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Errores de apreciación del PP pueden acabar con un retorno a la situación previa a la aplicación del Artº 155

Salvar Cataluña ¿Voto útil para Ciudadanos?

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A medida que se va acercando la fecha del 21 de diciembre, como quien dice a la vuelta de la esquina, nos vamos reafirmando más en la idea de que va a ser muy difícil que los partidos que se pudieran considerar constitucionalistas consigan mayoría en las futuras elecciones autonómicas de Cataluña. Cada vez se va consolidando, y algunas encuestas ya se van encargando de anunciarlo, que los partidos de los considerados como nacionalistas- separatistas, tienen todas las de ganar en esta nueva confrontación ante las urnas. Incluso en el caso de que se consiguiera, contra todos los augurios, una mayoría ( nunca absoluta) del bloque no nacionalistas es obvio que también surgirían dificultades en conseguir que se llegara a una entente entre ellos de modo que los que menos votos hubieran conseguido se avinieran a apoyar al mejor posicionado para gobernar.

El señor Iceta ya se ha encargado de desvanecer las pocas posibilidades de un acuerdo a tres con Ciudadanos y el PP. Conocida es la fobia que, este personaje del PSC, les tiene a los populares y la influencia que ha demostrado tener sobre el señor Pedro Sánchez de su partido hermano el PSOE ante la evidencia de que el primer apoyo en votos del PSOE le viene precisamente de Cataluña. Efectivamente el señor Iceta no se ha cortado cuando ha hecho declaraciones de que no haría ascos a ponerse de acuerdo con partidos de la izquierda para formar gobierno en Cataluña, si llegaba la ocasión y las izquierdas se mostraban propicias a un pacto semejante. Por su parte el PP parece que carece de iniciativas creíbles, de apoyos suficientes y de una visión lo suficientemente clara de sus posibilidades en Cataluña, cuando se sigue perdiendo en frases grandilocuentes, reclamando para sí un protagonismo que, en la situación actual de Cataluña, más parecen propias de un visionario que de alguien que conozca la manera de pensar de una gran parte de los catalanes, inclusos de los que no están en absoluto de acuerdo con una ruptura con España pero que, no ven en el PP del señor Rajoy, la formación política capaz de lograr que la situación política en esta autonomía vuelva a la normalidad, al menos a una normalidad relativa que permitiera que los españoles que vivimos en esta región de España, sepamos que no nos hallamos en tierra extraña y que vamos a seguir bajo el amparo de la Constitución.

En muchas ocasiones hemos elevado nuestra voz para advertir, a nuestro partido de siempre, que se estaba equivocando cuando permitía a los separatistas catalanes seguir infringiendo las leyes, mofándose del Estado de Derecho y pasándose por la entrepierna las advertencias que le iban llegando del Gobierno de Madrid. Como en el cuento del pastor y el lobo no se han hecho caso a estas opiniones ni hemos visto que la política territorial del Gobierno haya tomado en serio la escalada que los separatistas han ido utilizando para aumentar la presión contra el Estado español hasta que, desgraciadamente para Cataluña, para los que vivimos en ella o para la propia España que ya está comenzando a darse cuenta de lo que puede suceder desde el punto de vista económico, social y de relaciones con el resto de Europa si se les sigue consintiendo a los secesionistas que sigan llevando la batuta de este proceso desintegrador de la unidad de España. Hoy mismo hemos tenido una noticia que no permite albergar dudas respeto a la influencia de la inestabilidad política en Cataluña va a representar en nuestras relaciones con el resto de Europa, cuando hemos conocido por la prensa que Barcelona ha quedado eliminada como candidata para acoger la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en la primera ronda de la votación para elegir la futura sede de la misma, a la que ya solo aspiran Milán (Italia), Copenhague y Ámsterdam, indicaron fuentes europea. Una malísima noticia para España y, como no, para Cataluña que ha pasado de ser una de las favoritas para conseguir la Agencia Europea del Medicamente a ser eliminada en la primera ronda. En este caso las malas voces, como la de la señora Marta Rovira, le han hecho un flaco servicio a la candidatura de la AME precisamente porque si algo buscan estos grande organismo de carácter europeo es ubicarse en lugares donde exista calma, seguridad y orden algo que, evidentemente, si se escucha a los separatistas, está muy lejos de gozar esta tierra catalana.

Da lo mismo porque personalmente he podido comprobar que entre la gente sencilla, entre personas del pueblo existe la creencias de que los separatistas tienen la razón, de que el Estado español no busca más que limitar la libertad de los catalanes y, aunque han visto que han sido engañados respecto al imaginario apoyo de Europa o de las promesas del señor Junqueras de que una Cataluña independiente formaría parte de la UE; siguen en la creencia de que el proceso se alargará pero que, al final, ellos se van a salir con la suya. Por ello, parece una falta de visión de futuro la de aquellos partidos constitucionalistas que siguen creyendo que, con actuaciones “blandas”, con “diálogos” o con más cesiones ( algo que veríamos como se lo tomarían en el resto de comunidades españolas, que ya se quejan del trato preferencial que se les viene dando a los catalanes), van a conseguir, después de las elecciones del 21D, que los partidos que, hasta ahora, se han mostrado tan belicistas con la cuestión catalana (que, por cierto, se siguen presentando a las elecciones con prácticamente los mismos aspirante con los que se presentaron en las anteriores elecciones) se conviertan en más maleables, se avengan a retrasar indefinidamente las peticiones de más independencias o que se conformen con vagas promesas de más autogobierno o de federalización de España que se les pudieran ofrecer.

Y aquí llegamos a la reflexión sobre el royalty que los ciudadanos españoles y catalanes, que vivimos en tan conflictivo lugar, estamos dispuestos a pagar para que el desmadre que parece avecinarse en las próximas elecciones del día 21D, sea lo menos dramático posible para nuestros intereses como españoles¸ no solamente en cuanto a quienes consigan más número de escaños en el Parlamento catalán (esperemos que los independentistas no alcancen la mayoría que se nos anuncia) sino en la forma y firmeza con la que el partido más votado de los constitucionalistas, va a intentar evitar que Cataluña, como ya es evidente que va a ocurrir, quede en manos de las izquierdas e implante, como viene sucediendo con la señora Colau, la serie de cambios que viene llevando a cabo con el resultado fatídico, para Barcelona, consecuente a pretender aplicar en nuestra ciudad aquellas fórmulas de tipo asamblearias o anarquistas que tan malos resultados han producido en aquellos lugares donde se intentó implantar.

Es evidente que, en esta ocasión, los catalanes españoles que residimos en Cataluña tenemos la obligación de votar al partido que mejor se sepa desenvolver entre este maremagnum de partidos catalanes, entre los cuales los hay de clara filiación comunista y los que no lo son resultan ser tan peligrosos como aquellos que se nutren de las doctrinas de Marx y Stalin. Por ello tenemos la impresión de que ante la grave situación que nos encontramos y la poca fiabilidad de lo que tienen en mente los del PP en cuanto a la forma de solucionar el tema catalán, quizá nos debiéramos plantear el cambiar nuestro voto y trasladarlo del partido Ciudadanos aunque no sean los que mejor representen nuestras ideas pero, en el caso que nos ocupa, seguramente será el que mejor nos pueda representar en el ámbito catalán.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos el convencimiento de que estamos obligados a salvar nuestra situación como españoles, antes que mantener nuestra fidelidad a un partido político que, por otra parte lleva un tiempo en el que, a muchos, nos cuesta reconocer en él a aquella formación, liderada por el señor Fraga, que representaba todos los valores en los que creíamos y seguimos creyendo.

Salvar Cataluña ¿Voto útil para Ciudadanos?

Errores de apreciación del PP pueden acabar con un retorno a la situación previa a la aplicación del Artº 155
Miguel Massanet
domingo, 26 de noviembre de 2017, 11:25 h (CET)
A medida que se va acercando la fecha del 21 de diciembre, como quien dice a la vuelta de la esquina, nos vamos reafirmando más en la idea de que va a ser muy difícil que los partidos que se pudieran considerar constitucionalistas consigan mayoría en las futuras elecciones autonómicas de Cataluña. Cada vez se va consolidando, y algunas encuestas ya se van encargando de anunciarlo, que los partidos de los considerados como nacionalistas- separatistas, tienen todas las de ganar en esta nueva confrontación ante las urnas. Incluso en el caso de que se consiguiera, contra todos los augurios, una mayoría ( nunca absoluta) del bloque no nacionalistas es obvio que también surgirían dificultades en conseguir que se llegara a una entente entre ellos de modo que los que menos votos hubieran conseguido se avinieran a apoyar al mejor posicionado para gobernar.

El señor Iceta ya se ha encargado de desvanecer las pocas posibilidades de un acuerdo a tres con Ciudadanos y el PP. Conocida es la fobia que, este personaje del PSC, les tiene a los populares y la influencia que ha demostrado tener sobre el señor Pedro Sánchez de su partido hermano el PSOE ante la evidencia de que el primer apoyo en votos del PSOE le viene precisamente de Cataluña. Efectivamente el señor Iceta no se ha cortado cuando ha hecho declaraciones de que no haría ascos a ponerse de acuerdo con partidos de la izquierda para formar gobierno en Cataluña, si llegaba la ocasión y las izquierdas se mostraban propicias a un pacto semejante. Por su parte el PP parece que carece de iniciativas creíbles, de apoyos suficientes y de una visión lo suficientemente clara de sus posibilidades en Cataluña, cuando se sigue perdiendo en frases grandilocuentes, reclamando para sí un protagonismo que, en la situación actual de Cataluña, más parecen propias de un visionario que de alguien que conozca la manera de pensar de una gran parte de los catalanes, inclusos de los que no están en absoluto de acuerdo con una ruptura con España pero que, no ven en el PP del señor Rajoy, la formación política capaz de lograr que la situación política en esta autonomía vuelva a la normalidad, al menos a una normalidad relativa que permitiera que los españoles que vivimos en esta región de España, sepamos que no nos hallamos en tierra extraña y que vamos a seguir bajo el amparo de la Constitución.

En muchas ocasiones hemos elevado nuestra voz para advertir, a nuestro partido de siempre, que se estaba equivocando cuando permitía a los separatistas catalanes seguir infringiendo las leyes, mofándose del Estado de Derecho y pasándose por la entrepierna las advertencias que le iban llegando del Gobierno de Madrid. Como en el cuento del pastor y el lobo no se han hecho caso a estas opiniones ni hemos visto que la política territorial del Gobierno haya tomado en serio la escalada que los separatistas han ido utilizando para aumentar la presión contra el Estado español hasta que, desgraciadamente para Cataluña, para los que vivimos en ella o para la propia España que ya está comenzando a darse cuenta de lo que puede suceder desde el punto de vista económico, social y de relaciones con el resto de Europa si se les sigue consintiendo a los secesionistas que sigan llevando la batuta de este proceso desintegrador de la unidad de España. Hoy mismo hemos tenido una noticia que no permite albergar dudas respeto a la influencia de la inestabilidad política en Cataluña va a representar en nuestras relaciones con el resto de Europa, cuando hemos conocido por la prensa que Barcelona ha quedado eliminada como candidata para acoger la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en la primera ronda de la votación para elegir la futura sede de la misma, a la que ya solo aspiran Milán (Italia), Copenhague y Ámsterdam, indicaron fuentes europea. Una malísima noticia para España y, como no, para Cataluña que ha pasado de ser una de las favoritas para conseguir la Agencia Europea del Medicamente a ser eliminada en la primera ronda. En este caso las malas voces, como la de la señora Marta Rovira, le han hecho un flaco servicio a la candidatura de la AME precisamente porque si algo buscan estos grande organismo de carácter europeo es ubicarse en lugares donde exista calma, seguridad y orden algo que, evidentemente, si se escucha a los separatistas, está muy lejos de gozar esta tierra catalana.

Da lo mismo porque personalmente he podido comprobar que entre la gente sencilla, entre personas del pueblo existe la creencias de que los separatistas tienen la razón, de que el Estado español no busca más que limitar la libertad de los catalanes y, aunque han visto que han sido engañados respecto al imaginario apoyo de Europa o de las promesas del señor Junqueras de que una Cataluña independiente formaría parte de la UE; siguen en la creencia de que el proceso se alargará pero que, al final, ellos se van a salir con la suya. Por ello, parece una falta de visión de futuro la de aquellos partidos constitucionalistas que siguen creyendo que, con actuaciones “blandas”, con “diálogos” o con más cesiones ( algo que veríamos como se lo tomarían en el resto de comunidades españolas, que ya se quejan del trato preferencial que se les viene dando a los catalanes), van a conseguir, después de las elecciones del 21D, que los partidos que, hasta ahora, se han mostrado tan belicistas con la cuestión catalana (que, por cierto, se siguen presentando a las elecciones con prácticamente los mismos aspirante con los que se presentaron en las anteriores elecciones) se conviertan en más maleables, se avengan a retrasar indefinidamente las peticiones de más independencias o que se conformen con vagas promesas de más autogobierno o de federalización de España que se les pudieran ofrecer.

Y aquí llegamos a la reflexión sobre el royalty que los ciudadanos españoles y catalanes, que vivimos en tan conflictivo lugar, estamos dispuestos a pagar para que el desmadre que parece avecinarse en las próximas elecciones del día 21D, sea lo menos dramático posible para nuestros intereses como españoles¸ no solamente en cuanto a quienes consigan más número de escaños en el Parlamento catalán (esperemos que los independentistas no alcancen la mayoría que se nos anuncia) sino en la forma y firmeza con la que el partido más votado de los constitucionalistas, va a intentar evitar que Cataluña, como ya es evidente que va a ocurrir, quede en manos de las izquierdas e implante, como viene sucediendo con la señora Colau, la serie de cambios que viene llevando a cabo con el resultado fatídico, para Barcelona, consecuente a pretender aplicar en nuestra ciudad aquellas fórmulas de tipo asamblearias o anarquistas que tan malos resultados han producido en aquellos lugares donde se intentó implantar.

Es evidente que, en esta ocasión, los catalanes españoles que residimos en Cataluña tenemos la obligación de votar al partido que mejor se sepa desenvolver entre este maremagnum de partidos catalanes, entre los cuales los hay de clara filiación comunista y los que no lo son resultan ser tan peligrosos como aquellos que se nutren de las doctrinas de Marx y Stalin. Por ello tenemos la impresión de que ante la grave situación que nos encontramos y la poca fiabilidad de lo que tienen en mente los del PP en cuanto a la forma de solucionar el tema catalán, quizá nos debiéramos plantear el cambiar nuestro voto y trasladarlo del partido Ciudadanos aunque no sean los que mejor representen nuestras ideas pero, en el caso que nos ocupa, seguramente será el que mejor nos pueda representar en el ámbito catalán.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos el convencimiento de que estamos obligados a salvar nuestra situación como españoles, antes que mantener nuestra fidelidad a un partido político que, por otra parte lleva un tiempo en el que, a muchos, nos cuesta reconocer en él a aquella formación, liderada por el señor Fraga, que representaba todos los valores en los que creíamos y seguimos creyendo.

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