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“Arrinconarse en una esquina es una pésima estrategia porque no deja lugar para correr. Pero es genial porque nos obliga a luchar.” Jarod Kintz

Sánchez e Iglesias un tándem peligroso

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Sería una verdadera insensatez no darle la importancia que realmente tienen estas primarias del PSOE en la que, tres concepciones de España y de su política, están en juego y de las que, sin duda, depende que nuestro país sea capaz de continuar avanzando en el progreso, que siga perteneciendo a Europa en calidad de primera potencia y que, nuestra nación, continúe siendo gobernable, libre, independiente y una.

Es evidente que quienes pensaron que, con el golpe de mano que una parte de los socialistas, encabezados por el socialismo Andaluz presidido por la señora Diaz, habían dejado fuera de combate al señor Pedro Sánchez, estaban totalmente equivocados al desconocer la cabezonería, el amor por el poder, la vena del más puro izquierdismo extremista y el inmenso ego de este joven luchador y, a mi entender, extremadamente peligroso economista, que fue el último secretario general del PSOE. La idea que tiene de España este señor, que no se ha resignado a ser desplazado del puesto de mando de la nave socialista, nada tiene que ver con la que el PSOE de toda la vida ha venido manteniendo desde que se restableció la democracia en España. Al señor Sánchez le importa un rábano que España siga siendo una o se convierta en un nuevo reino de Taifas, con tal de que le pueda alcanzar el poder, aunque, en esta ocasión, deba compartirlo con otro de los sujetos, una bestia política, más carismática, escurridiza y camaleónica que, seguramente, se ha dado entre el pueblo español de las últimas décadas; hablamos, naturalmente, del líder de Podemos, el señor Pablo Iglesias.

Afortunadamente, el resultado de las elecciones francesas ha representado un serio revés para estos populismos que, últimamente, parecía que habían conseguido alcanzar una moderada aceptación en una parte, ciertamente bastante importante, del electorado español. No es que, en esta ocasión, quien salga elegido para el cargo de secretario general del PSOE sea algo que deba preocupar solamente a los socialistas, sino que es obvio que, un partido que ha ocupado durante años la primera o la segunda posición dentro de los partidos políticos nacionales, continúe siendo un partido moderado, de los que calificaríamos como de centro-izquierda, con el que se puede dialogar, llegar a acuerdos y gobernar, como sucedió durante la época de Felipe González o, como es muy posible que pudiera suceder, si pasara a depender del señor Pedro Sánchez –una persona que ha demostrado su fanatismo, su odio visceral hacia la derecha y su poca cintura para llegar a acuerdos de gobernación –, posiblemente entraríamos en una peligrosa espiral de desencuentros, de alianzas con la extrema izquierda o de intentos de convertir a nuestro país en uno más de estos países en los que, las izquierdas, empeñadas en sus utopías irrealizables, nos obligarían a salir de la UE y a renunciar al euro como, en su día, pretendió el señor Tsypras, cuando ganó las elecciones en la república griega. Todos sabemos cómo terminó aquella aventura en la que, Grecia, pretendió enfrentarse a sus acreedores y a los bancos de los que dependía su enorme deuda externa.

Sin embargo, existen en España unas circunstancias que convierten en doblemente peligrosa una victoria del señor Sánchez en estas primarias, que ahora se están ventilando. Acechando, haciéndose el simpático y quizá colaborando secretamente en la campaña que lleva a cabo el señor Sánchez en apoyo de su candidatura (se habla de que un número elevado de nuevas adscripciones, inusual, está acrecentando el número de miembros nuevos del PSOE y, las malas lenguas, hablan de que pudieran ser miembros de Podemos “prestados” para poder votar a favor del candidato díscolo). Si hubo un momento en el que Sánchez e Iglesias estuvieron a un tris de aliarse, para evitar que el PP pudiera hacerse con el gobierno de la nación; no extrañaría que, a la vista de los malos resultados que, para los intereses de ambos cabecillas supuso el no haber logrado haberse entendido, ahora, ante esta nueva oportunidad que se les presenta, si el señor Sánchez pudiera alcanzar el poder dentro de su partido, es muy probable que ya tengan pergeñado un plan en el que, ambas formaciones políticas, pudieran llegar a entenderse para presentar una moción de censura contra el actual gobierno del PP, presentando un nuevo candidato a la presidencia juntamente con un plan de gobierno. Para el cargo de nuevo presidente, al menos al principio, es muy posible que Iglesias permitiera que fuere Sánchez que lo ocupase, mientras Podemos se reservara para sí los ministerios más importantes de un posible gobierno de coalición.

Por desgracia se están produciendo las circunstancias políticas que algunos venimos anunciando desde que Rajoy cometió el error de aceptar gobernar en minoría en lugar de esperar a que se convocasen unas nuevas elecciones que todas las encuestan anunciaban como muy favorables para el PP. Los socialistas, a pesar de actuar de una manera anárquica y de sus desencuentros internos, poco a poco, van recuperando a sus votantes; Ciudadanos, convertido es flamante liberales, en las recientes encuestas parecen ser los que van saliendo más beneficiados a pesar de carecer de un programa concertó y basar toda su propaganda en una lucha contra la corrupción que, si ahora es muy importante debido a los recientes casos de corruptelas, especialmente dentro del PP, cuando pase un tiempo las aguas regresarán a su cauce y la sensatez y el sentido pragmático de la ciudadanía los situaran en el puesto marginal que les corresponde. Podemos están estancados, pero mantienen una considerable fuerza de atracción para aquellos que están desengañados de los partidos tradicionales.

Ahora, la convocatoria de unas elecciones para el verano, no garantizarían, al PP, un resultado tan claro y favorable como el que hubieran conseguido si las hubieran convocado para este mes de mayo; sin haber permitido que se formase un nuevo gobierno y se hubieran mantenido como un gobierno en funciones. Las sucesivas encuestas que se han ido celebrando desde que el PP ha asumido la gobernanza en minoría, sumando los casos de corrupción detectados en la comunidad madrileña, no han hecho más que desgastar al ejecutivo de Rajoy y, la última de ellas, que ha tenido lugar recientemente, aunque mantiene al PP en su calidad de vencedor de unos posibles comicios, es a costa de bajar 1’5 puntos respecto a las posibilidades que se le otorgaban en la anterior encuesta que se publicó. Todo es cuestión de tiempo y del natural desgaste originado por la gobernación, para que el señor Rajoy vaya perdiendo apoyos y los que le vienen votando, teniendo en cuenta los cambios que en su política que está llevando a cabo el partido popular, en ocasiones debido a que su dirección no comparte los mismos valores que muchos de los votantes o, también, a causa de los sapos que se tienen que tragar a la fuerza, si es que quieren que se aprueben, mutiladas, algunas de sus propuestas en el Parlamento del país.

A medida que vaya transcurriendo el tiempo, si el tema catalán sigue siendo uno de los problemas más acuciantes, ante los que el Gobierno tiene que enfrentarse, se sigue manteniendo la tensión entre el Ejecutivo y los separatistas, que están apurando al límite su desafío al gobierno, el PP pudiera verse obligado a convocar elecciones o, el Parlamento, a causa de una posible coalición del PSOE con Podemos e IU, quien sabe si con el apoyo de los nacionalistas, provocara una moción de censura con posibilidades de éxito; es evidente que la causa nacionalistas saldría muy reforzada si, como ya vienen anunciando los de Podemos, son partidarios de permitir un referéndum catalán y los del señor Sánchez también lo apoyan, para lanzar su idea estrella: la de conformar España como una nación de naciones de tipo federal, algo que, como es evidente, estaría condenado al más absoluto de los fracaso, aparte de lo que representaría esta plurinacionalidad en cuanto a nuestra futura permanencia en la UE.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, cada día que transcurre, cada etapa de este proceso que están llevando adelante, a pesar de las trabas jurídicas con las que el Estado español intenta frenar, siempre a rastras de las acciones separatistas, el avance de las distintas etapas que tienen programadas en el Parlament catalán, con el explícito acuerdo y apoyo de la Generalitat. La última, la compra de urnas por un importe de 200.000 euros, a pesar de que el TC les advirtió de que no podían llevar a cabo ninguna acción encaminada a un referéndum ilegal; tenemos la preocupante impresión de que quien lleva la batuta en este concierto no es el Gobierno, sino los nacionalistas catalanes que son los que van quemando etapas sin que, de momento, ninguno de los que están incumpliendo las leyes ostentosamente, haya pisado el suelo de ninguna cárcel de nuestro país., ¿Es que se tiene miedo de aplastar aquellos a los que la República no tuvo inconveniente encarcelar, cuando el señor Companys decidió, por su cuenta y riesgo, declarar su propia república catalana?

Sánchez e Iglesias un tándem peligroso

“Arrinconarse en una esquina es una pésima estrategia porque no deja lugar para correr. Pero es genial porque nos obliga a luchar.” Jarod Kintz
Miguel Massanet
miércoles, 10 de mayo de 2017, 00:03 h (CET)
Sería una verdadera insensatez no darle la importancia que realmente tienen estas primarias del PSOE en la que, tres concepciones de España y de su política, están en juego y de las que, sin duda, depende que nuestro país sea capaz de continuar avanzando en el progreso, que siga perteneciendo a Europa en calidad de primera potencia y que, nuestra nación, continúe siendo gobernable, libre, independiente y una.

Es evidente que quienes pensaron que, con el golpe de mano que una parte de los socialistas, encabezados por el socialismo Andaluz presidido por la señora Diaz, habían dejado fuera de combate al señor Pedro Sánchez, estaban totalmente equivocados al desconocer la cabezonería, el amor por el poder, la vena del más puro izquierdismo extremista y el inmenso ego de este joven luchador y, a mi entender, extremadamente peligroso economista, que fue el último secretario general del PSOE. La idea que tiene de España este señor, que no se ha resignado a ser desplazado del puesto de mando de la nave socialista, nada tiene que ver con la que el PSOE de toda la vida ha venido manteniendo desde que se restableció la democracia en España. Al señor Sánchez le importa un rábano que España siga siendo una o se convierta en un nuevo reino de Taifas, con tal de que le pueda alcanzar el poder, aunque, en esta ocasión, deba compartirlo con otro de los sujetos, una bestia política, más carismática, escurridiza y camaleónica que, seguramente, se ha dado entre el pueblo español de las últimas décadas; hablamos, naturalmente, del líder de Podemos, el señor Pablo Iglesias.

Afortunadamente, el resultado de las elecciones francesas ha representado un serio revés para estos populismos que, últimamente, parecía que habían conseguido alcanzar una moderada aceptación en una parte, ciertamente bastante importante, del electorado español. No es que, en esta ocasión, quien salga elegido para el cargo de secretario general del PSOE sea algo que deba preocupar solamente a los socialistas, sino que es obvio que, un partido que ha ocupado durante años la primera o la segunda posición dentro de los partidos políticos nacionales, continúe siendo un partido moderado, de los que calificaríamos como de centro-izquierda, con el que se puede dialogar, llegar a acuerdos y gobernar, como sucedió durante la época de Felipe González o, como es muy posible que pudiera suceder, si pasara a depender del señor Pedro Sánchez –una persona que ha demostrado su fanatismo, su odio visceral hacia la derecha y su poca cintura para llegar a acuerdos de gobernación –, posiblemente entraríamos en una peligrosa espiral de desencuentros, de alianzas con la extrema izquierda o de intentos de convertir a nuestro país en uno más de estos países en los que, las izquierdas, empeñadas en sus utopías irrealizables, nos obligarían a salir de la UE y a renunciar al euro como, en su día, pretendió el señor Tsypras, cuando ganó las elecciones en la república griega. Todos sabemos cómo terminó aquella aventura en la que, Grecia, pretendió enfrentarse a sus acreedores y a los bancos de los que dependía su enorme deuda externa.

Sin embargo, existen en España unas circunstancias que convierten en doblemente peligrosa una victoria del señor Sánchez en estas primarias, que ahora se están ventilando. Acechando, haciéndose el simpático y quizá colaborando secretamente en la campaña que lleva a cabo el señor Sánchez en apoyo de su candidatura (se habla de que un número elevado de nuevas adscripciones, inusual, está acrecentando el número de miembros nuevos del PSOE y, las malas lenguas, hablan de que pudieran ser miembros de Podemos “prestados” para poder votar a favor del candidato díscolo). Si hubo un momento en el que Sánchez e Iglesias estuvieron a un tris de aliarse, para evitar que el PP pudiera hacerse con el gobierno de la nación; no extrañaría que, a la vista de los malos resultados que, para los intereses de ambos cabecillas supuso el no haber logrado haberse entendido, ahora, ante esta nueva oportunidad que se les presenta, si el señor Sánchez pudiera alcanzar el poder dentro de su partido, es muy probable que ya tengan pergeñado un plan en el que, ambas formaciones políticas, pudieran llegar a entenderse para presentar una moción de censura contra el actual gobierno del PP, presentando un nuevo candidato a la presidencia juntamente con un plan de gobierno. Para el cargo de nuevo presidente, al menos al principio, es muy posible que Iglesias permitiera que fuere Sánchez que lo ocupase, mientras Podemos se reservara para sí los ministerios más importantes de un posible gobierno de coalición.

Por desgracia se están produciendo las circunstancias políticas que algunos venimos anunciando desde que Rajoy cometió el error de aceptar gobernar en minoría en lugar de esperar a que se convocasen unas nuevas elecciones que todas las encuestan anunciaban como muy favorables para el PP. Los socialistas, a pesar de actuar de una manera anárquica y de sus desencuentros internos, poco a poco, van recuperando a sus votantes; Ciudadanos, convertido es flamante liberales, en las recientes encuestas parecen ser los que van saliendo más beneficiados a pesar de carecer de un programa concertó y basar toda su propaganda en una lucha contra la corrupción que, si ahora es muy importante debido a los recientes casos de corruptelas, especialmente dentro del PP, cuando pase un tiempo las aguas regresarán a su cauce y la sensatez y el sentido pragmático de la ciudadanía los situaran en el puesto marginal que les corresponde. Podemos están estancados, pero mantienen una considerable fuerza de atracción para aquellos que están desengañados de los partidos tradicionales.

Ahora, la convocatoria de unas elecciones para el verano, no garantizarían, al PP, un resultado tan claro y favorable como el que hubieran conseguido si las hubieran convocado para este mes de mayo; sin haber permitido que se formase un nuevo gobierno y se hubieran mantenido como un gobierno en funciones. Las sucesivas encuestas que se han ido celebrando desde que el PP ha asumido la gobernanza en minoría, sumando los casos de corrupción detectados en la comunidad madrileña, no han hecho más que desgastar al ejecutivo de Rajoy y, la última de ellas, que ha tenido lugar recientemente, aunque mantiene al PP en su calidad de vencedor de unos posibles comicios, es a costa de bajar 1’5 puntos respecto a las posibilidades que se le otorgaban en la anterior encuesta que se publicó. Todo es cuestión de tiempo y del natural desgaste originado por la gobernación, para que el señor Rajoy vaya perdiendo apoyos y los que le vienen votando, teniendo en cuenta los cambios que en su política que está llevando a cabo el partido popular, en ocasiones debido a que su dirección no comparte los mismos valores que muchos de los votantes o, también, a causa de los sapos que se tienen que tragar a la fuerza, si es que quieren que se aprueben, mutiladas, algunas de sus propuestas en el Parlamento del país.

A medida que vaya transcurriendo el tiempo, si el tema catalán sigue siendo uno de los problemas más acuciantes, ante los que el Gobierno tiene que enfrentarse, se sigue manteniendo la tensión entre el Ejecutivo y los separatistas, que están apurando al límite su desafío al gobierno, el PP pudiera verse obligado a convocar elecciones o, el Parlamento, a causa de una posible coalición del PSOE con Podemos e IU, quien sabe si con el apoyo de los nacionalistas, provocara una moción de censura con posibilidades de éxito; es evidente que la causa nacionalistas saldría muy reforzada si, como ya vienen anunciando los de Podemos, son partidarios de permitir un referéndum catalán y los del señor Sánchez también lo apoyan, para lanzar su idea estrella: la de conformar España como una nación de naciones de tipo federal, algo que, como es evidente, estaría condenado al más absoluto de los fracaso, aparte de lo que representaría esta plurinacionalidad en cuanto a nuestra futura permanencia en la UE.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, cada día que transcurre, cada etapa de este proceso que están llevando adelante, a pesar de las trabas jurídicas con las que el Estado español intenta frenar, siempre a rastras de las acciones separatistas, el avance de las distintas etapas que tienen programadas en el Parlament catalán, con el explícito acuerdo y apoyo de la Generalitat. La última, la compra de urnas por un importe de 200.000 euros, a pesar de que el TC les advirtió de que no podían llevar a cabo ninguna acción encaminada a un referéndum ilegal; tenemos la preocupante impresión de que quien lleva la batuta en este concierto no es el Gobierno, sino los nacionalistas catalanes que son los que van quemando etapas sin que, de momento, ninguno de los que están incumpliendo las leyes ostentosamente, haya pisado el suelo de ninguna cárcel de nuestro país., ¿Es que se tiene miedo de aplastar aquellos a los que la República no tuvo inconveniente encarcelar, cuando el señor Companys decidió, por su cuenta y riesgo, declarar su propia república catalana?

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