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Etiquetas | Ciclismo / Tour de Francia 2010
Por fin ganó Cavendish

Llegó su hora

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El británico Mark Cavendish, del HTC-Columbia, logró la victoria en la 5ª etapa del Tour de Francia, imponiéndose en el sprint a Gerald Ciolek, del Milram, y Edvald Boasson Hagen, del Sky, que no pudieron sobrepasar la frontera de la segunda y la tercera plaza, respectivamente. José Joaquín Rojas, del Caisse d´Epargne, cuarto.


(© EP)


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Casi nadie aguardaba ya su llegada, casi nadie ya le esperaba, casi nadie ya creía en él, casi nadie ya imaginaba su resurgimiento, tan pronto, claro, pero Mark Cavendish, el niño malo, el del corte de mangas en Romandía, el que la montó en Suiza, cuando dejó sin Tour a Tom Boonen y Haussler, heridos en la batalla, el que echó por tierra a Mirco Lorenzetto y a Óscar Freire allá por la primera jornada del Tour de Francia en otro de sus movimientos extraños, apareció en Montargis para contarle al mundo que vuelve, que se acuerda de la senda hacia el éxito, del camino hacia el triunfo.

Cavendish, que tiene aún 25 años, sólo 25, plantó sus pies en Épernay, donde estaba situada la salida de la quinta etapa, con una cabeza que iba a mil por hora, que daba vueltas y vueltas a todo lo sucedido hasta ese momento, hasta ese instante, que no le dejaba, que no le permitía pensar en los mil y un problemas surgidos durante toda la temporada, los que le condenaron a su expulsión por el Columbia de Romandía, los que le tenían desconcentrado, los que impedían ver su tremenda superioridad cuando se citaba a los hombres rápidos en una recta, los que le hicieron ganarse el castigo de la afición, que ya no le tragaba, que no entendía su pelea con André Greipel, que no sabía el por qué de sus feos gestos, que, en definitiva, no comprendía su actitud.

Así, con todo ello en su mente, con todo ello sobrevolando, como un moscarrón de esos que acaban con tu paciencia, por su cabeza, se presentó el chico de Isla de Man, de amarillo y blanco, en los últimos kilómetros del día, en la parte decisiva de la etapa, en donde no podía volver a fallar, en donde no podía volver a decepcionar, como en Bruselas, cuando ganó Petacchi, como en Reims, donde ganó, otra vez, Petacchi. Así encaró el final, después de que el pelotón acabara con la aventura de Iván Gutiérrez, que no José Iván, bajo la sombra de Mark Renshaw, el lanzador que nunca le abandona, que pudo con el tren de los de azul, naranja y blanco, los que avanzaban con la misión de buscar la gloria para Tyler Farrar, y le dejó en el puesto ideal, en la posición perfecta para que su jefe no tuviese que repetir la misma imagen de siempre, la del cabreo, la del enfado por no conseguir lo que el año pasado llegaba casi por inercia.

Cavendish, el chico duro, venció, por fin, como hace un año, como hace dos años, en el Tour de Francia. Cavendish, el chico duro, fue, por fin, más rápido que nadie, más rápido que Gerald Ciolek y Edvald Boasson Hagen, otros dos chavales, otros dos jóvenes, más rápido que nuestro José Joaquín Rojas, cuarto, un puesto más para su colección, más rápido que, esta vez sí, Alessandro Petacchi, octavo, más rápido que Óscar Freire, al que los codazos le dejaron sin poder disputar el sprint, sin poder, ni siquiera, entrar en el top 10. Cavendish, el chico duro, acabó derrumbándose, ya en el podio, ya en su lugar, regalando a la historia unas imágenes, llenas de ternura, que nadie jamás pudo imaginar. Y todo sucedió porque en un jueves de julio llegó su hora.

Los mejores españoles en meta
TOP 3
1. José Joaquín Rojas
Como siempre, delante. El sprinter de Eusebio Unzue logró la cuarta posición de la quinta etapa del Tour de Francia.
2. Juan Antonio Flecha
Lanzó a Edvald Boasson Hagen, tercero, y llegó en el puesto 16.
3. Alberto Contador
Como hizo ayer Samuel Sánchez, el de Pinto quiso evitar cualquier tipo de problemas en la parte final y entró en cabeza, en la plaza 19ª.


Llegó su hora

Por fin ganó Cavendish
Redacción
jueves, 8 de julio de 2010, 15:24 h (CET)
El británico Mark Cavendish, del HTC-Columbia, logró la victoria en la 5ª etapa del Tour de Francia, imponiéndose en el sprint a Gerald Ciolek, del Milram, y Edvald Boasson Hagen, del Sky, que no pudieron sobrepasar la frontera de la segunda y la tercera plaza, respectivamente. José Joaquín Rojas, del Caisse d´Epargne, cuarto.


(© EP)


Álvaro Calleja / SIGLO XXI

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Casi nadie aguardaba ya su llegada, casi nadie ya le esperaba, casi nadie ya creía en él, casi nadie ya imaginaba su resurgimiento, tan pronto, claro, pero Mark Cavendish, el niño malo, el del corte de mangas en Romandía, el que la montó en Suiza, cuando dejó sin Tour a Tom Boonen y Haussler, heridos en la batalla, el que echó por tierra a Mirco Lorenzetto y a Óscar Freire allá por la primera jornada del Tour de Francia en otro de sus movimientos extraños, apareció en Montargis para contarle al mundo que vuelve, que se acuerda de la senda hacia el éxito, del camino hacia el triunfo.

Cavendish, que tiene aún 25 años, sólo 25, plantó sus pies en Épernay, donde estaba situada la salida de la quinta etapa, con una cabeza que iba a mil por hora, que daba vueltas y vueltas a todo lo sucedido hasta ese momento, hasta ese instante, que no le dejaba, que no le permitía pensar en los mil y un problemas surgidos durante toda la temporada, los que le condenaron a su expulsión por el Columbia de Romandía, los que le tenían desconcentrado, los que impedían ver su tremenda superioridad cuando se citaba a los hombres rápidos en una recta, los que le hicieron ganarse el castigo de la afición, que ya no le tragaba, que no entendía su pelea con André Greipel, que no sabía el por qué de sus feos gestos, que, en definitiva, no comprendía su actitud.

Así, con todo ello en su mente, con todo ello sobrevolando, como un moscarrón de esos que acaban con tu paciencia, por su cabeza, se presentó el chico de Isla de Man, de amarillo y blanco, en los últimos kilómetros del día, en la parte decisiva de la etapa, en donde no podía volver a fallar, en donde no podía volver a decepcionar, como en Bruselas, cuando ganó Petacchi, como en Reims, donde ganó, otra vez, Petacchi. Así encaró el final, después de que el pelotón acabara con la aventura de Iván Gutiérrez, que no José Iván, bajo la sombra de Mark Renshaw, el lanzador que nunca le abandona, que pudo con el tren de los de azul, naranja y blanco, los que avanzaban con la misión de buscar la gloria para Tyler Farrar, y le dejó en el puesto ideal, en la posición perfecta para que su jefe no tuviese que repetir la misma imagen de siempre, la del cabreo, la del enfado por no conseguir lo que el año pasado llegaba casi por inercia.

Cavendish, el chico duro, venció, por fin, como hace un año, como hace dos años, en el Tour de Francia. Cavendish, el chico duro, fue, por fin, más rápido que nadie, más rápido que Gerald Ciolek y Edvald Boasson Hagen, otros dos chavales, otros dos jóvenes, más rápido que nuestro José Joaquín Rojas, cuarto, un puesto más para su colección, más rápido que, esta vez sí, Alessandro Petacchi, octavo, más rápido que Óscar Freire, al que los codazos le dejaron sin poder disputar el sprint, sin poder, ni siquiera, entrar en el top 10. Cavendish, el chico duro, acabó derrumbándose, ya en el podio, ya en su lugar, regalando a la historia unas imágenes, llenas de ternura, que nadie jamás pudo imaginar. Y todo sucedió porque en un jueves de julio llegó su hora.

Los mejores españoles en meta
TOP 3
1. José Joaquín Rojas
Como siempre, delante. El sprinter de Eusebio Unzue logró la cuarta posición de la quinta etapa del Tour de Francia.
2. Juan Antonio Flecha
Lanzó a Edvald Boasson Hagen, tercero, y llegó en el puesto 16.
3. Alberto Contador
Como hizo ayer Samuel Sánchez, el de Pinto quiso evitar cualquier tipo de problemas en la parte final y entró en cabeza, en la plaza 19ª.


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