Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Política
La izquierda ha levantado la veda para acabar con los populares

Los quebrantahuesos políticos a la caza del PP

|

¿Qui prodest? Esta es la primera consideración que los ciudadanos deberíamos hacernos ante esta ofensiva, esta persecución judicial, esta evidente utilización de la policía y las fiscalías para el acoso y derribo del partido capitaneado por el señor Rajoy. Estamos ante una evidente campaña, perfectamente orquestada y planeada desde la izquierda, con el apoyo y colaboración de algunas instituciones que se han prestado, con complacencia, a colaborar eficientemente en utilizar todos los resquicios legales, todas las presunciones, por someras que sean, y la ocasión, evidentemente propicia que les han brindado los corruptos del PP en Madrid que, no sabemos si saben el mal que han conseguido hacerle al partido de Fraga, aunque nos tememos que, en estos momentos, deben tener cosas más importantes de que preocuparse a la vista de la que se ha montado en su contra.

Y uno se pregunta ¿estos 23.5 millones defraudados de los que se habla o las cantidades que algunos de los encausados se dice que recibieron, rondando un millón y pico de euros, en realidad merecen toda esta escenificación que inmediatamente se ha montado en la prensa, las radios y las TV acerca del señor González y de la señora Aguirre, por no haber detectado el fraude de sus subordinados, incurriendo en responsabilidad “in vigilando”? Puede que sí y no me duelen prendas en reconocerlo, porque todo político que utiliza en su propio beneficio dineros públicos está cometiendo un grave delito. Sin embargo, nos llama la atención la exquisitez con la que han sido tratados, su permanencia en libertad, el respeto que les muestra una parte importante de la ciudadanía catalana y la lentitud con la que la Justicia catalana va progresando en la sustanciación de sus respectivos expedientes, los miembros de la familia Pujol, supuestamente responsables de haber sido favorecidos a costa del dinero público; las cantidades presuntamente defraudadas al fisco, que se calculan em millones de euros, y el enriquecimiento, sin justificar, de todos los hijos del señor Jordi Pujol, antiguo presidente de la Generalitat de Cataluña. ¿Existe de verdad una justicia igual para todos los españoles como se dice o depende de quién sea el encausado, de sus opiniones políticas o de a qué partido pertenezca el encausado, para que las actuaciones y los procedimientos de la policía y los juzgados sean distintos, incluso discriminatorios?

En Andalucía se produjo un escándalo de graves consecuencias. Algunos sindicatos y miembros de la propia Junta de Andalucía fueron acusado de apropiarse del dinero de las indemnizaciones a unos trabajadores como consecuencia de algunos ERE que se habían aceptado. Al mismo tiempo se acusó del desvío de fondos que debían de haberse invertido en cursos de capacitación de trabajadores que, al parecer, nunca llegaron a celebrarse. La juez Alaya realizó una meritoria y eficiente tarea de perseguir a los presuntamente culpables de aquellos latrocinios que, en conjunto, sumaban casi mil millones de euros. Cuando la juez había tirado de la manta y de su investigación aparecieron más de 160 posibles delincuentes; entraron en funcionamiento las presiones políticas, las críticas de sus propios compañeros de profesión, jueces y fiscales, y los mecanismo ocultos de la Junta de Andalucía hasta que consiguieron que la jueza Alaya fuera cambiada de destino y apartada del caso ( aunque ella pidió continuarlo) ya que se había resistido a todas las “recomendaciones”, “insinuaciones” y “amenazas” con las que, aquellos que querían echar tierra sobre aquellos sucios asuntos, habían intentado vencer su honradez y su sentido de la justicia, como jueza instructora del caso.

¿Recuerdan ustedes aquel caso del “chivatazo”? El llamado caso Faisán fue durante un tiempo uno de los escándalos que salpicaron al PSOE y llegó a lamer los pies del señor Rubalcaba. En un bar de Irún conocido como el Faisán, se debía de celebrar una reunión de miembros de ETA de la que, la policía española, tenía noticia y se estaba preparando una redada para capturar a todos los asistentes. Alguien avisó “oportunamente” al dueño del establecimiento, que se apresuró a dar la noticia a los etarras que, naturalmente, cancelaron la operación. Alguien había sido el responsable de aquel chivatazo y nadie se creyó que fuera el comisario Ballesteros el que, por su cuenta, se hubiera decidido a dar aquella orden. La sentencia culpó a los supuestos responsables, pero nadie intentó subir más arriba para conocer, de verdad y averiguar quién había dado aquella orden y con qué fin. Un velo negro ha cubierto este caso desde entonces, aunque parece que alguien ha intentado resucitarlo.

Cuando observamos cómo se desgañitan, reclamando “venganza”, los partidos de izquierdas, cuando observamos la reacción oportunista y evidentemente sesgada del partido del señor Rivera, convertido en una nueva Inquisición redentorista de la política nacional o cuando nos avergüenza la falta de compañerismo, la frialdad y el vacío que se ha hecho por el propio PP en relación con la defenestración de la señora Aguirre, contra lo único que parece que existe en su contra es una falta de vigilancia, de lo que hacían sus dos segundos en el mando; algo que, seguramente, sería muy difícil de detectar dada la importancia de la trama que se había formado para aprovecharse de los dineros públicos; no dudamos de que, desde fuera y desde “dentro” del PP, los ha habido que han participado en esta operación que ha acabado con la carrera política de Aguirre y, de paso, ha puesto al partido en una situación de la que difícilmente va a poder salir sin graves heridas y desgarrones.

Eso sí, no podemos menos que preguntarnos el porqué de esta urgencia, ensañamiento, prontitud, diligencia y espectacularidad, que se le ha dado a esta operación en contra del PP cuando, no parece que las autoridades, la policía y la judicatura hayan actuado, con el mismo fervor y apresuramiento, cuando se ha tratado de operaciones similares en contra de otros partidos, por ejemplo, el PSOE, cuando han estado en situaciones parecidas. Evidentemente que el poder de la prensa, hablo de la de izquierdas, y el de una serie de periodistas, cuya hostilidad hacia la derecha es notoria, infiltrados en la prensa, la radio y las TV, han sabido multiplicar los efectos malévolos de todas estas noticias que han perjudicado al PP, hasta convertirlas, incluso las más intrascendentes, en trending topic. Hay que leer, en La Vanguardia, como se despacha el señor Miguel Angel Aguilar, uno de estos amargados de la vieja guardia de las izquierdas, que ha estado acumulando, durante años (los que el PP ha estado gobernando), la bilis del rencor, hasta que se le ha presentado la oportunidad de descargarla toda de una vez, algo que no podía desaprovechar, como les ocurre a todos aquellos que tienen una naturaleza mezquina, vengativa y oportunista.

Pero, para el PP, no es momento de arrugarse ni de dar la partida por perdida porque, en España, hay necesidad de que exista un partido fuerte y animoso de derechas, para que pueda recoger estos ocho millones de votos que, si no se toman medidas drásticas, es muy posible que se acaben diluyendo, sin utilidad alguna, favoreciendo a toda esta izquierda de naturaleza extremista, incapaz de gobernar en una democracia sana y expuesta, como ha sucedido en los países en los que el comunismo ha hincado su zarpa, a dejar paso a un sistema de gobierno de tipo totalitario, de los que tantos ejemplos tenemos en aquellas naciones bananeras de la América latina. Todavía el señor Rajoy está a tiempo de demostrar que no todo está perdido y que, una reacción rápida, un golpe de timón certero y una remodelación oportuna del gobierno y de toda la cúpula del partido, una parte importante de la cual parece que ya ha demostrado suficientemente su falta de dotes para seguir ocupando los cargos que ocupan; como es el caso de la señora vicepresidenta del Gobierno, empeñada en hacerse la simpática en Cataluña, cuando debería saber que su sola presencia en tierras catalanas ya provoca que nacionalismo se sienta ofendido. Lo malo de los políticos madrileños es que no han sabido valorar, convenientemente, lo que estaba sucediendo con el separatismo catalán; hasta que se han topado con la cruda realidad de que, todas aquellas cesiones que se le facilitaron sólo han servido para reforzarles y animarles en proseguir en su objetivo soberanista.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, como fieles y antiguos votantes del PP, recomendaríamos al señor Rajoy que deje de pensar en su persona, que no se fíe de los consejos de aquellos que le bailan el agua y que se percate de que lleva tiempo adoptando una estrategia equivocada que, como se está comprobando, no le ha servido de nada más que para ponerlo al borde del abismo que, será algo que va a ocurrir inexorablemente, si no aplica una cura de caballo a su partido; prescindiendo de los peloteros que le ríen las gracias y recurre a muchas de las viejas glorias del partido a las que apartó de la primera línea, precisamente porque lo que le decían no le satisfacía su ego. Renovarse o morir decía el clásico y, evidentemente, este PP parece que no tiene otra salida honrosa y práctica que la de una catarsis integral de sus actuales dirigentes y una renovación de dirigentes, con savia nueva, capaces de afrontar la comprometida situación en la que han colocado al partido popular.

Los quebrantahuesos políticos a la caza del PP

La izquierda ha levantado la veda para acabar con los populares
Miguel Massanet
miércoles, 26 de abril de 2017, 00:00 h (CET)
¿Qui prodest? Esta es la primera consideración que los ciudadanos deberíamos hacernos ante esta ofensiva, esta persecución judicial, esta evidente utilización de la policía y las fiscalías para el acoso y derribo del partido capitaneado por el señor Rajoy. Estamos ante una evidente campaña, perfectamente orquestada y planeada desde la izquierda, con el apoyo y colaboración de algunas instituciones que se han prestado, con complacencia, a colaborar eficientemente en utilizar todos los resquicios legales, todas las presunciones, por someras que sean, y la ocasión, evidentemente propicia que les han brindado los corruptos del PP en Madrid que, no sabemos si saben el mal que han conseguido hacerle al partido de Fraga, aunque nos tememos que, en estos momentos, deben tener cosas más importantes de que preocuparse a la vista de la que se ha montado en su contra.

Y uno se pregunta ¿estos 23.5 millones defraudados de los que se habla o las cantidades que algunos de los encausados se dice que recibieron, rondando un millón y pico de euros, en realidad merecen toda esta escenificación que inmediatamente se ha montado en la prensa, las radios y las TV acerca del señor González y de la señora Aguirre, por no haber detectado el fraude de sus subordinados, incurriendo en responsabilidad “in vigilando”? Puede que sí y no me duelen prendas en reconocerlo, porque todo político que utiliza en su propio beneficio dineros públicos está cometiendo un grave delito. Sin embargo, nos llama la atención la exquisitez con la que han sido tratados, su permanencia en libertad, el respeto que les muestra una parte importante de la ciudadanía catalana y la lentitud con la que la Justicia catalana va progresando en la sustanciación de sus respectivos expedientes, los miembros de la familia Pujol, supuestamente responsables de haber sido favorecidos a costa del dinero público; las cantidades presuntamente defraudadas al fisco, que se calculan em millones de euros, y el enriquecimiento, sin justificar, de todos los hijos del señor Jordi Pujol, antiguo presidente de la Generalitat de Cataluña. ¿Existe de verdad una justicia igual para todos los españoles como se dice o depende de quién sea el encausado, de sus opiniones políticas o de a qué partido pertenezca el encausado, para que las actuaciones y los procedimientos de la policía y los juzgados sean distintos, incluso discriminatorios?

En Andalucía se produjo un escándalo de graves consecuencias. Algunos sindicatos y miembros de la propia Junta de Andalucía fueron acusado de apropiarse del dinero de las indemnizaciones a unos trabajadores como consecuencia de algunos ERE que se habían aceptado. Al mismo tiempo se acusó del desvío de fondos que debían de haberse invertido en cursos de capacitación de trabajadores que, al parecer, nunca llegaron a celebrarse. La juez Alaya realizó una meritoria y eficiente tarea de perseguir a los presuntamente culpables de aquellos latrocinios que, en conjunto, sumaban casi mil millones de euros. Cuando la juez había tirado de la manta y de su investigación aparecieron más de 160 posibles delincuentes; entraron en funcionamiento las presiones políticas, las críticas de sus propios compañeros de profesión, jueces y fiscales, y los mecanismo ocultos de la Junta de Andalucía hasta que consiguieron que la jueza Alaya fuera cambiada de destino y apartada del caso ( aunque ella pidió continuarlo) ya que se había resistido a todas las “recomendaciones”, “insinuaciones” y “amenazas” con las que, aquellos que querían echar tierra sobre aquellos sucios asuntos, habían intentado vencer su honradez y su sentido de la justicia, como jueza instructora del caso.

¿Recuerdan ustedes aquel caso del “chivatazo”? El llamado caso Faisán fue durante un tiempo uno de los escándalos que salpicaron al PSOE y llegó a lamer los pies del señor Rubalcaba. En un bar de Irún conocido como el Faisán, se debía de celebrar una reunión de miembros de ETA de la que, la policía española, tenía noticia y se estaba preparando una redada para capturar a todos los asistentes. Alguien avisó “oportunamente” al dueño del establecimiento, que se apresuró a dar la noticia a los etarras que, naturalmente, cancelaron la operación. Alguien había sido el responsable de aquel chivatazo y nadie se creyó que fuera el comisario Ballesteros el que, por su cuenta, se hubiera decidido a dar aquella orden. La sentencia culpó a los supuestos responsables, pero nadie intentó subir más arriba para conocer, de verdad y averiguar quién había dado aquella orden y con qué fin. Un velo negro ha cubierto este caso desde entonces, aunque parece que alguien ha intentado resucitarlo.

Cuando observamos cómo se desgañitan, reclamando “venganza”, los partidos de izquierdas, cuando observamos la reacción oportunista y evidentemente sesgada del partido del señor Rivera, convertido en una nueva Inquisición redentorista de la política nacional o cuando nos avergüenza la falta de compañerismo, la frialdad y el vacío que se ha hecho por el propio PP en relación con la defenestración de la señora Aguirre, contra lo único que parece que existe en su contra es una falta de vigilancia, de lo que hacían sus dos segundos en el mando; algo que, seguramente, sería muy difícil de detectar dada la importancia de la trama que se había formado para aprovecharse de los dineros públicos; no dudamos de que, desde fuera y desde “dentro” del PP, los ha habido que han participado en esta operación que ha acabado con la carrera política de Aguirre y, de paso, ha puesto al partido en una situación de la que difícilmente va a poder salir sin graves heridas y desgarrones.

Eso sí, no podemos menos que preguntarnos el porqué de esta urgencia, ensañamiento, prontitud, diligencia y espectacularidad, que se le ha dado a esta operación en contra del PP cuando, no parece que las autoridades, la policía y la judicatura hayan actuado, con el mismo fervor y apresuramiento, cuando se ha tratado de operaciones similares en contra de otros partidos, por ejemplo, el PSOE, cuando han estado en situaciones parecidas. Evidentemente que el poder de la prensa, hablo de la de izquierdas, y el de una serie de periodistas, cuya hostilidad hacia la derecha es notoria, infiltrados en la prensa, la radio y las TV, han sabido multiplicar los efectos malévolos de todas estas noticias que han perjudicado al PP, hasta convertirlas, incluso las más intrascendentes, en trending topic. Hay que leer, en La Vanguardia, como se despacha el señor Miguel Angel Aguilar, uno de estos amargados de la vieja guardia de las izquierdas, que ha estado acumulando, durante años (los que el PP ha estado gobernando), la bilis del rencor, hasta que se le ha presentado la oportunidad de descargarla toda de una vez, algo que no podía desaprovechar, como les ocurre a todos aquellos que tienen una naturaleza mezquina, vengativa y oportunista.

Pero, para el PP, no es momento de arrugarse ni de dar la partida por perdida porque, en España, hay necesidad de que exista un partido fuerte y animoso de derechas, para que pueda recoger estos ocho millones de votos que, si no se toman medidas drásticas, es muy posible que se acaben diluyendo, sin utilidad alguna, favoreciendo a toda esta izquierda de naturaleza extremista, incapaz de gobernar en una democracia sana y expuesta, como ha sucedido en los países en los que el comunismo ha hincado su zarpa, a dejar paso a un sistema de gobierno de tipo totalitario, de los que tantos ejemplos tenemos en aquellas naciones bananeras de la América latina. Todavía el señor Rajoy está a tiempo de demostrar que no todo está perdido y que, una reacción rápida, un golpe de timón certero y una remodelación oportuna del gobierno y de toda la cúpula del partido, una parte importante de la cual parece que ya ha demostrado suficientemente su falta de dotes para seguir ocupando los cargos que ocupan; como es el caso de la señora vicepresidenta del Gobierno, empeñada en hacerse la simpática en Cataluña, cuando debería saber que su sola presencia en tierras catalanas ya provoca que nacionalismo se sienta ofendido. Lo malo de los políticos madrileños es que no han sabido valorar, convenientemente, lo que estaba sucediendo con el separatismo catalán; hasta que se han topado con la cruda realidad de que, todas aquellas cesiones que se le facilitaron sólo han servido para reforzarles y animarles en proseguir en su objetivo soberanista.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, como fieles y antiguos votantes del PP, recomendaríamos al señor Rajoy que deje de pensar en su persona, que no se fíe de los consejos de aquellos que le bailan el agua y que se percate de que lleva tiempo adoptando una estrategia equivocada que, como se está comprobando, no le ha servido de nada más que para ponerlo al borde del abismo que, será algo que va a ocurrir inexorablemente, si no aplica una cura de caballo a su partido; prescindiendo de los peloteros que le ríen las gracias y recurre a muchas de las viejas glorias del partido a las que apartó de la primera línea, precisamente porque lo que le decían no le satisfacía su ego. Renovarse o morir decía el clásico y, evidentemente, este PP parece que no tiene otra salida honrosa y práctica que la de una catarsis integral de sus actuales dirigentes y una renovación de dirigentes, con savia nueva, capaces de afrontar la comprometida situación en la que han colocado al partido popular.

Noticias relacionadas

Hay muchas formas de identificar a los acosadores en el entorno escolar, si la dirección y coordinación realmente prestan atención a sus alumnos podrán notar los cambios de comportamiento de algunos alumnos hacia ciertos profesores. Los acosadores suelen dejar huellas y pueden ser rastreados en el entorno escolar.

Los cimientos del posmodernismo se tambalearon en la edición más convulsa y polémica que se recuerda en toda la historia de Eurovisión. Todo el agitpro de Occidente dirigió sus esfuerzos a cancelar a Israel, ese pequeño oasis capitalista que aún pervive en Oriente Medio y trata de sojuzgar a la Palestina dominada por la organización terrorista Hamas.

Un error flagrante que se ha cometido en los sistemas de enseñanza-aprendizaje es el de haber sustituido al profesor por el alumno en el epicentro protagónico de dichos ámbitos. El pretender resarcir al docente de su ostracismo no ha de implicar perjuicio ninguno para el educando, el cual se vería aupado, de este modo, a un mayor privilegio, toda vez que dispondría, así, de verdaderos referentes en su proceso de formación.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto