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Con el gobierno de Fernando Lugo, los esbirros de la dictadura ganaron preponderancia a través de su respaldo económico y mediático al gobierno

Esbirros de Stroessner se burlan de sus víctimas

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La historia de Celso Lucas Avalos Ocampos, es una más entre los tantos héroes que lucharon contra la dictadura de Stroessner y que hoy muerden el polvo del olvido. A sus 81 años, de los cuales lleva 44 -es decir, más de la mitad de su vida- viviendo exiliado en Buenos Aires, es un testimonio más de lo poco que ha cambiado la situación en Paraguay luego del "histórico" triunfo del cura Fernando Lugo, el 20 de abril del 2008.

En su juventud, influenciado por el mártir de la lucha anti-dictatorial Arturo López Areco, más conocido en la historia paraguaya como Agapito Valiente, don Celso se unió a los movimientos de liberación que buscaban deshacerse del dictador impuesto por el imperio norteamericano en Paraguay.

Como tantos otros héroes y mártires que lo dieron todo por la liberación del Paraguay, hoy don Celso debe sufrir la indiferencia de la sociedad a la que tanto dio, y el destierro doloroso lejos del país por el que tanto sufrió. Eso mientras conocidos esbirros del dictador y empresarios enriquecidos al amparo de la dictadura, siguen mamando de las arcas del estado paraguayo, con la complicidad y complacencia del gobierno arzobispal.

La Verdad Prohibida

En 1991 HBO y Amnistía Internacional produjeron el film “La guerra de un solo hombre”, con un elenco integrado por afamadas estrellas como Anthony Hopkins, Norma Aleandro y Rubén Blades. La película estaba basada en la extraña muerte de Joelito Filártiga, hijo de 17 años del doctor Joel Filártiga, ocurrida el 30 de marzo de 1976 en el domicilio del comisario Inspector Américo Peña, en el barrio Sajonia de Asunción.

En los archivos del Terror existe abundante documentación que demuestra la estrecha vigilancia que mantenía la policía política sobre el doctor Joel Filártiga, a quien acusaba de ser un “peligroso comunista”, por lo cual no es difícil entender que existían sobradas razones para sospechar de motivaciones para el crimen que no correspondían precisamente a las sentimentales.

Según la policía, Joelito fue asesinado por el esposo de su supuesta amante al sorprenderlo en su propia cama matrimonial. La llamativa variedad de lesiones que presentaba el cadáver, los evidentes esfuerzos de la policía por entorpecer el juicio abierto a los culpables, las trabas a las investigaciones y la búsqueda de obtener diagnósticos médicos falsos, pusieron al descubierto que se trataba de algo mucho más grave que un simple crimen pasional.

Las crónicas del diario ABC color (periódico que brindaba su respaldo incondicional a la dictadura de Stroessner) calificarían entonces al homicidio como "un crimen pasional en Sajonia", haciéndose eco de la versión oficial de la Policía. Las lesiones de la víctima, Joelito Filartiga Speratti, delataban signos de torturas como quemaduras y electrocución, pero la prensa oficialista que dirigía el empresario del entorno estronista Aldo Zuccolillo, defendió a capa y espada los partes fraguados por los esbirros de la policía política, de la misma manera que en otros casos invariablemente brindaba su respaldo a la labor represiva de aquellos personajes. Era frecuente en ese tiempo que los perseguidos por la policía política de la dictadura aparezcan fotografiados en primera plana de ABC color como "buscados", al más puro estilo de la cacería de criminales del lejano oeste.

Lo más grave de todo es que bajo el actual gobierno arzobispal, en el Museo de las Memorias que preserva la memoria de los mártires y luchadores contra la dictadura, la fotografía de Joelito Filártiga fue descolgada de la galería de honor. En su reemplazo, aparecieron las fotos del ex animador de los cumpleaños de Stroessner, Humberto Rubin, y su esposa Gloria.

Es que para algunos “luchadores”, la resolución 862 del 25 de mayo de 1977 del IBR por la cual Humberto Rubín fue beneficiado con 2.000 hectáreas de tierra por Stroessner (contrariando expresas disposiciones del estatuto agrario, ley 864/63), pasó a convertirse en una "vil patraña” inventada por los roedores de los mármoles de la patria periodística. Un ataque parecido de amnesia había afectado a Aldo Zucolillo cuando en la mañana del 25 de marzo de 1988 logró reunirse con Robert Gelbard, subsecretario adjunto par Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado norteamericano. Frustrado por el fracaso de su plan Zeta acusaría allí a los opositores que luchaban contra Stroessner, de "vagos, necios y cobardes", de acuerdo al memorando. Omitió por supuesto delatar a sus amigos que traficaban drogas y ocupaban puestos claves en el aparato gubernamental, entre ellos al que había formado sociedad con él, para parir ABC color.

Los Farsantes

A diferencia de países como Argentina, donde los personeros de la dictadura hoy sufren el ostracismo y repudio por parte de la sociedad, en Paraguay los colaboradores más cercanos de Stroessner llevan una intensa vida social y son reconocidos como grandes personalidades.

Un ejemplo es el influyente propietario del diario ABC color, Aldo Zucolillo, quien prácticamente marca las pautas al gobierno de Fernando Lugo con sus editoriales. No es extraño que los esbirros de la dictadura se burlen de sus víctimas si se considera que Zucolillo es una de las grandes personalidades del periodismo paraguayo, junto a un ex policía que sirvió al sanguinario ministro del interior Edgar L. Ynsfrán, Alcibiades Gonzáles Delvalle, y el ex animador de los cumpleaños del dictador Humberto Rubin.

En cuanto a Zucolillo, basta recordar las tapas de ABC pidiendo la cabeza de los disidentes, las crónicas donde el diario se congratulaba de haber recibido al dictador "en su casa", o los editoriales defendiendo la regresión genocida desatada en Argentina por Jorge Rafael Videla, para saber con qué clase de buey estamos arando.

Si tenemos en cuenta que estos personajes hoy son los rectores y tutores del gobierno del "cambio" encabezado por Fernando Lugo, y dueños de la "verdad" con mayor "prestigio" en la sociedad paraguaya, no es difícil deducir hacia donde se dirige la caterva luguista que en su momento logró hacer pasar gatopardo por liebre.

Como una siniestra mueca en un rostro deforme, los beneficiarios del dolor y luto que causó la dictadura se siguen riendo de sus víctimas, incluso impostando sus identidades y presentándose ellos como los héroes de la historia. Los verdaderos luchadores, mártires y caídos en la lucha, entretanto, montan guardia y siguen en espera.

Esbirros de Stroessner se burlan de sus víctimas

Con el gobierno de Fernando Lugo, los esbirros de la dictadura ganaron preponderancia a través de su respaldo económico y mediático al gobierno
Luis Agüero Wagner
lunes, 23 de enero de 2012, 07:55 h (CET)
La historia de Celso Lucas Avalos Ocampos, es una más entre los tantos héroes que lucharon contra la dictadura de Stroessner y que hoy muerden el polvo del olvido. A sus 81 años, de los cuales lleva 44 -es decir, más de la mitad de su vida- viviendo exiliado en Buenos Aires, es un testimonio más de lo poco que ha cambiado la situación en Paraguay luego del "histórico" triunfo del cura Fernando Lugo, el 20 de abril del 2008.

En su juventud, influenciado por el mártir de la lucha anti-dictatorial Arturo López Areco, más conocido en la historia paraguaya como Agapito Valiente, don Celso se unió a los movimientos de liberación que buscaban deshacerse del dictador impuesto por el imperio norteamericano en Paraguay.

Como tantos otros héroes y mártires que lo dieron todo por la liberación del Paraguay, hoy don Celso debe sufrir la indiferencia de la sociedad a la que tanto dio, y el destierro doloroso lejos del país por el que tanto sufrió. Eso mientras conocidos esbirros del dictador y empresarios enriquecidos al amparo de la dictadura, siguen mamando de las arcas del estado paraguayo, con la complicidad y complacencia del gobierno arzobispal.

La Verdad Prohibida

En 1991 HBO y Amnistía Internacional produjeron el film “La guerra de un solo hombre”, con un elenco integrado por afamadas estrellas como Anthony Hopkins, Norma Aleandro y Rubén Blades. La película estaba basada en la extraña muerte de Joelito Filártiga, hijo de 17 años del doctor Joel Filártiga, ocurrida el 30 de marzo de 1976 en el domicilio del comisario Inspector Américo Peña, en el barrio Sajonia de Asunción.

En los archivos del Terror existe abundante documentación que demuestra la estrecha vigilancia que mantenía la policía política sobre el doctor Joel Filártiga, a quien acusaba de ser un “peligroso comunista”, por lo cual no es difícil entender que existían sobradas razones para sospechar de motivaciones para el crimen que no correspondían precisamente a las sentimentales.

Según la policía, Joelito fue asesinado por el esposo de su supuesta amante al sorprenderlo en su propia cama matrimonial. La llamativa variedad de lesiones que presentaba el cadáver, los evidentes esfuerzos de la policía por entorpecer el juicio abierto a los culpables, las trabas a las investigaciones y la búsqueda de obtener diagnósticos médicos falsos, pusieron al descubierto que se trataba de algo mucho más grave que un simple crimen pasional.

Las crónicas del diario ABC color (periódico que brindaba su respaldo incondicional a la dictadura de Stroessner) calificarían entonces al homicidio como "un crimen pasional en Sajonia", haciéndose eco de la versión oficial de la Policía. Las lesiones de la víctima, Joelito Filartiga Speratti, delataban signos de torturas como quemaduras y electrocución, pero la prensa oficialista que dirigía el empresario del entorno estronista Aldo Zuccolillo, defendió a capa y espada los partes fraguados por los esbirros de la policía política, de la misma manera que en otros casos invariablemente brindaba su respaldo a la labor represiva de aquellos personajes. Era frecuente en ese tiempo que los perseguidos por la policía política de la dictadura aparezcan fotografiados en primera plana de ABC color como "buscados", al más puro estilo de la cacería de criminales del lejano oeste.

Lo más grave de todo es que bajo el actual gobierno arzobispal, en el Museo de las Memorias que preserva la memoria de los mártires y luchadores contra la dictadura, la fotografía de Joelito Filártiga fue descolgada de la galería de honor. En su reemplazo, aparecieron las fotos del ex animador de los cumpleaños de Stroessner, Humberto Rubin, y su esposa Gloria.

Es que para algunos “luchadores”, la resolución 862 del 25 de mayo de 1977 del IBR por la cual Humberto Rubín fue beneficiado con 2.000 hectáreas de tierra por Stroessner (contrariando expresas disposiciones del estatuto agrario, ley 864/63), pasó a convertirse en una "vil patraña” inventada por los roedores de los mármoles de la patria periodística. Un ataque parecido de amnesia había afectado a Aldo Zucolillo cuando en la mañana del 25 de marzo de 1988 logró reunirse con Robert Gelbard, subsecretario adjunto par Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado norteamericano. Frustrado por el fracaso de su plan Zeta acusaría allí a los opositores que luchaban contra Stroessner, de "vagos, necios y cobardes", de acuerdo al memorando. Omitió por supuesto delatar a sus amigos que traficaban drogas y ocupaban puestos claves en el aparato gubernamental, entre ellos al que había formado sociedad con él, para parir ABC color.

Los Farsantes

A diferencia de países como Argentina, donde los personeros de la dictadura hoy sufren el ostracismo y repudio por parte de la sociedad, en Paraguay los colaboradores más cercanos de Stroessner llevan una intensa vida social y son reconocidos como grandes personalidades.

Un ejemplo es el influyente propietario del diario ABC color, Aldo Zucolillo, quien prácticamente marca las pautas al gobierno de Fernando Lugo con sus editoriales. No es extraño que los esbirros de la dictadura se burlen de sus víctimas si se considera que Zucolillo es una de las grandes personalidades del periodismo paraguayo, junto a un ex policía que sirvió al sanguinario ministro del interior Edgar L. Ynsfrán, Alcibiades Gonzáles Delvalle, y el ex animador de los cumpleaños del dictador Humberto Rubin.

En cuanto a Zucolillo, basta recordar las tapas de ABC pidiendo la cabeza de los disidentes, las crónicas donde el diario se congratulaba de haber recibido al dictador "en su casa", o los editoriales defendiendo la regresión genocida desatada en Argentina por Jorge Rafael Videla, para saber con qué clase de buey estamos arando.

Si tenemos en cuenta que estos personajes hoy son los rectores y tutores del gobierno del "cambio" encabezado por Fernando Lugo, y dueños de la "verdad" con mayor "prestigio" en la sociedad paraguaya, no es difícil deducir hacia donde se dirige la caterva luguista que en su momento logró hacer pasar gatopardo por liebre.

Como una siniestra mueca en un rostro deforme, los beneficiarios del dolor y luto que causó la dictadura se siguen riendo de sus víctimas, incluso impostando sus identidades y presentándose ellos como los héroes de la historia. Los verdaderos luchadores, mártires y caídos en la lucha, entretanto, montan guardia y siguen en espera.

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