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Empezamos el 20 aniversario del traspaso de Juan Pablo II. El pasado 2 de abril hizo 19 años de su muerte, aquel día caía en la víspera de la fiesta de la divina misericordia (del próximo domingo, al término de la Octava de Pascua). El papa Wojtyla proclamó esta fiesta, de algún modo resumiendo su pontificado, como tenía preparado decir aquel día en cuya víspera murió.
El 2 de abril es el aniversario de la muerte de Juan Pablo II. El año de su fallecimiento, esta fecha caía en la víspera de la fiesta de la Divina Misericordia, que él instauró siguiendo la devoción impulsada por Santa María Faustina Kowalska, la monja polaca que recibió esa misión de Jesús.
El suceso que señala esta “buena noticia” se produce cuando se escapa un preso de aquel campo de concentración. El director de la misma, decreta la muerte por inanición de diez presos elegidos por él. Uno de los mismos suplica ser liberado del tormento. Se trataba del sargento polaco Gajowniczek, que aduce que, tras la muerte de su esposa, sus hijos se iban a encontrar solos en la vida. Kolbe, .que oyó esta conversación, se presentó como voluntario para sustituirle.
Estamos ante un momento crucial en lo que respecta a la vida humana. Nuestros gobernantes, no desean permitir que quien ponga fin a la existencia del ser humano sea Dios, sino el crimen premeditado y auxiliado por sustancias químicas que aceleren el proceso cuando la persona decida terminar con su paso por el mundo terrenal.
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