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Carmen Posadas, escritora

“Creo que, en último término, se escribe para enmendarle la plana a Dios”

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Se me olvidó preguntarle a Carmen Posadas su opinión sobre alguien a quien tal vez el periodismo y la literatura hagan justicia cuando le hayan perdonado –también por ello sufrieron Foxá, la Pardo Bazán y hasta Martín de Riquer- el haber sido un aristócrata y un “bon vivant” incluso en las horas postreras, cuando la vejez, la ruina y la enfermedad, presagio de una muerte cercana, no quitaron un ápice de autenticidad, señorío y fino sentido del humor, al personaje. Me refiero, claro está, a José Luis de Vilallonga, entrevistador de Carmen Posadas en 1991.

En la larga charla, publicada en su libro “Encuentros y encontronazos”, Vilallonga se confiesa fascinado no sólo por la belleza misteriosa que dimana de la escritora, sino muy especialmente por su personalidad una “rara” fórmula (como el “rare” con que se califica a algunos whiskies exclusivos), compuesta de inteligencia, soledad, capacidad de observación, distinción y el cierto desapego que produce el ser cosmopolita… justo lo contrario a ser nacionalista.

Han pasado muchos años de aquella conversación. Carmen Posadas ha publicado muchos libros desde entonces, y, desde luego, ha pagado sobradamente el “pecado” de haber sido una “chica bien”. Como en el caso de Vilallonga, de ella sólo queda lo que de verdad importa: buena literatura, nobleza de espíritu y la serenidad que produce el contemplar las cosas desde una cierta distancia




Carmen Posadas.


Luis del Palacio / SIGLO XXI

Ese encuentro anual entre escritores y lectores (que no “público”) que es la Feria del Libro de Madrid, me lleva a preguntarle sobre cuáles fueron las razones que la abocaron a la literatura.

Los motivos son muchos y contradictorios. La curiosidad, el hastío, las ganas de vivir mil vidas, la de comprender y comprender a los demás. Yo creo que en último término se escribe para enmendarle la plana a Dios, querer ser Él; si hay una cualidad que sea común a todos los escritores es una gran soberbia (risas)

Cuando empezaste a escribir, ¿cuáles eran tus referentes literarios más inmediatos?

De niña llevaba un diario. Uno muy lacrimógeno “Nadie me quiere, nadie me entiende”. Por suerte lo he perdido, yo fui una adolescente muy intensa, muy torturada también. Mis referentes entonces eran Borges y Cortazar. Cortazar me ha desilusionado, Borges no.

¿Cuáles son los escritores y obras que siempre te acompañan?

Shakespeare, Cervantes (no soy muy original, ya ves) también Dickens, Proust, Jane Austen, No sé, son muchos.

¿Cuál es la técnica narrativa que, en tu opinión, presenta mayores dificultades?

La mestiza la que engloba muchas distintas, las mezcla y las rompe. Si se hace bien es fantástico, si se hace mal es un desastre. Aunar el éxito editorial con la calidad literaria no es siempre tarea fácil. Existen “fórmulas magistrales” para sacar a la luz un “best seller”; pero en el caso de “La cinta roja”, tu último éxito, no sólo no se deja ver ese “esqueleto” (o está hábilmente disimulado) Por encima de todo prima un fino estilo literario, dentro de una biografía novelada.

¿Cómo realizas la labor de documentación de tus novelas históricas?

Me gusta documentarme mucho. Creo que en las novelas históricas es tan importante la Historia con mayúscula como “la pequeña historia” como dicen los franceses. Detalles curiosos como por ejemplo usos amorosos de la época, manías de los personajes famosos, sus historias secretas, etc. Al final todos estos pequeños detalles describen mejor una época que datos, fechas y otros elementos objetivos.

¿Quién es para ti Teresa Cabarrús?

Una mujer ambigua en el mejor sentido de la palabra. Muy frívola pero a la vez muy generosa, muy casquivana pero también muy leal, muy guapa pero también muy inteligentes, etc. etc.

¿A que se debe el auge de la novela histórica?

A que la gente le parezca que tiene un “plus” que la novela normal. Piensan (a veces equivocadamente) que además de leer una historia van a aprender de paso algo. No siempre es así, hay algunas novelas que mas que información lo que dan es des-información

¿Me podrías hablar de algún nuevo proyecto?

Acabo de terminar una novela de amor, lujo y … asesinatos. Me gusta cambiar de género, también de registro, la novela es sobre todo satírica por no decir sarcástica

¿Cómo es tu jornada de trabajo? ¿Tienes “manías de escritor”?

Manías… creo que pocas o ninguna. Tengo horario de oficinista y empiezo muy temprano. Escribo hasta la hora de comer y dedico la tarde a leer ( bueno, eso si no tengo que hacer los dos mil bodrios que me corresponden por mi condición de madre, hija y mujer desesperada!)

Por último un pequeño “cuestionario Proust”:

- Un país: Cualquiera que esté junto al mar.

- Una comida: ¡Me encantan los postres!

- Una bebida: Gin-tonic.

- Una música: Cualquiera que tenga letra.

- Un libro: La Biblia.

- Un personaje: Nelson Mandela.

- De ti cambiarias: Me gustaría ser más sociable.

- Del mundo cambiarías: Esa ceguera selectiva que hace que siempre se vea la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

(Pocos pueden dudar ya del agudo instinto de Vilallonga al incluir a la entonces jovencísima escritora uruguaya entre sus personajes favoritos. También, humildemente, figura entre los míos)

“Creo que, en último término, se escribe para enmendarle la plana a Dios”

Carmen Posadas, escritora
Luis del Palacio
jueves, 10 de junio de 2010, 08:20 h (CET)
Se me olvidó preguntarle a Carmen Posadas su opinión sobre alguien a quien tal vez el periodismo y la literatura hagan justicia cuando le hayan perdonado –también por ello sufrieron Foxá, la Pardo Bazán y hasta Martín de Riquer- el haber sido un aristócrata y un “bon vivant” incluso en las horas postreras, cuando la vejez, la ruina y la enfermedad, presagio de una muerte cercana, no quitaron un ápice de autenticidad, señorío y fino sentido del humor, al personaje. Me refiero, claro está, a José Luis de Vilallonga, entrevistador de Carmen Posadas en 1991.

En la larga charla, publicada en su libro “Encuentros y encontronazos”, Vilallonga se confiesa fascinado no sólo por la belleza misteriosa que dimana de la escritora, sino muy especialmente por su personalidad una “rara” fórmula (como el “rare” con que se califica a algunos whiskies exclusivos), compuesta de inteligencia, soledad, capacidad de observación, distinción y el cierto desapego que produce el ser cosmopolita… justo lo contrario a ser nacionalista.

Han pasado muchos años de aquella conversación. Carmen Posadas ha publicado muchos libros desde entonces, y, desde luego, ha pagado sobradamente el “pecado” de haber sido una “chica bien”. Como en el caso de Vilallonga, de ella sólo queda lo que de verdad importa: buena literatura, nobleza de espíritu y la serenidad que produce el contemplar las cosas desde una cierta distancia




Carmen Posadas.


Luis del Palacio / SIGLO XXI

Ese encuentro anual entre escritores y lectores (que no “público”) que es la Feria del Libro de Madrid, me lleva a preguntarle sobre cuáles fueron las razones que la abocaron a la literatura.

Los motivos son muchos y contradictorios. La curiosidad, el hastío, las ganas de vivir mil vidas, la de comprender y comprender a los demás. Yo creo que en último término se escribe para enmendarle la plana a Dios, querer ser Él; si hay una cualidad que sea común a todos los escritores es una gran soberbia (risas)

Cuando empezaste a escribir, ¿cuáles eran tus referentes literarios más inmediatos?

De niña llevaba un diario. Uno muy lacrimógeno “Nadie me quiere, nadie me entiende”. Por suerte lo he perdido, yo fui una adolescente muy intensa, muy torturada también. Mis referentes entonces eran Borges y Cortazar. Cortazar me ha desilusionado, Borges no.

¿Cuáles son los escritores y obras que siempre te acompañan?

Shakespeare, Cervantes (no soy muy original, ya ves) también Dickens, Proust, Jane Austen, No sé, son muchos.

¿Cuál es la técnica narrativa que, en tu opinión, presenta mayores dificultades?

La mestiza la que engloba muchas distintas, las mezcla y las rompe. Si se hace bien es fantástico, si se hace mal es un desastre. Aunar el éxito editorial con la calidad literaria no es siempre tarea fácil. Existen “fórmulas magistrales” para sacar a la luz un “best seller”; pero en el caso de “La cinta roja”, tu último éxito, no sólo no se deja ver ese “esqueleto” (o está hábilmente disimulado) Por encima de todo prima un fino estilo literario, dentro de una biografía novelada.

¿Cómo realizas la labor de documentación de tus novelas históricas?

Me gusta documentarme mucho. Creo que en las novelas históricas es tan importante la Historia con mayúscula como “la pequeña historia” como dicen los franceses. Detalles curiosos como por ejemplo usos amorosos de la época, manías de los personajes famosos, sus historias secretas, etc. Al final todos estos pequeños detalles describen mejor una época que datos, fechas y otros elementos objetivos.

¿Quién es para ti Teresa Cabarrús?

Una mujer ambigua en el mejor sentido de la palabra. Muy frívola pero a la vez muy generosa, muy casquivana pero también muy leal, muy guapa pero también muy inteligentes, etc. etc.

¿A que se debe el auge de la novela histórica?

A que la gente le parezca que tiene un “plus” que la novela normal. Piensan (a veces equivocadamente) que además de leer una historia van a aprender de paso algo. No siempre es así, hay algunas novelas que mas que información lo que dan es des-información

¿Me podrías hablar de algún nuevo proyecto?

Acabo de terminar una novela de amor, lujo y … asesinatos. Me gusta cambiar de género, también de registro, la novela es sobre todo satírica por no decir sarcástica

¿Cómo es tu jornada de trabajo? ¿Tienes “manías de escritor”?

Manías… creo que pocas o ninguna. Tengo horario de oficinista y empiezo muy temprano. Escribo hasta la hora de comer y dedico la tarde a leer ( bueno, eso si no tengo que hacer los dos mil bodrios que me corresponden por mi condición de madre, hija y mujer desesperada!)

Por último un pequeño “cuestionario Proust”:

- Un país: Cualquiera que esté junto al mar.

- Una comida: ¡Me encantan los postres!

- Una bebida: Gin-tonic.

- Una música: Cualquiera que tenga letra.

- Un libro: La Biblia.

- Un personaje: Nelson Mandela.

- De ti cambiarias: Me gustaría ser más sociable.

- Del mundo cambiarías: Esa ceguera selectiva que hace que siempre se vea la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

(Pocos pueden dudar ya del agudo instinto de Vilallonga al incluir a la entonces jovencísima escritora uruguaya entre sus personajes favoritos. También, humildemente, figura entre los míos)

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Elsy es abogada, doctora en jurisprudencia, narradora, dramaturga y poeta ecuatoriana. Comienza su carrera literaria con la publicación del libro de cuentos De mariposas, espejos y sueños. La mayor parte de su obra cuentística está reunida en el libro Los miedos juntos (El Ángel Editor, 2009).

 
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