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The Washington Post Writers

Toque de atención con retraso

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WASHINGTON - Lo sorprendente de la caída de la Bolsa el lunes no es lo picado del descenso. Es que hiciera falta tanto tiempo para alcanzar el final de la pendiente y comenzar el vertiginoso desplome.

De hecho, si el mercado iba a desfondarse, mejor habría sido que la caída hubiera tenido lugar antes.

Una sacudida acaecida con anterioridad habría inyectado por lo menos cierto raciocinio al mecanismo político que el presuntamente todopoderoso mercado sobreestima constantemente. Podría haber surtido un efecto disciplinario sobre la disposición de los legisladores Republicanos a jugar con fuego fiscal.

Seguí esperando durante todo el debate del techo de la deuda que el sector financiero despertase al hecho de que Washington no es ni de lejos tan funcional como calcula el mercado. En lugar de eso, el sector económico da por sentado que puesto que el impago de la deuda soberana era impensable, no tenía que incluir esa posibilidad en el cálculo de riesgos.

¿Alguno de estos magos de las finanzas escucha alguna vez un discurso de la candidata conservadora Michele Bachmann o de cualquiera de sus colegas activistas fiscales? En lugar de convertir una crisis en una oportunidad, los Republicanos convirtieron la oportunidad en crisis -- una crisis evitada por los pelos.

Habiendo reaccionado de forma insuficiente al riesgo de impago, ahora el mercado reacciona de forma exagerada. Nada de lo contenido en el análisis de Standard & Poor's debería sorprender al lector asiduo de prensa, y ya no hablemos de un titán de las finanzas.

S&P explica que rebaja la calificación del país porque "la prolongada polémica en torno a la subida del techo estatutario de la deuda y el debate legislativo fiscal relacionado apuntan que más progresos a corto plazo conteniendo el crecimiento del gasto público, especialmente en materia social, o alcanzar un acuerdo en la subida de la recaudación, son menos probables de lo previamente supuesto y que seguirá siendo un proceso contencioso y caprichoso".

¿Contencioso y caprichoso? ¿Esta gente rebaja su retórica junto a la calificación estadounidense? ¿Reciben C-SPAN en el cable de la oficina?

Más cosas que dice Standard & Poor's: "También pensamos que el plan de consolidación fiscal al que llegaron esta semana Congreso y administración queda muy lejos de la cantidad que pensamos imprescindible para estabilizar la deuda del ejecutivo en general antes de mediados de la década".

Es cierto, pero, de nuevo, no nos hace falta S&P para llegar a esa conclusión. Visite el análisis que hace la Oficina Presupuestaria del Congreso del acuerdo del techo de la deuda (http://1.usa.gov/oQZWcV) y descubrirá que ella calcula que el acuerdo reduce el déficit en 2,1 billones acumulados a lo largo de la próxima década. Visite a continuación el análisis que hace la Oficina Presupuestaria del déficit acumulado sin el acuerdo del techo de la deuda (http://1.usa.gov/gPl1mM): 6,7 billones.

Yo no he amasado millones en la Bolsa, pero sí que llego a matemática elemental: tras el acuerdo del techo de la deuda, la deuda nacional crece 4,6 billones. Siempre fue evidente que todavía queda mucho por hacer. Como dijo el Presidente Obama el lunes: "La realidad es que no nos hacía falta una agencia de calificación que nos diga que necesitamos un enfoque equilibrado a largo plazo sobre la reducción del déficit público".

Así que ahora que una agencia de calificación nos ha contado eso, ¿qué viene? El presidente tiene que proponer algo menos vano que el frívolo discurso de ánimo del lunes nada convincente: "No importa lo que alguna agencia pueda decir, siempre hemos sido y siempre seremos un país triple A". Esto ya es pésimo tal cual, pero los redactores de discursos del presidente tendrían que recordar que fue Obama en persona el que ponía en tela de juicio, pre-rebaja, que tengamos "un sistema político triple A a la altura de nuestra calificación triple A".

Yo no soy partidaria del enfoque de convocar al Congreso. ¿Para hacer qué? ¿Andar por ahí gritando las mismas consignas desgastadas? ¡Apartad las manos de las pensiones de las abuelas! ¡Tenemos un problema de gasto, no un problema de recaudación! Confíe en mí, la mejor forma de tranquilizar a los mercados no es arrastrar al Congreso de vuelta a la ciudad.

Con independencia de lo que pueda hacer Washington para aliviar la angustia a corto plazo -- ampliar la prestación por desempleo o la reducción de las retenciones en las nóminas -- se podrá hacer este otoño.

Con independencia de lo que pueda hacer Washington a la hora de abordar cuestiones a largo plazo de la forma equilibrada que pide Standard & Poor's -- en realidad, cada analista racional lo pide -- no es probable que ello suceda en el seno de la repercusión politizada del descalabro del pánico.

La instancia mejor preparada para salir del paso existe en forma del nuevo súper-comité. El plazo para que los líderes legislativos elijan a sus integrantes vence la semana que viene. Antes de elegir por reflejo a los partidistas más inflexibles, las dos formaciones tendrían que examinar el análisis de S&P y sus consecuencias -- y seleccionar un equipo capaz de llegar a compromisos.

Mientras tanto, la mejor noticia de un lunes triste fue que el presidente tiene intención de proponer un plan concreto propio. Cuanto antes, mejor. Y cuanto antes empiece a promocionarlo por el país, algo que debió haber hecho hace meses, mejor aún.

Toque de atención con retraso

The Washington Post Writers
Ruth Marcus
jueves, 11 de agosto de 2011, 06:44 h (CET)
WASHINGTON - Lo sorprendente de la caída de la Bolsa el lunes no es lo picado del descenso. Es que hiciera falta tanto tiempo para alcanzar el final de la pendiente y comenzar el vertiginoso desplome.

De hecho, si el mercado iba a desfondarse, mejor habría sido que la caída hubiera tenido lugar antes.

Una sacudida acaecida con anterioridad habría inyectado por lo menos cierto raciocinio al mecanismo político que el presuntamente todopoderoso mercado sobreestima constantemente. Podría haber surtido un efecto disciplinario sobre la disposición de los legisladores Republicanos a jugar con fuego fiscal.

Seguí esperando durante todo el debate del techo de la deuda que el sector financiero despertase al hecho de que Washington no es ni de lejos tan funcional como calcula el mercado. En lugar de eso, el sector económico da por sentado que puesto que el impago de la deuda soberana era impensable, no tenía que incluir esa posibilidad en el cálculo de riesgos.

¿Alguno de estos magos de las finanzas escucha alguna vez un discurso de la candidata conservadora Michele Bachmann o de cualquiera de sus colegas activistas fiscales? En lugar de convertir una crisis en una oportunidad, los Republicanos convirtieron la oportunidad en crisis -- una crisis evitada por los pelos.

Habiendo reaccionado de forma insuficiente al riesgo de impago, ahora el mercado reacciona de forma exagerada. Nada de lo contenido en el análisis de Standard & Poor's debería sorprender al lector asiduo de prensa, y ya no hablemos de un titán de las finanzas.

S&P explica que rebaja la calificación del país porque "la prolongada polémica en torno a la subida del techo estatutario de la deuda y el debate legislativo fiscal relacionado apuntan que más progresos a corto plazo conteniendo el crecimiento del gasto público, especialmente en materia social, o alcanzar un acuerdo en la subida de la recaudación, son menos probables de lo previamente supuesto y que seguirá siendo un proceso contencioso y caprichoso".

¿Contencioso y caprichoso? ¿Esta gente rebaja su retórica junto a la calificación estadounidense? ¿Reciben C-SPAN en el cable de la oficina?

Más cosas que dice Standard & Poor's: "También pensamos que el plan de consolidación fiscal al que llegaron esta semana Congreso y administración queda muy lejos de la cantidad que pensamos imprescindible para estabilizar la deuda del ejecutivo en general antes de mediados de la década".

Es cierto, pero, de nuevo, no nos hace falta S&P para llegar a esa conclusión. Visite el análisis que hace la Oficina Presupuestaria del Congreso del acuerdo del techo de la deuda (http://1.usa.gov/oQZWcV) y descubrirá que ella calcula que el acuerdo reduce el déficit en 2,1 billones acumulados a lo largo de la próxima década. Visite a continuación el análisis que hace la Oficina Presupuestaria del déficit acumulado sin el acuerdo del techo de la deuda (http://1.usa.gov/gPl1mM): 6,7 billones.

Yo no he amasado millones en la Bolsa, pero sí que llego a matemática elemental: tras el acuerdo del techo de la deuda, la deuda nacional crece 4,6 billones. Siempre fue evidente que todavía queda mucho por hacer. Como dijo el Presidente Obama el lunes: "La realidad es que no nos hacía falta una agencia de calificación que nos diga que necesitamos un enfoque equilibrado a largo plazo sobre la reducción del déficit público".

Así que ahora que una agencia de calificación nos ha contado eso, ¿qué viene? El presidente tiene que proponer algo menos vano que el frívolo discurso de ánimo del lunes nada convincente: "No importa lo que alguna agencia pueda decir, siempre hemos sido y siempre seremos un país triple A". Esto ya es pésimo tal cual, pero los redactores de discursos del presidente tendrían que recordar que fue Obama en persona el que ponía en tela de juicio, pre-rebaja, que tengamos "un sistema político triple A a la altura de nuestra calificación triple A".

Yo no soy partidaria del enfoque de convocar al Congreso. ¿Para hacer qué? ¿Andar por ahí gritando las mismas consignas desgastadas? ¡Apartad las manos de las pensiones de las abuelas! ¡Tenemos un problema de gasto, no un problema de recaudación! Confíe en mí, la mejor forma de tranquilizar a los mercados no es arrastrar al Congreso de vuelta a la ciudad.

Con independencia de lo que pueda hacer Washington para aliviar la angustia a corto plazo -- ampliar la prestación por desempleo o la reducción de las retenciones en las nóminas -- se podrá hacer este otoño.

Con independencia de lo que pueda hacer Washington a la hora de abordar cuestiones a largo plazo de la forma equilibrada que pide Standard & Poor's -- en realidad, cada analista racional lo pide -- no es probable que ello suceda en el seno de la repercusión politizada del descalabro del pánico.

La instancia mejor preparada para salir del paso existe en forma del nuevo súper-comité. El plazo para que los líderes legislativos elijan a sus integrantes vence la semana que viene. Antes de elegir por reflejo a los partidistas más inflexibles, las dos formaciones tendrían que examinar el análisis de S&P y sus consecuencias -- y seleccionar un equipo capaz de llegar a compromisos.

Mientras tanto, la mejor noticia de un lunes triste fue que el presidente tiene intención de proponer un plan concreto propio. Cuanto antes, mejor. Y cuanto antes empiece a promocionarlo por el país, algo que debió haber hecho hace meses, mejor aún.

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