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Etiquetas | Logos y episteme
La prensa digital debe contar aquello que resulte problemático a los grandes grupos empresariales, pero también ha de concitar reflexiones propias y puntos de vista inéditos sobre las más diversas materias

Diario SIGLO XXI ofrece un debate para conocer, analizar para dudar, y escribir, en fin, sobre la actualidad desde diferentes disciplinas

La función de la prensa digital (y de Diario SIGLO XXI)

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Leí hace un par de años una reflexión de Ignacio Sotelo sobre el desplome del cuarto poder. En aquellas líneas el autor venía a decir que la crisis de los periódicos de papel se produce en buena medida por el cambio, o para ser más precisos, por el impacto que la prensa digital está produciendo en la sociedad. Ese impacto sin duda afecta a los contenidos: la inmediatez, el sensacionalismo, la huella de la opinión publicada en las estrategias políticas de corto plazo… “Se pretende salir del hoyo bajando aún más la calidad, un círculo infernal con consecuencias catastróficas…” {…} “pequeñas dosis de política, expresadas en un lenguaje simplista, ejercen una enorme influencia, pero ya no como instrumento de orientación, sino de manipulación”.

La práctica de lo que en teoría está enunciado es lo que está sucediendo. Vicente Verdú lo llama Microperiodismo y pone dos ejemplos: “Un incendio en el sur de California con un millón de damnificados ocupará menos tiempo y lugar informativos que el secuestro de Madeleine. Una cuestión en orden de la Justicia como la pugna en el tribunal Constitucional capta menor atención que los ataques a la chica ecuatoriana en el metro de Barcelona”. Ambos sucesos se refieren sólo al funcionamiento judicial. Pero la cuestión sólo obtiene una participación generalizada en la ya clásica adjetivación de Manuel Castells, esto es, la “mediaticocracia” en la que vivimos, al referirnos de manera relevante al hecho menos institucionalizado, el que menos mecanismos de comprensión requiere.

La principal razón que me llevó a escribir en Diario SIGLO XXI y a compartir la responsabilidad de crear opinión, no estriba en el compromiso por la igualdad, la libertad y el pluralismo que este diario expresa de modo inequívoco, por más que solidarice sin ningún tipo de fisura con ello. Lo más importante para sentirme partícipe de todo, es fundamentalmente la reflexión implícita que detrás del tamiz de la información encontré nítidamente: Estar informado, no quiere decir, pensar. Esta es la clave de SIGLO XXI: debatir para conocer, analizar para dudar, y escribir, en fin, sobre la actualidad desde diferentes disciplinas porque entiendo como Lledó que “la democracia nace con la igualdad ante el lenguaje y gracias al lenguaje se hace realidad”. En lo que a mi persona concierne y siguiendo de nuevo a Lledó; cuando escribo aquí, pienso lo vivido; que no es otra cosa que articular en cada presente, diferentes experiencias mentales que puedan orientarnos.

Así nació Logos y epistéme, mi columna de opinión en Diario SIGLO XXI. Es deseo del autor reflejar la expresión, conquistar un estilo a través de un lenguaje que hace notar la intención, acentuando la sospecha sobre la realidad. Logos como lucha por apoderarse del mundo. La praxis del Logos, es cristaliza en trascender lo inmediato y estar apoyado epistemológicamente. Mi punto de vista, en este sentido, es la reflexión sobre el pasado que ayuda a orientar el tiempo, a pensar históricamente, a complejizar y jerarquizar los problemas, porque tal y como explicó E.H. Carr en su clásica obra sobre la Historia, esta disciplina es capaz de darnos indicadores de conocimiento para comprender la sociedad del pasado, e incrementar el dominio de la sociedad en el presente. Y esto es así porque el lenguaje como expresa Ramin Jahanbegloo requiere la “comprensión que fomente el cultivo de valores compartidos por todos los ciudadanos”. O como expone Lledó: “Se trata sólo de saber cómo se ha de dialogar con la experiencia, cómo afirmar nuestra sensibilidad y hasta nuestra inteligencia para no decir todas las voces interesantes que desde el presente y desde el pasado se nos lanzan”. Ese diálogo yo lo realizo a través de la epistemología de la Historia.

Tanto usted lector, como yo, “estamos inmersos en grupos construidos narrativamente, esto es, en lo que comporta una historia común. En este sentido, la narrativa es literalmente constitutiva del grupo y del individuo. Somos relato, y por eso deberíamos expresamos de manera hermenéutica, esto es, a través del análisis que ha de ser común entre pensamiento y unidad verbal que lo expresa.

La prensa digital debe cumplir funciones que la prensa de papel no cumple. Debe contar aquello que resulte problemático a los grandes grupos empresariales, pero también ha de concitar reflexiones propias y puntos de vista inéditos sobre las más diversas materias. Debe profundizar en el pensamiento político, económico, cultural y moral de una sociedad, tomar su pulso, proponer ideas, reflexión, análisis, conjeturas, etc. La red permite proyectar además, los cambios en las experiencias de las sociedades que generan relatos y formas de entendimiento distintas. La competencia de entendimiento que aportaría el periodismo digital, significa poder analizar las formas sociales de lealtad hacia el presente que ha proyectado la vida: las formas de convivencia, las percepciones espacio-temporales, las concepciones socio-políticas, el desarrollo de la ideología y su relación con su tiempo, la estructura de las causas y los razonamientos, comportar concepciones inmateriales como la felicidad, el amor o la muerte, etc, en la sociedad; en definitiva, el significado del tiempo en el que se vive. En este sentido, presentamos aspectos a tener en cuenta la captación de variables económicas, políticas, morales o sociales, la mutación de los conceptos, el cambio de los contextos, las identificaciones y la inserción de información… Todo ello son aspectos que intervienen en el presente y que se configurar como información aprehensible en un momento de la existencia vital, pero que tienen un origen en el tiempo y un significado social que debemos analizar.

De manera que entiendo la prensa digital como la unión entre el sujeto y el objeto. Dicho de otro modo: como la interacción dinámica entre la experiencia y significado. Reflexionar sobre el valor que concedemos a los hechos, aportar inteligibilidad, sentidos y finalidades es tal vez, el reto más importante de la prensa digital. Todo ello está relacionado con la pérdida de peso para la existencia presente del pasado y la percepción del presente como un tiempo acelerado y por tanto, difícilmente aprehensible. De este modo, la reflexión sobre ese tiempo tendría como objetivo la formación de significaciones de un presente volátil y continuo. Precisamente porque estamos ante un tiempo volátil, necesitamos reflexionar trazar una mirada sólida sobre nuestra concepción del mundo, creando ideas, asentando valores, formando ideología. Un periodismo siempre pegado a la realidad y completamente ajeno a intereses partidistas políticos, empresariales o industriales.

La función de la prensa digital (y de Diario SIGLO XXI)

La prensa digital debe contar aquello que resulte problemático a los grandes grupos empresariales, pero también ha de concitar reflexiones propias y puntos de vista inéditos sobre las más diversas materias

Diario SIGLO XXI ofrece un debate para conocer, analizar para dudar, y escribir, en fin, sobre la actualidad desde diferentes disciplinas
Daniel Molina
miércoles, 6 de julio de 2011, 07:18 h (CET)
Leí hace un par de años una reflexión de Ignacio Sotelo sobre el desplome del cuarto poder. En aquellas líneas el autor venía a decir que la crisis de los periódicos de papel se produce en buena medida por el cambio, o para ser más precisos, por el impacto que la prensa digital está produciendo en la sociedad. Ese impacto sin duda afecta a los contenidos: la inmediatez, el sensacionalismo, la huella de la opinión publicada en las estrategias políticas de corto plazo… “Se pretende salir del hoyo bajando aún más la calidad, un círculo infernal con consecuencias catastróficas…” {…} “pequeñas dosis de política, expresadas en un lenguaje simplista, ejercen una enorme influencia, pero ya no como instrumento de orientación, sino de manipulación”.

La práctica de lo que en teoría está enunciado es lo que está sucediendo. Vicente Verdú lo llama Microperiodismo y pone dos ejemplos: “Un incendio en el sur de California con un millón de damnificados ocupará menos tiempo y lugar informativos que el secuestro de Madeleine. Una cuestión en orden de la Justicia como la pugna en el tribunal Constitucional capta menor atención que los ataques a la chica ecuatoriana en el metro de Barcelona”. Ambos sucesos se refieren sólo al funcionamiento judicial. Pero la cuestión sólo obtiene una participación generalizada en la ya clásica adjetivación de Manuel Castells, esto es, la “mediaticocracia” en la que vivimos, al referirnos de manera relevante al hecho menos institucionalizado, el que menos mecanismos de comprensión requiere.

La principal razón que me llevó a escribir en Diario SIGLO XXI y a compartir la responsabilidad de crear opinión, no estriba en el compromiso por la igualdad, la libertad y el pluralismo que este diario expresa de modo inequívoco, por más que solidarice sin ningún tipo de fisura con ello. Lo más importante para sentirme partícipe de todo, es fundamentalmente la reflexión implícita que detrás del tamiz de la información encontré nítidamente: Estar informado, no quiere decir, pensar. Esta es la clave de SIGLO XXI: debatir para conocer, analizar para dudar, y escribir, en fin, sobre la actualidad desde diferentes disciplinas porque entiendo como Lledó que “la democracia nace con la igualdad ante el lenguaje y gracias al lenguaje se hace realidad”. En lo que a mi persona concierne y siguiendo de nuevo a Lledó; cuando escribo aquí, pienso lo vivido; que no es otra cosa que articular en cada presente, diferentes experiencias mentales que puedan orientarnos.

Así nació Logos y epistéme, mi columna de opinión en Diario SIGLO XXI. Es deseo del autor reflejar la expresión, conquistar un estilo a través de un lenguaje que hace notar la intención, acentuando la sospecha sobre la realidad. Logos como lucha por apoderarse del mundo. La praxis del Logos, es cristaliza en trascender lo inmediato y estar apoyado epistemológicamente. Mi punto de vista, en este sentido, es la reflexión sobre el pasado que ayuda a orientar el tiempo, a pensar históricamente, a complejizar y jerarquizar los problemas, porque tal y como explicó E.H. Carr en su clásica obra sobre la Historia, esta disciplina es capaz de darnos indicadores de conocimiento para comprender la sociedad del pasado, e incrementar el dominio de la sociedad en el presente. Y esto es así porque el lenguaje como expresa Ramin Jahanbegloo requiere la “comprensión que fomente el cultivo de valores compartidos por todos los ciudadanos”. O como expone Lledó: “Se trata sólo de saber cómo se ha de dialogar con la experiencia, cómo afirmar nuestra sensibilidad y hasta nuestra inteligencia para no decir todas las voces interesantes que desde el presente y desde el pasado se nos lanzan”. Ese diálogo yo lo realizo a través de la epistemología de la Historia.

Tanto usted lector, como yo, “estamos inmersos en grupos construidos narrativamente, esto es, en lo que comporta una historia común. En este sentido, la narrativa es literalmente constitutiva del grupo y del individuo. Somos relato, y por eso deberíamos expresamos de manera hermenéutica, esto es, a través del análisis que ha de ser común entre pensamiento y unidad verbal que lo expresa.

La prensa digital debe cumplir funciones que la prensa de papel no cumple. Debe contar aquello que resulte problemático a los grandes grupos empresariales, pero también ha de concitar reflexiones propias y puntos de vista inéditos sobre las más diversas materias. Debe profundizar en el pensamiento político, económico, cultural y moral de una sociedad, tomar su pulso, proponer ideas, reflexión, análisis, conjeturas, etc. La red permite proyectar además, los cambios en las experiencias de las sociedades que generan relatos y formas de entendimiento distintas. La competencia de entendimiento que aportaría el periodismo digital, significa poder analizar las formas sociales de lealtad hacia el presente que ha proyectado la vida: las formas de convivencia, las percepciones espacio-temporales, las concepciones socio-políticas, el desarrollo de la ideología y su relación con su tiempo, la estructura de las causas y los razonamientos, comportar concepciones inmateriales como la felicidad, el amor o la muerte, etc, en la sociedad; en definitiva, el significado del tiempo en el que se vive. En este sentido, presentamos aspectos a tener en cuenta la captación de variables económicas, políticas, morales o sociales, la mutación de los conceptos, el cambio de los contextos, las identificaciones y la inserción de información… Todo ello son aspectos que intervienen en el presente y que se configurar como información aprehensible en un momento de la existencia vital, pero que tienen un origen en el tiempo y un significado social que debemos analizar.

De manera que entiendo la prensa digital como la unión entre el sujeto y el objeto. Dicho de otro modo: como la interacción dinámica entre la experiencia y significado. Reflexionar sobre el valor que concedemos a los hechos, aportar inteligibilidad, sentidos y finalidades es tal vez, el reto más importante de la prensa digital. Todo ello está relacionado con la pérdida de peso para la existencia presente del pasado y la percepción del presente como un tiempo acelerado y por tanto, difícilmente aprehensible. De este modo, la reflexión sobre ese tiempo tendría como objetivo la formación de significaciones de un presente volátil y continuo. Precisamente porque estamos ante un tiempo volátil, necesitamos reflexionar trazar una mirada sólida sobre nuestra concepción del mundo, creando ideas, asentando valores, formando ideología. Un periodismo siempre pegado a la realidad y completamente ajeno a intereses partidistas políticos, empresariales o industriales.

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