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Zaplana inició el expolio y Camps lo remató

El saqueo lleva al País Valencià al rescate

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Los últimos siete meses, el tiempo en que Rajoy lleva asentando sus posaderas en Moncloa, los viernes son días de mal agüero. De cada Consejo de Ministros salen nuevos recortes en el precario Estado de Bienestar en que estaba situada España, y a pesar de ello el país no levanta cabeza económicamente dirigido al abismo del desastre por unos políticos que mintieron durante la campaña electoral y que siguen mintiendo en estos momentos. Repasando las hemerotecas encuentro tan sólo una frase de Mariano Rajoy en la que no miente y es cuando para elogiar a Francisco Camps dijo aquello de “la gestión económica de Camps es la que yo quiero para España”, y eso es lo que está llevando a cabo el Presidente de Gobierno más mendaz y mentiroso de la democracia. Siguiendo los pasos de Camps y su preclara gestión económica nos está llevando al desastre total y a la pobreza más absoluta.

Pero en la Comunitat Valenciana ya llevan muchos años de ir camino del desastre, el iniciador de todo ello fue Eduardo Zaplana que no sólo pudo comprarse el coche de 16 válvulas al que aspiraba cuando era alcalde de Benidorm sino que una vez iniciado el saqueo de Valencia asentó su elegante trasero en el Consejo de Ministros y consiguió un suculento crédito hipotecario de la CAM- otro símbolo de la bandera pirata del PP en tierras valencianas- para comprar en Madrid un piso en plena Castellana de más de 500 metros cuadrados. Cuando las cosas vinieron mal dadas y el PP perdió las elecciones encontró un mullido refugio en Telefónica que le ofreció un excelente y bien remunerado empleo, parece que esta empresa privatizada por Aznar sigue pagando favores a la derechona y a la monarquía ya que también ha sido el refugio donde Urdangarin, el yerno del Borbón, se ha escondido con un millón y medio de salario anual huyendo de la quema que, al parecer, terminará abrasándole.

Zaplana fue el primer bucanero que enarboló la bandera negra de la calavera para ir haciendo caja, él y algún que otro amigo suyo como Julio Iglesias, a costa de los valencianos. Terra Mítica tenía que ser el banderín de enganche de la Comunitat Valenciana para iniciar su salto al mundo pero hoy es un erial en el que se han enterrado millones de euros a costa de los impositores de la CAM y BANCAJA que dirigidas por políticos muy bien pagados no sabían negarse a las peticiones del mandamás político de turno. Desde Valencia y gracias a la legislación impuesta por Aznar se infló en demasía la burbuja inmobiliaria, cualquier solar era bueno para construir aunque se destrozara el territorio y hoy vemos que constructores y políticos se sientan codo con codo en el banquillo de los acusados en diversos sumarios judiciales.

Cuando el pinturero Zaplana marchó a Madrid a culminar su carrera política dejó de Presidente “corre turnos” a José Luís Olivas hasta que unas elecciones sentaran a Camps en el más alto sillón de la Comunitat Valenciana. A su cese Olivas también fue premiado con un sillón, en este caso en el Banco de Valencia y Bancaja y los resultados de su gestión no pueden ser más nefastos, el Banco de Valencia, buque insignia de la banca valenciana, ha desaparecido y sus impositores y accionistas han visto desaparecer sus ahorros y su capital. Hoy José Luís Olivas está imputado por su nefasta gestión también en Bankia.

Llegó Camps y con él y su megalomanía ya se dispararon todas las alarmas, su lema era “anem a més” (Vamos a más) y a más ha ido el despilfarro económico y los trapicheos con sus “amiguitos del alma”, y mientras dos de sus palmeros reconocían ante la justicia haberse lucrado con los regalos de los gürtelianos él se sentaba en el banquillo para que un jurado popular le absolviera aunque siempre quedará sobre él la duda de si delinquió o no lo hizo, estoy convencido que con las pruebas que se mostraron una sala de justicia formada por profesionales del derecho le hubiera condenado, pero en Valencia el PP ha venido ganando elección tras elección a pesar de todos sus mangoneos, trapicheos y falta de ética política y moral personal de sus dirigentes y era de esperar que un jurado popular le absolviera.

Camps despilfarró el dinero de todos los valencianos, olvidó atender a los más necesitados y mientras los servicios sociales, la sanidad y la educación no recibían un euro los impuestos de los valencianos servían para que Camps y los dirigentes del PP en el País Valencià se dedicaran a hacerse fotos para la posteridad en cada uno de los eventos que organizaron y que hoy han caído como un castillo de naipes. Se nos dijo que la organización de la America’s Cup serviría para poner el nombre de Valencia en el mundo y la verdad es que el nombre de Valencia ha ido saliendo en la prensa mundial más seria gracias a los diversos casos de corrupción que se han ido destapando a lo largo de los últimos años. Cuando los veleros dejaron la costa valenciana quedaron unas instalaciones infrautilizadas hasta el momento pero para substituirlos llegaron Ecclestone y los bólidos de F-1 donde Valencia siguió enterrando millones de euros sin ningún rendimiento para los valencianos. Se construyó en Alacant una Ciudad del Cine que hoy es un páramo y que tan sólo ha producido gasto tras gasto. Y para rematar el desaguisado en Castelló Dom Fabrizio, el Capo y cacique del PP en aquellas tierras, construyó un aeropuerto en el que el único avión que se ha visto hasta la fecha es el que corona la horrible escultura que la megalomanía de Fabra hizo erigir y por la que se han pagado 300.000 euros a Ripollés, un mediocre artista convertido en pintor de cámara de los gerifaltes populares.

Con la llegada de Zaplana la televisión autonómica comenzó a inflarse de personal, la tomaron como su cortijo particular y comenzaron a colocar a todos los paniaguados que pudieron para asegurarse que la información les sería favorable y convirtieron Canal 9 en un nuevo NO-DO al servicio del Partido Popular. Hoy cerca de 1.300 empleados de este medio de comunicación ven su negro futuro a las puertas de un ERE que ya ha sido aceptado por el Consejo de Administración. Otro gasto más en indemnizaciones además de lo que ha costado el informe de una auditoria privada que no ha hecho otra cosa que decir lo que todo el mundo sabía, que allí había un exceso de personal y que económicamente era inviable seguir así. Este es el primer paso para el desmantelamiento de un medio de comunicación público mal gestionado durante años por los jefecillos que el PP puso al frente del mismo.

Ahora todos son lloros y quebrantos, no hay dinero para pagar a las farmacias, no hay ni un euro para las nóminas de los funcionarios, los beneficiarios de la Ley de Dependencia cobran tarde, mal y nunca, la enseñanza está peor que nunca en cuanto a dotación económica y de la sanidad ni hablemos porque la quieren privatizar para seguir dando la gestión a sus queridos amigos de siempre. Nadie se fía ya de los dirigentes valencianos del Partido Popular, han dilapidado millones de euros en grandes eventos y en construcciones faraónicas que hoy queda demostrado que tan sólo eran un decorado de cartón piedra.

Nadie les presta dinero, algún mes han tenido que acudir a pedir financiación a entidades privadas como El Corte Inglés para poder pagar las nóminas pero ahora todo el mundo les ha dado la espalda y les ha cerrado el grifo. Atrás han quedado los tiempos en los que Zaplana y Camps sacaban pecho presumiendo de ser la mejor Comunidad Autónoma de España, hoy Valencia sigue siendo la primera, pero la primera en pedir el rescate aunque le quieran llamar de otra manera. La soberanía económica del País Valencià ahora está en manos de Madrid, o más bien de Bruselas, pero la verdad es que para lo que nos ha servido a los valencianos nos da igual. Lo más tristes es que toda esta manada de irresponsables que han llevado a la quiebra a la Comunitat Valenciana siguen paseando tan tranquilos por la calle cuando si hubieran gestionado una empresa privada tal vez estarían en la cárcel de Picassent

El saqueo lleva al País Valencià al rescate

Zaplana inició el expolio y Camps lo remató
Rafa Esteve-Casanova
lunes, 23 de julio de 2012, 07:49 h (CET)
Los últimos siete meses, el tiempo en que Rajoy lleva asentando sus posaderas en Moncloa, los viernes son días de mal agüero. De cada Consejo de Ministros salen nuevos recortes en el precario Estado de Bienestar en que estaba situada España, y a pesar de ello el país no levanta cabeza económicamente dirigido al abismo del desastre por unos políticos que mintieron durante la campaña electoral y que siguen mintiendo en estos momentos. Repasando las hemerotecas encuentro tan sólo una frase de Mariano Rajoy en la que no miente y es cuando para elogiar a Francisco Camps dijo aquello de “la gestión económica de Camps es la que yo quiero para España”, y eso es lo que está llevando a cabo el Presidente de Gobierno más mendaz y mentiroso de la democracia. Siguiendo los pasos de Camps y su preclara gestión económica nos está llevando al desastre total y a la pobreza más absoluta.

Pero en la Comunitat Valenciana ya llevan muchos años de ir camino del desastre, el iniciador de todo ello fue Eduardo Zaplana que no sólo pudo comprarse el coche de 16 válvulas al que aspiraba cuando era alcalde de Benidorm sino que una vez iniciado el saqueo de Valencia asentó su elegante trasero en el Consejo de Ministros y consiguió un suculento crédito hipotecario de la CAM- otro símbolo de la bandera pirata del PP en tierras valencianas- para comprar en Madrid un piso en plena Castellana de más de 500 metros cuadrados. Cuando las cosas vinieron mal dadas y el PP perdió las elecciones encontró un mullido refugio en Telefónica que le ofreció un excelente y bien remunerado empleo, parece que esta empresa privatizada por Aznar sigue pagando favores a la derechona y a la monarquía ya que también ha sido el refugio donde Urdangarin, el yerno del Borbón, se ha escondido con un millón y medio de salario anual huyendo de la quema que, al parecer, terminará abrasándole.

Zaplana fue el primer bucanero que enarboló la bandera negra de la calavera para ir haciendo caja, él y algún que otro amigo suyo como Julio Iglesias, a costa de los valencianos. Terra Mítica tenía que ser el banderín de enganche de la Comunitat Valenciana para iniciar su salto al mundo pero hoy es un erial en el que se han enterrado millones de euros a costa de los impositores de la CAM y BANCAJA que dirigidas por políticos muy bien pagados no sabían negarse a las peticiones del mandamás político de turno. Desde Valencia y gracias a la legislación impuesta por Aznar se infló en demasía la burbuja inmobiliaria, cualquier solar era bueno para construir aunque se destrozara el territorio y hoy vemos que constructores y políticos se sientan codo con codo en el banquillo de los acusados en diversos sumarios judiciales.

Cuando el pinturero Zaplana marchó a Madrid a culminar su carrera política dejó de Presidente “corre turnos” a José Luís Olivas hasta que unas elecciones sentaran a Camps en el más alto sillón de la Comunitat Valenciana. A su cese Olivas también fue premiado con un sillón, en este caso en el Banco de Valencia y Bancaja y los resultados de su gestión no pueden ser más nefastos, el Banco de Valencia, buque insignia de la banca valenciana, ha desaparecido y sus impositores y accionistas han visto desaparecer sus ahorros y su capital. Hoy José Luís Olivas está imputado por su nefasta gestión también en Bankia.

Llegó Camps y con él y su megalomanía ya se dispararon todas las alarmas, su lema era “anem a més” (Vamos a más) y a más ha ido el despilfarro económico y los trapicheos con sus “amiguitos del alma”, y mientras dos de sus palmeros reconocían ante la justicia haberse lucrado con los regalos de los gürtelianos él se sentaba en el banquillo para que un jurado popular le absolviera aunque siempre quedará sobre él la duda de si delinquió o no lo hizo, estoy convencido que con las pruebas que se mostraron una sala de justicia formada por profesionales del derecho le hubiera condenado, pero en Valencia el PP ha venido ganando elección tras elección a pesar de todos sus mangoneos, trapicheos y falta de ética política y moral personal de sus dirigentes y era de esperar que un jurado popular le absolviera.

Camps despilfarró el dinero de todos los valencianos, olvidó atender a los más necesitados y mientras los servicios sociales, la sanidad y la educación no recibían un euro los impuestos de los valencianos servían para que Camps y los dirigentes del PP en el País Valencià se dedicaran a hacerse fotos para la posteridad en cada uno de los eventos que organizaron y que hoy han caído como un castillo de naipes. Se nos dijo que la organización de la America’s Cup serviría para poner el nombre de Valencia en el mundo y la verdad es que el nombre de Valencia ha ido saliendo en la prensa mundial más seria gracias a los diversos casos de corrupción que se han ido destapando a lo largo de los últimos años. Cuando los veleros dejaron la costa valenciana quedaron unas instalaciones infrautilizadas hasta el momento pero para substituirlos llegaron Ecclestone y los bólidos de F-1 donde Valencia siguió enterrando millones de euros sin ningún rendimiento para los valencianos. Se construyó en Alacant una Ciudad del Cine que hoy es un páramo y que tan sólo ha producido gasto tras gasto. Y para rematar el desaguisado en Castelló Dom Fabrizio, el Capo y cacique del PP en aquellas tierras, construyó un aeropuerto en el que el único avión que se ha visto hasta la fecha es el que corona la horrible escultura que la megalomanía de Fabra hizo erigir y por la que se han pagado 300.000 euros a Ripollés, un mediocre artista convertido en pintor de cámara de los gerifaltes populares.

Con la llegada de Zaplana la televisión autonómica comenzó a inflarse de personal, la tomaron como su cortijo particular y comenzaron a colocar a todos los paniaguados que pudieron para asegurarse que la información les sería favorable y convirtieron Canal 9 en un nuevo NO-DO al servicio del Partido Popular. Hoy cerca de 1.300 empleados de este medio de comunicación ven su negro futuro a las puertas de un ERE que ya ha sido aceptado por el Consejo de Administración. Otro gasto más en indemnizaciones además de lo que ha costado el informe de una auditoria privada que no ha hecho otra cosa que decir lo que todo el mundo sabía, que allí había un exceso de personal y que económicamente era inviable seguir así. Este es el primer paso para el desmantelamiento de un medio de comunicación público mal gestionado durante años por los jefecillos que el PP puso al frente del mismo.

Ahora todos son lloros y quebrantos, no hay dinero para pagar a las farmacias, no hay ni un euro para las nóminas de los funcionarios, los beneficiarios de la Ley de Dependencia cobran tarde, mal y nunca, la enseñanza está peor que nunca en cuanto a dotación económica y de la sanidad ni hablemos porque la quieren privatizar para seguir dando la gestión a sus queridos amigos de siempre. Nadie se fía ya de los dirigentes valencianos del Partido Popular, han dilapidado millones de euros en grandes eventos y en construcciones faraónicas que hoy queda demostrado que tan sólo eran un decorado de cartón piedra.

Nadie les presta dinero, algún mes han tenido que acudir a pedir financiación a entidades privadas como El Corte Inglés para poder pagar las nóminas pero ahora todo el mundo les ha dado la espalda y les ha cerrado el grifo. Atrás han quedado los tiempos en los que Zaplana y Camps sacaban pecho presumiendo de ser la mejor Comunidad Autónoma de España, hoy Valencia sigue siendo la primera, pero la primera en pedir el rescate aunque le quieran llamar de otra manera. La soberanía económica del País Valencià ahora está en manos de Madrid, o más bien de Bruselas, pero la verdad es que para lo que nos ha servido a los valencianos nos da igual. Lo más tristes es que toda esta manada de irresponsables que han llevado a la quiebra a la Comunitat Valenciana siguen paseando tan tranquilos por la calle cuando si hubieran gestionado una empresa privada tal vez estarían en la cárcel de Picassent

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