“Gano unos 5.100 euros al mes y las paso bastante canutas”. Así se ha despachado el diputado orensano, señor Collarte. Es evidente que algunos no saben si matan, hieren o espantan. A saber lo que han podido pensar esos casi seis millones de parados y cuantos han agotado la ayuda o quienes únicamente disponen de los polémicos 400 euros del Plan Prepara.

Si toda su justificación es que en su trabajo anterior cobraba mensualmente más de 12.000 euros, la solución es fácil: ¡Renuncie a su acta de diputado, regrese a su trabajo y déjese de hacer el ridículo en todo el mundo! No es broma lo de hacer el ridículo por el mundo, ya que de ese comentario se han hecho eco decenas de medios de comunicación; unos se lo han tomado muy en serio y le han puesto “a caer de un burro”,  mientras otros se lo han tomado en broma y le han comparado con los funcionarios que se están viendo obligados a buscar un segundo empleo para salir adelante.

Si la repercusión ha sido internacional, no menos polvareda se ha levantado en las redes sociales. Éstas han sido un cúmulo de comentarios al respecto y la afirmación ha llegado a ser “trending topic” mundial. Lo que le faltaba a Mariano Rajoy. Por si no era suficiente, algún medio de comunicación escrito ha publicado fotos de ciudadanos rebuscando en los contenedores, a la vez que reflexionaba sobre la estupidez lanzada por el diputado orensano del PP, señor Collarte. En cierto modo nos recuerda a aquel diputado del PSOE que lanzó aquella sandez sobre “si hay que hundir otro “Prestige”, pues se hunde” o el daño intencionado contra los parados cuando Andreíta Fabra lanzó aquello de “¡Que se jodan!”.

 Mientras el señor diputado dice que “las pasa canutas” con 5.100 euros, mucha gente “las está pasando putas” con la crisis que nos han echado encima los políticos y los bancos. No es lo mismo “pasarlas canutas” que “pasarlas putas”; la diferencia es evidente. De todos es sabido cómo ha bajado el consumo de forma brutal y el miedo que tienen muchas empresas a invertir; en algunos casos es imposibilidad. Sin ir más lejos, ayer mismo nos decía un empresario mecánico que el trabajo se le salía por las orejas y que no quería más en unos cuantos meses; eso sí, no quería coger gente porque “me da miedo lo que pueda suceder a partir de septiembre y no me ofrece ninguna confianza el Gobierno de Rajoy, rodeado de buitres y envidiosos”.

“Yo vengo a Orense todas las semanas y es verdad que nos pagan los billetes y que aquí vivo en casa de mi madre, pero como fuera, ceno fuera y la gasolina me la pago yo. Si un diputado vive en Madrid tiene que hacer el viaje inverso para ir a su circunscripción”. Si esa es toda la queja de Collarte, debería pensar en los funcionarios que ponen su vehículo para los desplazamientos, llevan años sin que se modifique la dieta (se cobra a los cinco o seis meses, cuando se cobra) y los gobiernos autonómicos miran al tendido cuando se reclama la actualización económica. Y mientras eso sucede, centenares de conductores de coches oficiales holgan en el bar que está junto al Ministerio o la Consejería (esto mismo sucede todos los días pero, en este momento, lo estoy viendo desde el despacho).

El momento más cómico del diputado orensano es cuando dice que “da la sensación que los diputados del grupo de Gobierno sólo vamos a levantar la mano, pero es que es así. El papel del diputado lleva mucho de ser bien mandado, pero eso está configurado así”. Es justamente lo que pensamos los ciudadanos, de ahí la necesidad de reducir el Parlamento en un 39% y los parlamentos autonómicos hasta en un 50%. No es de recibo que se mofen de la ciudadanía, se levanten a las 12:00 de la mañana, cobren por holgar, hagan pagar la crisis a los funcionarios y jubilados y, por si no era suficiente, se limiten a levantar la mano para votar… ¡y encima votan mal en ocasiones! Ni que decir que las intervenciones del señor Collarte ni son numerosas ni son puntuales; una sola vez  ‘actuó’ en el Parlamento. Es lo que hay.

Ya verán como acaba llamando a Sánchez Gordillo para proponerle asaltar supermercados porque, claro, con 5.100 euros… ¿quién sale adelante en esta España de crisis, recesión, corrupción y malgasto público?