personas a las que se les debiera invitar a que abandonaran el suelo español y, como destino ideal para que pudieran ir a desempeñar su labor humanitaria, se les debería recomendar que fueran a Venezuela donde el gran Maduro seguramente las recibiría con todos los honores.


Verán, nosotros también tendríamos a algunos de estos “salva patrias” del catalanismo, a los que propondríamos para que fueran incluidos en la lista negra de los españoles que se sienten patriotas y que sufren pacientemente los embates de unos que se han creído que Cataluña es de su propiedad, intentando imponer a más del 50% de catalanes que no comparten sus ideas, sus modos absolutistas. Vean por ejemplo al este artista, Juanjo Puigcorbé que dice: “Nosotros somos una sociedad progresista y avanzada que no tiene que estar sujeta a algo que se creó en el franquismo, que está atado y bien atado y que es difícil de romper” y esto, señores lo dice un señor que dice pertenecer al mundo de la cultura. Hablar de que la unidad de España es un invento del franquismo es tanto como demostrar que sus conocimientos de historia no pasan de los de un niño de parvulario. El tachar, como parece indicar este fatuo comediante, al resto de los españoles, como si estuvieran a un nivel inferior al de los catalanes, no es más que un ramalazo de nazismo que pudiera hacer pensar que serían capaces, en un momento determinado, de tener pensamientos de tipo chauvinista respecto a los españoles que residen en Cataluña.


La señora Caram tampoco se queda atrás cuando propone que Cataluña, como si España fuera una de las repúblicas bananeras del sur de América, si fuera independientes sería “un país libre, soberano, e independiente”; lo que se olvidan de decir es lo que haría fuera de la UE; como se financiaría si todas las agencias de rating tiene calificada su deuda como “deuda basura”; de dónde sacarían el dinero para pagar las pensiones cuando ahora tienen que recurrir a préstamos del Estado a través del FLA para poder pagar a las farmacias y demás proveedores. ¡Ah! Pero Puigcorbé seguramente tiene profundos conocimientos de economía y la Caram tiene vastas sapiencias en adivinación. Pero no dejen que nos quedemos sin los “sabios” consejos de esta periodista que, llegada su madurez, parece que se le han despertado sus demonios personales y no se corta un ápice cuando declara: “Cuando seamos una nación (Cataluña) tendremos la suficiente generosidad y solidaridad como para ayudar a otros países que lo necesiten, a otros países que lo necesiten de verdad; no ser un fondo de buitres y coger el modelo que se está teniendo en Madrid” ¡Y esto lo dice una periodista! Una mujer que siempre se ha caracterizado por sus extravagancias y sus crónicas rosa, que no tiene ni idea de lo que está diciendo cuando habla de ayudar a otras naciones teniendo en cuenta que, lo evidente sería que quien necesitaría, con urgencia, que alguien la sacara del atolladero sería la misma Cataluña que, en manos de lumbreras como estos ejemplos de descerebrados es obvio que, en unos pocos meses, estaría quebrada y al albur de quien quisiera echarle una mano.


Pero hay gente que tiene dinero y actúa en la sombra como el antiguo miembro de la Trinca, Josep María Mainart, divorciado de otra de las “glorias” independentistas, Mª Rosa Sardá. Este millonario, independentista desde hace años, no le hace ascos a que sus empresas, como productor de televisión, se lucren de contratos con las TV españolas (Crónicas Marcianas, Gran Hermano, Operación Triunfo) lo que no impide que, desde detrás de las bambalinas, siga maquinando contra la unidad de la nación española. Lo que no sabemos que le sucedería si se quedara en Cataluña, sin poder vender sus programas a España, teniendo que pagar aranceles y limitándose a ejercer su actividad dentro de los límites de la “añorada” nación catalana. Puede que, finalmente, se decidiera a trasladarse a Bélgica para hacerle compañía al señor Puigdemont en su magnífico chalet en Waterloo, por el que sólo paga la módica cantidad de 4500 euros y ahora piensa asegurarse, para su gobierno en el exilio, una aportación del resto de catalanes de 190.000 euros mensuales, para poderse pagar los pequeños caprichos que, como presidente de la república catalana en el exilio, tendrá derecho a permitirse.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos que lamentarnos de que nuestra nación esté invadida de semejantes garrapatas que, escondidas en sus refugios progresistas, intentan chupar la sangre al resto de los españoles para llegar a conseguir sus objetivos basados en convertir a nuestra floreciente nación, en el erial que el señor Rodriguez Zapatero casi, si no hubiera convocado elecciones, se hubiera obligado a entregar España, a los famosos hombres de negro que se ocupaban de poner orden en todos los países que cayeron como consecuencia de la crisis de las hipotecas americanas. Menos mal que se ha ido a Venezuela a acabar con lo poco que queda de ella.

De fuera vendrá quien de casa te echará

La invasión de garrapatas activistas, que han ocupado nuestra nación, amenaza con infectar la política nacional
Miguel Massanet
miércoles, 14 de febrero de 2018, 06:56 h (CET)

Con la aparición en España del fenómeno Podemos se volvió a abrir en nuestra nación una época, que la mayoría de españoles daba por superada y felizmente olvidada. Pero no pensemos que vinieron solos, que son los únicos que se han instalado en nuestro país con ánimo de inmiscuirse en nuestras cosas, en nuestra política, en nuestras formas de entender las funciones de nuestro gobierno o incluso en la manera de aplicar nuestro modo de valorar las necesidades sociales que afectan a nuestros conciudadanos y la forma correcta de aplicar las medidas precisas para, de acuerdo con los medios de que se dispone en cada momento, poder intentar atenderlas y solucionarlas, en la medida de lo posible.


Por eso nos sentimos molestos, nos importuna y nos despierta un sentimiento de repulsa el que, desde fuera, acogiéndose a nuestra hospitalidad, sin que nadie le pidiera que viniera a enmendar la plana a nuestro sistema político y al tipo de gobierno que los ciudadanos españoles, legítimamente y de acuerdo con las normas de nuestra Constitución, elegimos libremente como gestor de las necesidades de todos los españoles; nos vengan a enmendar la plana como si estuvieran en condiciones de dar lecciones de democracia. Es evidente que en unos momentos en los que España está sufriendo los embates de una de sus autonomías, empeñada en conseguir lo que nunca antes había sucedido, aunque sí hubo intentonas similares: la separación de una parte del territorio nacional, que ya venía gozando de unas libertades, unas transferencias y un amplio autogobierno superior, incluso, al que tienen los länders alemanes dentro de un régimen federal.


La señora Lucía Caram, (me cuesta creer que un personaje tan agresivo, deslenguado, entrometido y peronista, pueda identificarse con una sierva del Señor, de una orden contemplativa), que nos llegó desde Tucumán (Argentina), un lugar donde, con toda seguridad, su presencia y apoyo era más necesaria y su ayuda más apreciada, dada la extrema pobreza que existe en aquella nación americana, víctima de años del peronismo de los esposos Kirchner que, con tan poca fortuna, durante los periodos que estuvieron al frente del país, gestionaron los intereses de la Argentina hasta que consiguieron llevarla a una situación insostenible que ahora, el presidente señor Macri, con gran esfuerzo por su parte, intenta superar con políticas más apropiadas, realistas, sensatas y eficaces. Esta señora no se conformó con que se le permitiera instalarse en nuestro país sino que, aprovechándose de la democracia de la que gozamos, se permitió entrometerse en el espinoso tema catalán, cuando ya hubo conseguido la ayuda de los joyeros Tous, que creyeron en su faceta de luchadora contra la pobreza y la incluyeron en su fundación ignorando que, bajo aquella capa de religiosidad, se ocultaba una activista peronista de ideas avanzadas y maneras desabridas, que no se conformaría con su faceta de buena samaritana sino que, como los Hyde y Jerkill de la obra de Stevenson, tiene una doble faceta que, los Tous, no supieron descubrir hasta que sufrieron las consecuencias de su candidez cuando ya la tenían metida en su organización.


Como todos los librepensadores comunistas esta señora no sabe encajar las críticas de quienes no están dispuestos a que, una monja entrometida, venga a dar lecciones, en España, de cómo debemos comportarnos, que tipo de país queremos para vivir y qué forma de gobierno deseamos que dirija los destinos de nuestra nación. Ella fue la que se confabuló para evitar que los Tous despidieran a la periodista, alma de la revolución catalana y fanática de la independencia de Cataluña, Pilar Rahola, una separatista irredenta que, a través de sus artículos en La Vanguardia, se viene caracterizando por sus artículos incendiarios, donde no deja títere con cabeza, eso sí, siempre a favor del bando independentista sea verdad o mentira, da lo mismo, aquello que intenta defender. En el mismo lote estaba la esposa del señor Mas, la señora Helena Rakosnik, ambas pertenecientes, como patronas, a la fundación Rosa Oriol de los joyeros manresanos, señores Tous.


Recientemente, la monja Caram (no sabemos lo que pensarán de ella en el Vaticano) ha sido objeto de una crítica en el diario digital Crónica Global, lo que dio motivo a que la enfurecida monja perdiera los papeles, entrara en modo agresivo y se despachara a gusto contra dicho medio, pretendiendo que sus lectores boicotearon la compra de los ejemplares que publicara. Fue evidente que, cuando los independentistas intentaron declarar la república catalana y se produjo la gran espantada de empresas que trasladaron su sede social fuera de Cataluña, los Tous se sintieron muy incómodos teniendo en su fundación a tres personajes tan involucrados en el nacionalismo extremo catalán y pretendieron, alegando la necesidad de renovar los colaboradores de la fundación, despedir a Rahola y Rakosnik. La reacción de la monja Caram fue fulminante, cancelando por su cuenta la reunión en la que se debía cesar a ambas mujeres, impidiendo que se llevara a cabo el cese previsto. Es evidente que hay personas a las que se les debiera invitar a que abandonaran el suelo español y, como destino ideal para que pudieran ir a desempeñar su labor humanitaria, se les debería recomendar que fueran a Venezuela donde el gran Maduro seguramente las recibiría con todos los honores.


Verán, nosotros también tendríamos a algunos de estos “salva patrias” del catalanismo, a los que propondríamos para que fueran incluidos en la lista negra de los españoles que se sienten patriotas y que sufren pacientemente los embates de unos que se han creído que Cataluña es de su propiedad, intentando imponer a más del 50% de catalanes que no comparten sus ideas, sus modos absolutistas. Vean por ejemplo al este artista, Juanjo Puigcorbé que dice: “Nosotros somos una sociedad progresista y avanzada que no tiene que estar sujeta a algo que se creó en el franquismo, que está atado y bien atado y que es difícil de romper” y esto, señores lo dice un señor que dice pertenecer al mundo de la cultura. Hablar de que la unidad de España es un invento del franquismo es tanto como demostrar que sus conocimientos de historia no pasan de los de un niño de parvulario. El tachar, como parece indicar este fatuo comediante, al resto de los españoles, como si estuvieran a un nivel inferior al de los catalanes, no es más que un ramalazo de nazismo que pudiera hacer pensar que serían capaces, en un momento determinado, de tener pensamientos de tipo chauvinista respecto a los españoles que residen en Cataluña.


La señora Caram tampoco se queda atrás cuando propone que Cataluña, como si España fuera una de las repúblicas bananeras del sur de América, si fuera independientes sería “un país libre, soberano, e independiente”; lo que se olvidan de decir es lo que haría fuera de la UE; como se financiaría si todas las agencias de rating tiene calificada su deuda como “deuda basura”; de dónde sacarían el dinero para pagar las pensiones cuando ahora tienen que recurrir a préstamos del Estado a través del FLA para poder pagar a las farmacias y demás proveedores. ¡Ah! Pero Puigcorbé seguramente tiene profundos conocimientos de economía y la Caram tiene vastas sapiencias en adivinación. Pero no dejen que nos quedemos sin los “sabios” consejos de esta periodista que, llegada su madurez, parece que se le han despertado sus demonios personales y no se corta un ápice cuando declara: “Cuando seamos una nación (Cataluña) tendremos la suficiente generosidad y solidaridad como para ayudar a otros países que lo necesiten, a otros países que lo necesiten de verdad; no ser un fondo de buitres y coger el modelo que se está teniendo en Madrid” ¡Y esto lo dice una periodista! Una mujer que siempre se ha caracterizado por sus extravagancias y sus crónicas rosa, que no tiene ni idea de lo que está diciendo cuando habla de ayudar a otras naciones teniendo en cuenta que, lo evidente sería que quien necesitaría, con urgencia, que alguien la sacara del atolladero sería la misma Cataluña que, en manos de lumbreras como estos ejemplos de descerebrados es obvio que, en unos pocos meses, estaría quebrada y al albur de quien quisiera echarle una mano.


Pero hay gente que tiene dinero y actúa en la sombra como el antiguo miembro de la Trinca, Josep María Mainart, divorciado de otra de las “glorias” independentistas, Mª Rosa Sardá. Este millonario, independentista desde hace años, no le hace ascos a que sus empresas, como productor de televisión, se lucren de contratos con las TV españolas (Crónicas Marcianas, Gran Hermano, Operación Triunfo) lo que no impide que, desde detrás de las bambalinas, siga maquinando contra la unidad de la nación española. Lo que no sabemos que le sucedería si se quedara en Cataluña, sin poder vender sus programas a España, teniendo que pagar aranceles y limitándose a ejercer su actividad dentro de los límites de la “añorada” nación catalana. Puede que, finalmente, se decidiera a trasladarse a Bélgica para hacerle compañía al señor Puigdemont en su magnífico chalet en Waterloo, por el que sólo paga la módica cantidad de 4500 euros y ahora piensa asegurarse, para su gobierno en el exilio, una aportación del resto de catalanes de 190.000 euros mensuales, para poderse pagar los pequeños caprichos que, como presidente de la república catalana en el exilio, tendrá derecho a permitirse.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos que lamentarnos de que nuestra nación esté invadida de semejantes garrapatas que, escondidas en sus refugios progresistas, intentan chupar la sangre al resto de los españoles para llegar a conseguir sus objetivos basados en convertir a nuestra floreciente nación, en el erial que el señor Rodriguez Zapatero casi, si no hubiera convocado elecciones, se hubiera obligado a entregar España, a los famosos hombres de negro que se ocupaban de poner orden en todos los países que cayeron como consecuencia de la crisis de las hipotecas americanas. Menos mal que se ha ido a Venezuela a acabar con lo poco que queda de ella.

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