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Hay silencios que hablan y silencios que explican situaciones. Esa es la situación actual de nuestro presidente en funciones; calla ante el mayor robo de Europa (ERE); se esconde de las presiones de ERC; escapa de vacaciones ante la ofensa a los jubilados; desprecia a la ciudadanía; malmete contra “el último Borbón”, como dice Puigdemont; rechaza todo tipo de fiscalización y da cerrojazo a la información que precisa el contribuyente.
Ahora mismo, a la hora de sentarme delante del ordenador para escribir este artículo estoy sumido en un mar de dudas. Son diversos los temas que merecen mi atención: el debate de investidura de la semana próxima, el aniversario de los primeros pasos del hombre sobre la superficie lunar y las informaciones sobre la posible chapuza de los servicios de espionaje del gobierno español ante el atentado terrorista de hace dos veranos en las Ramblas de Barcelona.
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