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El pasado 25 de mayo, fecha patria de este lado de los Andes, nos dejó a los 98 años de edad Luis Gastón Soublette (1927-2005), uno de los pensadores prominentes de nuestra América. Como todos ellos, la luz que se apagó a sus espaldas lo colocará en una dimensión diferente.
El nuevo papa forma parte de la congregación de los agustinos, una orden muy antigua de la iglesia católica que se inspira en la filosofía y la ética de San Agustín de Hipona, un religioso africano, seguramente berebere y casi con seguridad portador de rasgos físicos muy diferentes de aquellos con los que lo ha inmortalizado con el curso del tiempo la institucionalidad de Roma.
Mientras algunos analistas como el coronel Pedro Baños afirman que Europa está siendo conducida a una guerra mundial que impulsan el Reino Unido y los Estados Unidos y que podrían apoyar otras potencias como Alemania, otros acontecimientos precipitan una crisis del armado europeo.
La luz de Francisco no se va a apagar nunca. Esto no pretende ser un aforismo, un adagio o una premonición como las del redivivo Parravicini. Por el contrario, es una triste advertencia a ciertas izquierdas que no pierden la oportunidad de acometer a contramano contra la historia, aún a costa de su propia supervivencia.
Las decisiones arancelarias unilaterales de Donald Trump se cumplieron como una profecía, lo mismo que las réplicas esperables de las demás potencias de cara a esta guerra comercial y tecnológica explícita. Argentina es una de los territorios expósitos que quedaron a merced de la propia debilidad del rumbo aperturista elegido, otra de las graves catástrofes que suma un gobierno de nula imbricación con la ética política.
Josep María Fericgla, antropólogo catalán de una trayectoria tan dilatada como atípica y original en sus experiencias, habla sobre la vida y la muerte. Señala que un joven que no luche para expandirse, para aprender a vivir, para gozar de la vida, es tan absurdo como un anciano que no se prepare para la muerte, como sucede en occidente, donde se recurre a un festival de fármacos, de bótox y otros recursos y herramientas para disimular el paso del tiempo.
Con su proverbial generosidad, Enrique Dussel se apoyaba en Paulo Freire para explicar lo que él mismo denominaba “colonización epistemológica”. De esta manera se refería a los sistemas pedagógicos que se transforman en contenidos de enseñanza de grupos dominadores a lo que aludía como el tema del eurocentrismo. Enseñamos, decía, contenidos educativos de Europa o Estados Unidos en América Latina, o en África o en Asia.
Para el pensador Franco Berardi, frente a la barbarie del nuevo autoritarismo neoliberal, la esclavitud, la guerra, las deportaciones, la violencia y el hambre, la única conducta ética aceptable es la deserción. Lo explica a partir de la existencia concreta de un peligro extremo, producto de la cada vez más difícil relación entre el humano y el posthumano, entre el humano y el no humano o deshumano.
El reciente libro de Jorge Argüello “Las dos almas de Estados Unidos es una suerte de generoso portal que, una vez abierto, ilumina singularmente la realidad política, social, militar y geopolítica de la primera potencia mundial. El texto, además, es convocante por la amenidad de la pluma, por el meticuloso detalle histórico que ofrece y la exuberancia de los datos que proporciona al lector.
El millonario asumió su segundo gobierno con una exhibición impresionante de poder. En su discurso inaugural, ese reencuentro se produjo a partir de la reaparición del mito del destino manifiesto. Del imaginario de una nación que sus clases dominantes asumen como única porque se trataría del único país articulado en base a una idea y a un destino común.
Los conceptos de catástrofe y desastre se utilizan coloquialmente como sinónimos. Sin embargo, y según podemos advertir sin demasiado esfuerzo, la noción de catástrofe es más antigua, proviene de la Grecia clásica y refería entonces a “algo” que se vuelve en contra de la existencia. Algo que, como suceso, altera drásticamente el orden y la armonía de lo establecido.
La cuestión de la corrupción política ha sido puesta en los últimos tiempos en el centro de los debates y en las portadas de los periódicos de todo el mundo, con la esperable excepción de los de mayor tirada en nuestro país, que sólo observan los hechos de corrupción estatal, siempre y cuando provengan de un determinado cuadrante político.
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