Amaël Moinard, del Cofidis, se impuso en Niza a Thomas Voeckler, del Bbox Bouygues Telecom, con el que llegó a la meta para jugarse la victoria. Por su parte, Alberto Contador, del Astana, no tuvo ningún problema para conservar el liderato y conseguir su segunda París-Niza, después de la lograda en 2007. Valverde y Luis León, del Caisse d´Epargne, completaron el podio.
EP
|
Álvaro Calleja / Siglo XXI
Mañana, 15 de marzo de 2010, se cumplirá un año del día en el que un joven murciano, Luis León Sánchez, que cada temporada sube un escalón, cruzó la meta final de Niza con el maillot amarillo. En aquella lejana ocasión, una de las perlas de la generación del 84 logró derribar el muro que construye el hombre a batir, Alberto Contador, en las vueltas por etapas. El de Mula pudo con el de Pinto, el corredor invencible, el pistolero madrileño que se quedó sin balas en la recámara en la penúltima etapa de la París-Niza. El líder del Astana, el ciclista del presente y del futuro, fue el mejor en todos los terrenos pero no venció. Fue el más valiente y acabó pagando su valentía, la misma que le llevó al día siguiente, el domingo, a ser protagonista de un ataque lleno de furia, lleno de rabia, de rebeldía, desde lejos, que acabó muriendo en el descenso del Col d´Èze. El mismo descenso por el que hoy pasó, esta vez sí, con el maillot amarillo que la temporada pasada le robó, con todo merecimiento, un chico de Murcia.
Un chico de Murcia que en esta edición ha ocupado la tercera plaza de un podio completamente español, con tres banderas de nuestro país en los más alto. Los tres mejores de la París-Niza 2010 fueron españoles, de esa nación que domina el ciclismo, que brilla en cada prueba, que está recuperando, paso a paso, la afición que un día se perdió en España por el deporte de la épica. Alberto Contador, vencedor en 2007, Alejandro Valverde y Luis León Sánchez, con el triunfo de 2009 en su mochila, coparon las tres primeras posiciones de una tabla en la que un asturiano, Samuel Sánchez, aparece en la quinta y un catalán, Joaquim Rodríguez, en la séptima. Además, otro español, Xavier Tondo, se lleva como recuerdo una etapa, la sexta, la de ayer, que se suma a la conquistada por Contador el pasado jueves en territorio de Laurent Jalabert.
En Niza, la reliquia de la Costa Azul, la glamurosa ciudad gala, a orillas del Mediterráneo, ningún español consiguió el triunfo de etapa, que fue para Amaël Moinard, de 28 años, del Cofidis, nacido en Cherbourg, en la Baja Normandía, quien sorprendió a todos y, sobre todo, a Thomas Voeckler, del Bbox Bouygues Telecom, el ciclista que enamoró a Francia en 2004, cuando se vistió de amarillo durante diez días en el Tour. Le sorprendió porque él es más rápido, tiene más experiencia, más victorias, y, para colmo, golpeó primero en el último kilómetro. Un golpe que pareció ser definitivo pero que no lo fue. Que fue su muerte, la resurrección de un hombre destinado, eso creía, a conformarse con la general de la montaña.