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Los ex propagandistas de Stroessner devenidos en promotores del cura papá hoy pretenden que se olvide su rol pro-luguista

Fernando Lugo o el papelón de Zucolillo y Humberto Rubin

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Dijo el Nobel de Literatura estadounidense John Steinbeck,  que el hombre es el único zorro que instala una trampa, le pone la carnada y luego mete la pata, y tal parece ser la secuencia de acontecimientos para cierta ultraderecha paraguaya que buscando el favor de la prensa hegemónica, no ha hecho otra cosa que favorecer a sus adversarios y aislarse en la región.

Poco antes que una ruptura en el entonces gobernante Partido Colorado debilitara el trípode Partido-Gobierno-Fuerzas Armadas que sostenía el poder omnímodo del dictador anticomunista Alfredo Stroessner, la inteligencia norteamericana había hecho adquisiciones en el mundillo de lo medios de comunicación paraguayos.

Entre estas adquisiciones se encontraban dos personajes que aunque son célebres por su tendencia ultraderechista, codicia legionarista y avaricia sin límites en la sociedad paraguaya, eran acusados por los maccartos exponentes del régimen policíaco de Stroessner como comunistas.  Se trataba de Aldo Zucolillo y Humberto Rubin.

El primero de ellos, Aldo Zucolillo,  se hizo célebre por pedir desde las tapas de su diario la cabeza de varios “terroristas” que hoy se encuentran acompañando al gobierno del cura papá, cuando éstos militaban en la organización marxista-leninista OPM.  Tal vez por eso un famoso maestro del periodismo paraguayo y opositor a la dictadura bautizó a su diario como “nido de ratas”.

En su famoso film “Nido de ratas” (cuyo nombre original en inglés era “On the Waterfront”), Kazan glorificaba al delator Terry Malloy, personificado por el legendario actor Marlon Brando.

Inspirado en el argumento, Humberto Pérez Cáceres tildó alguna vez al diario de Aldo Zucolillo con el nombre castellano de la película de Kazan, quien en 1999 recibió un discutido Oscar por su trayectoria de manos de la misma comunidad que había sido su víctima.   De la misma manera, el diario que dirige Zucolillo hizo campaña a favor de quienes habían sido sus víctimas, llevándolos a ocupar el actual gobierno del Paraguay.

El segundo de los mencionados, Humberto Rubin, fue por interminables décadas un obsecuente adulón del dictador hasta que el National Endowment for Democracy le ofreció un mejor negocio: convertirse en “luchador” a sueldo por la democracia.

Según Nemesio Barreto Monzón, “poco más de treinta años después de iniciada la dictadura, Humberto Rubín descubre que el general Alfredo Stroessner no era un demócrata, sino un "deslustrado déspota". Inmediatamente cruza a la vereda de enfrente para convertirse sin más trámites en un ferviente demócrata y en un cliente privilegiado de la “National Endowment for Democracy”. Desde 1986 Rubín pudo comprobar que ser "demócrata" era tan rentable como lo fue en otro tiempo el negocio de la adulonería”.


“A diferencia del propietario de "Radio Ñandutí", los campesinos siempre recibieron tortura y plomo por alzar su voz de valiente contra la dictadura y no hubo para ellos lluvia de dólares de la NATIONAL ENDOWMENT FOR DEMOCRACY, de donde en 23 meses "emigraron" 342.000 dólares para Radio Ñandutí”.

Conocedores de que siendo acusado de comunista por unos trogloditas de la ultraderecha como lo eran los principales personeros del régimen de Stroessner, uno puede terminar beneficiado y recibir una lluvia de dólares desde la embajada norteamericana, los astutos “enterados” de la sociedad paraguaya urdieron el engaño del falso teólogo de la liberación Fernando Lugo.

Un cura jubilado, siempre leal al Vaticano, pero afecto a la buena vida y las mujeres de su parroquia, sin un ápice de izquierdista.

Por algún tiempo el engaño surtió el efecto deseado: Toda la prensa mediática del continente, más las agencias de prensa de los países bolivarianos, de la Cuba castrista, e incluso de los insurgentes colombianos de las FARC, repitió el libreto del inminente “giro a la izquierda” en Paraguay con el “marxista y bolivariano” obispo de los pobres.

En medio del delirio de su indiscutido poder mediático, Zucolillo y Rubin se permitieron fabricar su propia izquierda de utilería y obligar a la auténtica a sumarse como furgón de cola a la farsa.

Pero ya sabemos lo que vino después.  El bochorno global de los hijos no reconocidos, las ejecuciones extrajudiciales de ex aliados de organizaciones marxistas, las delaciones en los confesionarios del imperio de la embajada norteamericana reveladas por Wikileaks, los desaires de los presidentes de la nueva izquierda al pupilo de la prensa hegemónica.

El descubrimiento de la mentira hoy es evidente, cuando se advierte que Zucolillo y Rubin, así como el resto de la prensa comercial paraguaya, están terriblemente solos en intentar instalar al Frente Guasu como los herederos de la fraudulenta izquierda luguista.  Solo los medios paraguayos presentan a ese conglomerado de personeros de ONG, que se eligen a sí mismos y con tan débil respaldo popular pretenden llamarse “sociedad civil”, como referentes de la “izquierda”. La prensa militante de izquierdas ya no desea ser madrugada por estos falsificadores ideológicos consumados, financiados por NED y USAID.

Ya Sócrates decía que la ciencia humana consiste más en destruir errores que en descubrir verdades.

Fernando Lugo o el papelón de Zucolillo y Humberto Rubin

Los ex propagandistas de Stroessner devenidos en promotores del cura papá hoy pretenden que se olvide su rol pro-luguista
Luis Agüero Wagner
jueves, 3 de mayo de 2012, 06:43 h (CET)
Dijo el Nobel de Literatura estadounidense John Steinbeck,  que el hombre es el único zorro que instala una trampa, le pone la carnada y luego mete la pata, y tal parece ser la secuencia de acontecimientos para cierta ultraderecha paraguaya que buscando el favor de la prensa hegemónica, no ha hecho otra cosa que favorecer a sus adversarios y aislarse en la región.

Poco antes que una ruptura en el entonces gobernante Partido Colorado debilitara el trípode Partido-Gobierno-Fuerzas Armadas que sostenía el poder omnímodo del dictador anticomunista Alfredo Stroessner, la inteligencia norteamericana había hecho adquisiciones en el mundillo de lo medios de comunicación paraguayos.

Entre estas adquisiciones se encontraban dos personajes que aunque son célebres por su tendencia ultraderechista, codicia legionarista y avaricia sin límites en la sociedad paraguaya, eran acusados por los maccartos exponentes del régimen policíaco de Stroessner como comunistas.  Se trataba de Aldo Zucolillo y Humberto Rubin.

El primero de ellos, Aldo Zucolillo,  se hizo célebre por pedir desde las tapas de su diario la cabeza de varios “terroristas” que hoy se encuentran acompañando al gobierno del cura papá, cuando éstos militaban en la organización marxista-leninista OPM.  Tal vez por eso un famoso maestro del periodismo paraguayo y opositor a la dictadura bautizó a su diario como “nido de ratas”.

En su famoso film “Nido de ratas” (cuyo nombre original en inglés era “On the Waterfront”), Kazan glorificaba al delator Terry Malloy, personificado por el legendario actor Marlon Brando.

Inspirado en el argumento, Humberto Pérez Cáceres tildó alguna vez al diario de Aldo Zucolillo con el nombre castellano de la película de Kazan, quien en 1999 recibió un discutido Oscar por su trayectoria de manos de la misma comunidad que había sido su víctima.   De la misma manera, el diario que dirige Zucolillo hizo campaña a favor de quienes habían sido sus víctimas, llevándolos a ocupar el actual gobierno del Paraguay.

El segundo de los mencionados, Humberto Rubin, fue por interminables décadas un obsecuente adulón del dictador hasta que el National Endowment for Democracy le ofreció un mejor negocio: convertirse en “luchador” a sueldo por la democracia.

Según Nemesio Barreto Monzón, “poco más de treinta años después de iniciada la dictadura, Humberto Rubín descubre que el general Alfredo Stroessner no era un demócrata, sino un "deslustrado déspota". Inmediatamente cruza a la vereda de enfrente para convertirse sin más trámites en un ferviente demócrata y en un cliente privilegiado de la “National Endowment for Democracy”. Desde 1986 Rubín pudo comprobar que ser "demócrata" era tan rentable como lo fue en otro tiempo el negocio de la adulonería”.


“A diferencia del propietario de "Radio Ñandutí", los campesinos siempre recibieron tortura y plomo por alzar su voz de valiente contra la dictadura y no hubo para ellos lluvia de dólares de la NATIONAL ENDOWMENT FOR DEMOCRACY, de donde en 23 meses "emigraron" 342.000 dólares para Radio Ñandutí”.

Conocedores de que siendo acusado de comunista por unos trogloditas de la ultraderecha como lo eran los principales personeros del régimen de Stroessner, uno puede terminar beneficiado y recibir una lluvia de dólares desde la embajada norteamericana, los astutos “enterados” de la sociedad paraguaya urdieron el engaño del falso teólogo de la liberación Fernando Lugo.

Un cura jubilado, siempre leal al Vaticano, pero afecto a la buena vida y las mujeres de su parroquia, sin un ápice de izquierdista.

Por algún tiempo el engaño surtió el efecto deseado: Toda la prensa mediática del continente, más las agencias de prensa de los países bolivarianos, de la Cuba castrista, e incluso de los insurgentes colombianos de las FARC, repitió el libreto del inminente “giro a la izquierda” en Paraguay con el “marxista y bolivariano” obispo de los pobres.

En medio del delirio de su indiscutido poder mediático, Zucolillo y Rubin se permitieron fabricar su propia izquierda de utilería y obligar a la auténtica a sumarse como furgón de cola a la farsa.

Pero ya sabemos lo que vino después.  El bochorno global de los hijos no reconocidos, las ejecuciones extrajudiciales de ex aliados de organizaciones marxistas, las delaciones en los confesionarios del imperio de la embajada norteamericana reveladas por Wikileaks, los desaires de los presidentes de la nueva izquierda al pupilo de la prensa hegemónica.

El descubrimiento de la mentira hoy es evidente, cuando se advierte que Zucolillo y Rubin, así como el resto de la prensa comercial paraguaya, están terriblemente solos en intentar instalar al Frente Guasu como los herederos de la fraudulenta izquierda luguista.  Solo los medios paraguayos presentan a ese conglomerado de personeros de ONG, que se eligen a sí mismos y con tan débil respaldo popular pretenden llamarse “sociedad civil”, como referentes de la “izquierda”. La prensa militante de izquierdas ya no desea ser madrugada por estos falsificadores ideológicos consumados, financiados por NED y USAID.

Ya Sócrates decía que la ciencia humana consiste más en destruir errores que en descubrir verdades.

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