El italiano Davide Malacarne, del Quick Step, culminó en solitario una aventura en la que le acompañaron tres españoles, Javier Ramírez Abeja, del Andalucía-CajaSur, Gustavo César Veloso, del Xacobeo-Galicia, y Sergio de Lis, del Euskaltel-Euskadi, de los que se deshizo a falta de poco más de 20 kilómetros para la meta, donde alzó los brazos como vencedor de la quinta etapa de la Volta a Catalunya. El líder sigue siendo Joaquim Rodríguez, del Katusha.
Álvaro Calleja / Siglo XXI
En la crónica de la etapa de ayer hacía referencia a que la experiencia siempre es un grado, a que un corredor veterano, aunque no le sobren las fuerzas como antaño, tiene ventaja en cualquier batalla en la que su rival, o rivales, sea cualquiera de esos jóvenes alegres que derrochan energía con la misma velocidad que la ilusión aumenta en sus mentes cuando la victoria está cerca, cuando ya huelen el triunfo, cuando ya le tocan casi con la palma de la mano. Justo ese es el momento, el instante, en el que siempre aparece un viejo lobo que destroza, machaca, pisotea, ese sueño. Ese joven herido, por ejemplo, fue en Ascó, en la cuarta etapa, Rein Taaramäe, un estonio que cayó en la trampa de un veterano cazador alemán, de Jens Voigt. Ese joven herido también podría haber sido hoy Davide Malacarne, un italiano del Quick Step, un italiano de Feltre, un pueblo por el que se asoman al fondo Los Dolomitas, a orillas del río Stizzon.
Digo podría porque no ocurrió, porque no apareció ningún experimentado corredor que echara al traste su ilusión, su esperanza, su opción de llevarse la victoria tras estar toda la jornada en fuga, escapado, aguantando, sufriendo, siendo compañero de tres españoles que vieron como, a falta de algo más de 20 kilómetros para el final, un novato de 22 años, de apellido extraño, se lanzó directo a Cabacés, un pueblo que, al igual que el suyo, tiene un río, el de Montsant, que también presenta un espectacular paisaje, precioso, desde el que hay maravillosas vistas, al oeste de El Priorat, en Tarragona, entre los barrancos de Les Comes y de La Calçada, un pueblo que vive de la agricultura, que apenas pasa de los 300 habitantes y en el que hoy estaba situada la meta de la quinta etapa de la Volta a Catalunya.
Una etapa de 181,2 km en la que un italiano, un andaluz, un gallego y un vasco fueron los protagonistas absolutos del día. Al italiano ya todos le conocen, es Davide Malacarne, del Quick Step. El andaluz se llama Javier Ramírez Abeja, de 32 años, del Andalucía-CajaSur. El gallego, Gustavo César Veloso, el más conocido, de 30 años, del Xacobeo-Galicia, uno que ya se anotó la general de la Volta 2008. Y el vasco, Sergio de Lis, de 23 años, del Euskaltel-Euskadi. Tres españoles que tienen algo en común, que fueron espectadores de lujo de la victoria del italiano.
Victoria que no pudieron evitar ni ellos ni Luis León Sánchez, que lo probó en los últimos kilómetros, ni Andreas Kloden, que también lo intentó y finalizó segundo a 36 segundos del chico de 22 años que siempre guardará en un rincón de su corazón a Cabacés, el lugar donde se reencontró con el pelotón tras 180 kilómetros sin noticias de él.