Tardó siete años en conseguir su primer triunfo en el Tour de Francia, pero sólo dos más en conseguir el segundo. Sylvain Chavanel, del Quick Step, que llegaba fuera de forma, aprovechó los compases de locura para adjudicarse la segunda etapa y robar el amarillo a Fabian Cancellara, quien encabezó una protesta en los últimos kilómetros.
(© EP) |
Álvaro Calleja / SIGLO XXI
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Francia está contenta, está alegre. Francia hoy, 5 de julio de 2010, dormirá con la misma sonrisa con la que mañana amanecerá. Justo el mismo día en el que su carrera vuelve a casa, en el que el Tour entrará en su territorio con un francés de amarillo. El francés que devolvió la ilusión a sus paisanos, huérfanos de estrellas en el deporte de la épica, huérfanos de alegrías en el deporte de los pedales. El mismo francés, Sylvain Chavanel, de 31 primaveras, que cada año hace sentirse orgulloso a un país entero, que aterrizaba en Rotterdam con más dudas que nunca, con menos esperanzas que nunca. El mismo francés, combativo como pocos, peleón como casi ninguno, sufridor como nadie, que tardó siete años en lograr el triunfo más buscado, en conseguir una victoria de etapa en el Tour de Francia.
Fue en 2008, en la decimonovena jornada, en la última oportunidad para los valientes, para los que salen cada mañana con el único lema de dar espectáculo, de dejarse todo sobre la bicicleta. Aquel día, un 25 de julio, en Montluçon, tantas fugas después, tantos esfuerzos más tarde, tanta energía derrochada desde que debutó en la ronda gala, allá por 2001, encontró la recompensa a todo su trabajo, a tantas horas pedaleando en busca de un premió que hoy no resultó tan complicado, que hoy llegó con regalo.
Un regalo de color amarillo, el que lucirá en su cuerpo, quizá también en su bicicleta, quizá también en sus complementos, este martes de Bélgica a Francia. El que lucirá para hinchar de orgullo a todos los que le admiran, a todos los que, como Amets Txurruka, otro peleón, otro que hoy lo intentó, dejan su corazon sobre el asfalto para luchar por cruzar la línea de meta antes que nadie, antes que sus compañeros de aventura después de buscar, no encontrar y volver a buscar la escapada buena, la escapada que les haga soñar con ese triunfo, ese esperado y ansiado triunfo.
Ese triunfo que Chavanel repitió, dos años después del primero, en Spa, la ciudad de los balnearios desde la época romana, la ciudad que resultará familiar a todos los aficionados al motor por su circuito. Y la ciudad a la que llegó Fabian Cancellara, en sus últimos minutos como amarillo, encabezando una protesta por las carreteras peligrosas por las que sus dos líderes, Andy y Frank, Frank y Andy, cayeron. Muchos otros también.
Pero, por suerte, por compasión de sus rivales, por la poca sangre de éstos, por algo que muchos no entienden, que muchos no entendemos, Andy y Frank, Frank y Andy, magullados de arriba abajo, ropa rasgada, sangre asomando por distintas partes de sus menudos cuerpos, vieron como les perdonaron la vida, les dejaron vivos en la pelea por el Tour de Francia a un día de llegar a Arenberg, el infierno convertido en adoquines.
Los mejores españoles |
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TOP 3 |
1. José Joaquín RojasEn esta ocasión, no hubo sprint en el grupo por protesta y entró en el 15º lugar. | |
2. Carlos BarredoEl asturiano del Quick Step sigue sin bajarse del top 3 de los españoles en este Tour de Francia. Acabó 24º. | |
3. Rubén PérezEl ciclista del Euskaltel-Euskadi finalizó en el puesto 31. | |