No hay verano futbolístico que se precie en el que no haya culebrón en el mercado de fichajes. Este año incluso tenemos ración doble: Cesc Fábregas y Sergio Agüero. Son dos jugadores que persiguen el mismo fin pero con métodos completamente opuestos. El argentino ha dicho por activa y por pasiva que no volverá a jugar con el Atlético de Madrid; su incontinencia verbal le ha llevado incluso a asegurar que no siente los colores rojiblancos, y eso le ha colocado ahora en territorio de nadie. En cambio, el español está mudo; su estrategia es no mojarse, quizá para no disgustar a nadie, aunque algunos también lo llamamos cobardía a la hora de tomar decisiones.
Centrándonos en Agüero, los guiños constantes que está haciendo al Real Madrid son ya la guinda del pastel, y ese merengue ya sí que no lo digieren bien los colchoneros. Hay quien dice que el Kun está convencido de que esa “operación salida”, del Manzanares a la Castellana, saldrá adelante, a pesar de los que dicen que lo de Neymar está muy avanzado. Si yo fuera cualquiera de ellos, no me confiaría, que hace meses también sonaba mucho Fernando Llorente y nadie ha vuelto a nombrarle por la casa blanca. A ver si es Manolito (Adebayor) el afortunado en este sorteo pese a las pocas papeletas con las que partía… Lo cierto es que el Kun preveía tener su futuro resuelto para cuando terminara su participación en la Copa América y, con más pena que gloria, Argentina ya está eliminada… y él aún sabe con qué colores comenzará la pretemporada. A su favor, diré que ha sido de lo menos mediocre de la albiceleste, frente a un Messi que, en mi opinión, ha recibido críticas muy justas (¿no será que sin Xavi e Iniesta él es sólo bueno, sin más?).
El caso de Cesc es muy distinto. Para empezar, este serial empieza a competir en longevidad con Falcon Crest. Hace ya tantos años que se habla de su infructuoso regreso a España que parece que el 4 “gunner” tenga ya treinta y tantos, y sólo tiene 24. Sin embargo, nadie le ha oído decir nunca públicamente que quiere salir del Arsenal. Ni cuando le pretendió el Real Madrid ni ahora que el Barcelona parece lanzado a por él. Que otros hablen por él, como ha hecho estos días Xavi, me parece simplemente patético. Si tan mal lo está pasando y tantas ganas tiene de fichar por el Barcelona, que lo diga con su propia boquita. Esa cobardía, lejos de ayudarle a volver a la que fue su casa, incluso le da argumentos a Wenger para retenerle. Quizá todo se explique en el sentimiento de deuda que aún siente con su descubridor.
Otro detalle que no ayuda nada es que el Barcelona tenga el bolsillo suelto para contratar a Alexis (otro que va camino de culebrón) mientras que cuente cada euro para hacer una oferta por su supuesto “hijo pródigo”. Obviamente, el Arsenal ve eso como un desprecio, y me parece lógico que no esté dispuesto a dejar escapara su capitán por menos de 45 millones. Si Alexis los vale, Cesc también.