Xavi Tondo, del Cervélo, se alzó con la victoria más importante de su vida tras aguantar los últimos diez kilómetros con menos de medio minuto de ventaja respecto al pelotón. Valverde acabó segundo y recorta seis segundos la diferencia que le separa de Alberto Contador.
Álvaro Calleja / Siglo XXI
Hay ciclistas que se esfuerzan hasta el límite para destacar entre los mejores, que sólo conocen las palabras trabajo y lucha, que sueñan con alcanzar una meta que les premie con el reconocimiento del público. Una meta que aunque para el resto del mundo parezca imposible alcanzarla, para ellos sí que es posible y la alcanzan. Algo así es lo que ha sucedido hoy con Xavier Tondo, que esta temporada ha cambiado el rosa del Andalucía por el negro, blanco en verano, del Cervélo. El catalán de Valls, de ascendencia italiana, de 31 años, que en su palmarés cuenta, entre otros logros, con la Vuelta a Portugal de 2007 y la Subida al Naranco del 2008, además de etapas en el Tour de San Luis o en las vueltas de Andalucía y Asturias, culminó hoy la etapa soñada por cualquier profesional de este deporte. Descolgó a todo un ganador del Giro, a Damiano Cunego, y luchó contra él y contra todos durante más de 30 kilómetros después de descolgar al italiano y al resto de la escapada.
El nuevo componente de la escuadra liderada por Carlos Sastre encontró la recompensa a su esfuerzo en Tourrettes-Sur-Loup, donde estaba situada la meta de la sexta etapa de la París-Niza. Un pueblo, el de Tourrettes-Sur-Loup, encantador, un pueblo fortificado de la Costa Azul que es famoso por las violetas y que conserva una arquitectura medieval casi intacta, que late al ritmo de los artistas y artesanos y al que Xavi Tondo siempre guardará un gran espacio en su memoria. Porque en las calles de esa preciosa pequeña localidad gala, en los Alpes Marítimos, alcanzó el cielo, supo lo que es la gloria de un triunfo importante.
Importante por el escenario, pues demarró en el Col de Vence, de primera categoría, después de coronar otros siete puertos. Importante por los derrotados, pues, entre ellos, estaba Damiano Cunego, el último que le aguantó, o Levi Leipheimer y Tony Martin, dos grandes nombres que no tuvieron ninguna oportunidad frente al bravo ciclista español. Y, sobre todo, importante porque aguantó al grupo de favoritos durante más de diez kilómetros una distancia menor a los 30 segundos.
Xavi Tondo hoy consiguió la nota más brillante de su vida deportiva. Una vida marcada por las desgracias. En 2000, cuando destacaba en las categorías inferiores, sufrió una caída que le privó de pasar a profesionales y que le mantuvo dos años apartado de la competición. En 2006, en las filas del Relax, la enfermedad del beso apareció y le dejó tocado. Cuando reapareció se encontró en Los Pirineos con un animal que se cruzó en su camino y le dejó sin Vuelta a España, la misma carrera en la que el año pasado se vio obligado a abandonar por los fuertes dolores en su rodilla izquierda.