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La desmemoriada derecha valenciana

Fallas y política

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Pocos días antes de que comenzaran el primer día de Marzo las “mascletas” falleras Valencia había vivido episodios de violencia policial, aunque el Ministro del Interior no quiera admitirlo, que habían caldeado los ánimos de las gentes de la ciudad y especialmente de los más jóvenes que ven como el futuro que les espera pinta bastante oscuro.

Era normal, pues, que aprovecharan la concentración de masas que se produce en la plaza del Ayuntamiento cada día para presenciar el espectáculo pirotécnico y de manera pacífica mostrar su repulsa a unas autoridades que llevan años olvidándose del pueblo y dedicándose tan sólo a su propio bienestar y el beneficio de sus amigos y correligionarios.

Los jóvenes que desde bajo del balcón donde ufana se muestra la alcaldesa cada mediodía fallero la recibían con pitos y algunos gritos no hacían nada más que mostrar su descontento ante la primera autoridad municipal y sus invitados, algunos de ellos también responsables de la política autonómica que ha llevado este País al desastre y la quiebra económica. Estos gritos nunca fueron dirigidos a las falleras mayores ni a sus cortes de honor, representantes, según la Junta Central Fallera de la mujer valenciana, y elegidas democráticamente y no nombradas por el dictador dedo del mandamás de turno como sucedió durante casi cuarenta años.

Pero el mundo fallero, que en su mayoría más bien parece un lobby del Partido Popular, no ha permitido nunca el menor desvió en la ortodoxia fallera y acusó a los jóvenes de intentar aguar la fiesta mediante actos políticos e incluso hubo dirigentes de la muchachada de la gaviota que señalaron al PSOE y COMPROMIS como los instigadores de estas pequeñas algaradas en las que las únicas armas que portaban los protestatarios eran libros y no adoquines del centro de Valencia, donde ya no existen, como se atrevió a mentir el Ministro del Interior el otro día en sede parlamentaria. De inmediato se movilizó la Junta Central Fallera, al frente de la cual está un concejal del PP, y aparecieron escritos “espontáneos” de las Falleras Mayores y de la mayoría de las fallas apoyando a las autoridades y criticando a los que protestaban contra ellas acusándoles de mezclar las fallas con la política.

Mala memoria tiene la derecha que rige los destinos de Valencia cuando olvidan las decenas de Falleras Mayores de la ciudad hijas de militares o políticos franquistas y hasta la hoy Marquesa de Villaverde y su hija Carmen, hija y nieta del dictador, que también vistieron las galas de Fallera Mayor. Rabos de pasa tendrían que comer los dirigentes de la Junta Central Fallera para no olvidar que durante años, e incluso ahora, ellos han estado y están mezclando la política con las fallas. Ya en 1963 quemaron en efigie, cual moderno auto de fe, a Joan Fuster por haber escrito los libros “Nosaltres els valencians” y “El País Valencià”, tres años más tarde un redactor de la revista musical Fonorama tuvo que dejar Valencia por las amenazas que recibió al haber escrito un artículo crítico con la fiesta, en 1968 Martí Belda, Concejal franquista y presidente de la JCF llamó “borregos” a los miles de valencianos que presenciaba el acto de la Crida en las Torres dels Serrans y en lugar de enfadarse con él 165 comisiones falleras firmaron un escrito para que no se le destituyese, en 1974, finales del franquismo, la JCF suspende el Concurs de Teatre que organizaba la falla Corretgeria por estar representadas las obras en un correcto valenciano, para ellos era catalán, a mi se me expulsó, por Pascual Lainosa concejal franquista y presidente de la JCF, de una rueda de prensa por el simple hecho de que escribía en ORIFLAMA, revista catalana, y se me hizo salir al grito de “aquí los catalanes no tienen que estar”, dos años más tarde la revista AJOBLANCO también sufrió los ataques del fallerismo más recalcitrante por haber publicado un número extra escrito por valencianos donde las tesis se alejaban de la ortodoxia reinante y en 1982 y bajo la férula y el bastón de mando de González Lizondo algunas fallas se quemaron a las tres de la mañana como protesta porque el Congreso de los Diputados no aceptaba el termino “Reino de Valencia” en el estatuto valenciano.

Estas son sólo una pequeña muestra de la unión que desde 1939 ha existido entre las fallas y la política de derechas. La mayoría del voto fallero es un voto cautivo, antes de Unión Valenciana y ahora del PP. Afortunadamente las cosas parecen estar cambiando, pero muy poco a poco, ya hay comisiones falleras que intentan alejarse de la ortodoxia marcada por las autoridades acercando la fiesta a la población tocando los temas que preocupan a la misma mientras los partidos de izquierda se acercan a una fiesta que nunca debieron dejar en manos de la derecha.

Las fallas son una fiesta de sátira y crítica pero algunos falleros parecen no aceptar que se les critique, “tenen la cua de palla” y temen que con cualquier pequeña chispa se les encienda el trasero y se queden sin prebendas, cargos, medallas, premios y “bunyols d’or amb fulles de llorer” que parece ser es una insignia a la que todos aspiran. Mientras ellos viven la fiesta a su manera, ustedes, si están hoy y mañana en Valencia disfruten de las fallas, oigan los petardos, huelan el acre olor de la pólvora, coman buñuelos con chocolate, beban horchata mojando los “fartons” en ella y paseen las calles de Valencia, una bella ciudad a pesar de sus autoridades y de la Junta Central Fallera que no recuerda que ellos fueron los primeros que mezclaron la política con las fallas. Y si quieren abuchear a Rita y sus palmeros háganlo sin ningún miedo, las autoridades deberían tener asumido que ser abucheados va implícito en el sueldo, que no suele ser escaso.

Fallas y política

La desmemoriada derecha valenciana
Rafa Esteve-Casanova
domingo, 18 de marzo de 2012, 09:24 h (CET)
Pocos días antes de que comenzaran el primer día de Marzo las “mascletas” falleras Valencia había vivido episodios de violencia policial, aunque el Ministro del Interior no quiera admitirlo, que habían caldeado los ánimos de las gentes de la ciudad y especialmente de los más jóvenes que ven como el futuro que les espera pinta bastante oscuro.

Era normal, pues, que aprovecharan la concentración de masas que se produce en la plaza del Ayuntamiento cada día para presenciar el espectáculo pirotécnico y de manera pacífica mostrar su repulsa a unas autoridades que llevan años olvidándose del pueblo y dedicándose tan sólo a su propio bienestar y el beneficio de sus amigos y correligionarios.

Los jóvenes que desde bajo del balcón donde ufana se muestra la alcaldesa cada mediodía fallero la recibían con pitos y algunos gritos no hacían nada más que mostrar su descontento ante la primera autoridad municipal y sus invitados, algunos de ellos también responsables de la política autonómica que ha llevado este País al desastre y la quiebra económica. Estos gritos nunca fueron dirigidos a las falleras mayores ni a sus cortes de honor, representantes, según la Junta Central Fallera de la mujer valenciana, y elegidas democráticamente y no nombradas por el dictador dedo del mandamás de turno como sucedió durante casi cuarenta años.

Pero el mundo fallero, que en su mayoría más bien parece un lobby del Partido Popular, no ha permitido nunca el menor desvió en la ortodoxia fallera y acusó a los jóvenes de intentar aguar la fiesta mediante actos políticos e incluso hubo dirigentes de la muchachada de la gaviota que señalaron al PSOE y COMPROMIS como los instigadores de estas pequeñas algaradas en las que las únicas armas que portaban los protestatarios eran libros y no adoquines del centro de Valencia, donde ya no existen, como se atrevió a mentir el Ministro del Interior el otro día en sede parlamentaria. De inmediato se movilizó la Junta Central Fallera, al frente de la cual está un concejal del PP, y aparecieron escritos “espontáneos” de las Falleras Mayores y de la mayoría de las fallas apoyando a las autoridades y criticando a los que protestaban contra ellas acusándoles de mezclar las fallas con la política.

Mala memoria tiene la derecha que rige los destinos de Valencia cuando olvidan las decenas de Falleras Mayores de la ciudad hijas de militares o políticos franquistas y hasta la hoy Marquesa de Villaverde y su hija Carmen, hija y nieta del dictador, que también vistieron las galas de Fallera Mayor. Rabos de pasa tendrían que comer los dirigentes de la Junta Central Fallera para no olvidar que durante años, e incluso ahora, ellos han estado y están mezclando la política con las fallas. Ya en 1963 quemaron en efigie, cual moderno auto de fe, a Joan Fuster por haber escrito los libros “Nosaltres els valencians” y “El País Valencià”, tres años más tarde un redactor de la revista musical Fonorama tuvo que dejar Valencia por las amenazas que recibió al haber escrito un artículo crítico con la fiesta, en 1968 Martí Belda, Concejal franquista y presidente de la JCF llamó “borregos” a los miles de valencianos que presenciaba el acto de la Crida en las Torres dels Serrans y en lugar de enfadarse con él 165 comisiones falleras firmaron un escrito para que no se le destituyese, en 1974, finales del franquismo, la JCF suspende el Concurs de Teatre que organizaba la falla Corretgeria por estar representadas las obras en un correcto valenciano, para ellos era catalán, a mi se me expulsó, por Pascual Lainosa concejal franquista y presidente de la JCF, de una rueda de prensa por el simple hecho de que escribía en ORIFLAMA, revista catalana, y se me hizo salir al grito de “aquí los catalanes no tienen que estar”, dos años más tarde la revista AJOBLANCO también sufrió los ataques del fallerismo más recalcitrante por haber publicado un número extra escrito por valencianos donde las tesis se alejaban de la ortodoxia reinante y en 1982 y bajo la férula y el bastón de mando de González Lizondo algunas fallas se quemaron a las tres de la mañana como protesta porque el Congreso de los Diputados no aceptaba el termino “Reino de Valencia” en el estatuto valenciano.

Estas son sólo una pequeña muestra de la unión que desde 1939 ha existido entre las fallas y la política de derechas. La mayoría del voto fallero es un voto cautivo, antes de Unión Valenciana y ahora del PP. Afortunadamente las cosas parecen estar cambiando, pero muy poco a poco, ya hay comisiones falleras que intentan alejarse de la ortodoxia marcada por las autoridades acercando la fiesta a la población tocando los temas que preocupan a la misma mientras los partidos de izquierda se acercan a una fiesta que nunca debieron dejar en manos de la derecha.

Las fallas son una fiesta de sátira y crítica pero algunos falleros parecen no aceptar que se les critique, “tenen la cua de palla” y temen que con cualquier pequeña chispa se les encienda el trasero y se queden sin prebendas, cargos, medallas, premios y “bunyols d’or amb fulles de llorer” que parece ser es una insignia a la que todos aspiran. Mientras ellos viven la fiesta a su manera, ustedes, si están hoy y mañana en Valencia disfruten de las fallas, oigan los petardos, huelan el acre olor de la pólvora, coman buñuelos con chocolate, beban horchata mojando los “fartons” en ella y paseen las calles de Valencia, una bella ciudad a pesar de sus autoridades y de la Junta Central Fallera que no recuerda que ellos fueron los primeros que mezclaron la política con las fallas. Y si quieren abuchear a Rita y sus palmeros háganlo sin ningún miedo, las autoridades deberían tener asumido que ser abucheados va implícito en el sueldo, que no suele ser escaso.

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