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Josep Esteve Rico

¿Duelo de Titanes o Diálogo de Besugos?

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No se ustedes pero yo estoy harto y cansado de las trifulcas dialécticas de nuestros políticos. En una situación actual de extrema gravedad por la cruda y cruel crisis económica, los principales líderes parlamentarios de España deberían dejarse de polémicas estériles y como los de FuenteOvejuna ponerse 'todos a una' a salvar la ruinosa o destrozada economía del país y de los españolitos con un verdadero y constructivo espíritu de consenso. En estos días han surgido algunas voces reclamando concentración nacional, consenso, unidad de acción y salvación nacional como 'medicinas' urgentes que nuestros políticos -gobierno y oposición, ambos al unísono- deberían aplicar 'ipso facto' por bien de la ciudadanía, de la economía e incluso de ellos mismos porque se juegan la credibilidad o la confianza de la Sociedad y los resultados electorales.

Ver en las televisiones los toma y daca de Zapatero versus Rajoy y viceversa o desayunarnos los diarios matutinos con ataques y contraataques verbales entre ellos resulta cansino. Mucha palabrería, excesiva teoría, bailes de cifras estadísticas, demasiadas autojustificaciones, acusaciones mútuas, réplicas y contrarréplicas, alusiones personales despectivas, interminables discusiones bizantinas parlamentarias camuflan la desgarradora realidad: más de cuatro millones de parados, gente ayudada por Cáritas y otras ONGs, mendicidad, morosidad, endeudamiento, emprobrecimiento, carencias, escasez, personas rebuscando en la basura, cierres masivos de empresas y comercios, etcétera. Mientras nos hundimos más aún en el pozo negro de la crisis o no acabamos de salir del fondo -según se mire- nuestros principales líderes políticos parlamentarios y 'padres' de la Patria, el psoeista Zapatero y el ppopular Rajoy continúan erre que erre -permítanme que parafrasee con símiles cinematográficos- con su 'duelo de tintanes' aunque dada la esterilidad de los contenidos de sus debates más bien ofrecen una lamentable imagen propia de 'dos tontos muy tontos' mediante un patético 'diálogo de besugos'.

Pierden el tiempo. En términos futbolísticos, ambos líderes, ZP y Rajoy -con sus respectivos partidos, PSOE y PP- se hallan en empate técnico agotando el tiempo añadido y a pocos minutos del final de partido. No están en disposición de autoexigencias mútuas sino de demostrar humildad y ganas de trabajar por el país unidos y cogidos de la mano, pero se presentan prepotentes y empecinados cada cual con su razón y verdad. Lo cierto es que si vemos el enfrentamiento ZP-Rajoy con ojos y rasero de jueces imparciales o neutrales, ambos tienen su parte de razón y verdad pero ninguno las posee de forma total, única o absoluta. Digamos que con parte de las opiniones de uno y otro -o con algunas ideas de ambos- podriamos construir un consensuador discurso integrador, 'curativo' y salvador de la Patria. Y eliminar cuales impurezas, las negativas expresiones o actuaciones de los dos que tanto daño hacen a la Democracia y que se usan como armas arrojadizas.

Una de cal y otra de arena para Gobierno y Oposición. Tanto monta y monta tanto. En fallos andaron sobrados. Zapatero erró al crear una insuficiente comisión anticrisis de 4 personas con la ausencia inicial del ministro de Trabajo porque la crisis no se encara con una simple comisión parlamentaria cual grupito de amiguetes. Hace falta un pacto de Estado o varios pactos de Estado -al estilo inspirador de aquellos 'Pactos de la Moncloa' de Suárez- entre el Consejo de Ministros y la Oposición contando con los 350 congresistas y los 300 senadores. En cuanto a Rajoy, éste se equivocó al pedir a los diputados socialistas que traicionaran a su jefe de filas, algo que evidentemente no harán. Sin embargo, las dos partes tuvieron aciertos, ideas positivas y buenas intenciones. Zapatero reconoció públicamente por fin con humildad y contrición, que necesita a la Oposición y su líder Mariano Rajoy. El afamado notario gallego y cabeza del partido de la gaviota acertó al detectar que el Gobierno está 'enfermo' del virus de la improvisación en materia económica y dió el visto bueno a la necesidad con urgencia de una profunda y global reforma laboral aceptando -o al menos no oponiéndose- algunos de los puntos de la propuesta del Gobierno.

A Zapatero se le acaban las ideas y le faltan imaginación y creatividad en su acción de gobierno -por eso necesita 'socio', pide que participe la oposición- pero a Rajoy se le notan demasiado las ganas y las prisas por gobernar, no ceja de repetir que está preparado para ello y se a niega a colaborar con el Gobierno rechazando su petición de ayuda. Como cuando a un pretendiente la chica le da calabazas. La postura inmovilista y no cooperante del lider ppopular le perjudica. España necesita en este momento a todos, a ambos, a ZP con su PSOE y a Rajoy con su PP unidos sumando y no restando, porque los dos se complementan como mitades de una naranja que es España. Unos destacan en su acción social apoyando a los más desfavorecidos para evitar su empobrecimiento o al menos para mantenerlos y los otros tienen su plato fuerte en la economía mediante la ayuda a las empresas para crear riqueza productiva.

La solución está en aplicar ambas 'medicinas': la social y la económico-empresarial pero Rajoy no quiere ser 'cómplice' de los errores del gobierno y egoístamente se aparta dejando que el Ejecutivo y Zapatero se quemen y desgasten mayormente empeorando España. Anhela Rajoy que el gobierno se estrelle y fracase. Pero para entonces sería tarde en resucitar y reactivar el país aunque sin moción de censura y agotando la legislatura el PP ganara las elecciones y accediera al Gobierno pues se encontraría una situación empeorada y más difícil de superar. Así pues, Rajoy y su PP serían también 'cómplices' indirectos por pasiva -aunque cómplices al fin y al cabo- a causa de su negativa de auxilio a la llamada de petición de ayuda y de 'socorro' del Gobierno ZP. Como cuando se elude u obstruye a la Justicia o se huye en un accidente sin socorrer a la víctima. Y estas actitudes, que son punibles y nada éticas, afean al PP y a su líder Rajoy. Craso error. La oposición no está solo para fiscalizar, criticar y oponerse o rebatir a un gobierno. En caso de extrema gravedad, desastre nacional o peligro para la democracia -y la crisis es todo ello- la oposición ha de tender la mano a quien gobierna por mal que lo haga y colaborar participando dando ideas que le falten al Gobierno y evitando que éste se equivoque. Y con más razón cuando el Ejecutivo admite sus errores y limitaciones alegando que necesita a la oposición y la invita a participar.

Al PSOE y al PP los necesitamos 'casados' para salvar el país aunque sea temporal y momentáneamente por un pacto de Estado entre caballeros o un 'matrimonio de conveniencia' aunque guarden las apariencias. España lo necesita y les necesita juntos, unidos y bien avenidos. Así que, menos debates y 'diálogos de besugos' porque ninguno llega a la altura de la genialidad de los protagonistas de 'Duelo de Titanes' ni dan la nota mínima del 5 aprobado por los pelos en las encuestas.

¿Duelo de Titanes o Diálogo de Besugos?

Josep Esteve Rico
Josep Esteve Rico
domingo, 28 de febrero de 2010, 23:08 h (CET)
No se ustedes pero yo estoy harto y cansado de las trifulcas dialécticas de nuestros políticos. En una situación actual de extrema gravedad por la cruda y cruel crisis económica, los principales líderes parlamentarios de España deberían dejarse de polémicas estériles y como los de FuenteOvejuna ponerse 'todos a una' a salvar la ruinosa o destrozada economía del país y de los españolitos con un verdadero y constructivo espíritu de consenso. En estos días han surgido algunas voces reclamando concentración nacional, consenso, unidad de acción y salvación nacional como 'medicinas' urgentes que nuestros políticos -gobierno y oposición, ambos al unísono- deberían aplicar 'ipso facto' por bien de la ciudadanía, de la economía e incluso de ellos mismos porque se juegan la credibilidad o la confianza de la Sociedad y los resultados electorales.

Ver en las televisiones los toma y daca de Zapatero versus Rajoy y viceversa o desayunarnos los diarios matutinos con ataques y contraataques verbales entre ellos resulta cansino. Mucha palabrería, excesiva teoría, bailes de cifras estadísticas, demasiadas autojustificaciones, acusaciones mútuas, réplicas y contrarréplicas, alusiones personales despectivas, interminables discusiones bizantinas parlamentarias camuflan la desgarradora realidad: más de cuatro millones de parados, gente ayudada por Cáritas y otras ONGs, mendicidad, morosidad, endeudamiento, emprobrecimiento, carencias, escasez, personas rebuscando en la basura, cierres masivos de empresas y comercios, etcétera. Mientras nos hundimos más aún en el pozo negro de la crisis o no acabamos de salir del fondo -según se mire- nuestros principales líderes políticos parlamentarios y 'padres' de la Patria, el psoeista Zapatero y el ppopular Rajoy continúan erre que erre -permítanme que parafrasee con símiles cinematográficos- con su 'duelo de tintanes' aunque dada la esterilidad de los contenidos de sus debates más bien ofrecen una lamentable imagen propia de 'dos tontos muy tontos' mediante un patético 'diálogo de besugos'.

Pierden el tiempo. En términos futbolísticos, ambos líderes, ZP y Rajoy -con sus respectivos partidos, PSOE y PP- se hallan en empate técnico agotando el tiempo añadido y a pocos minutos del final de partido. No están en disposición de autoexigencias mútuas sino de demostrar humildad y ganas de trabajar por el país unidos y cogidos de la mano, pero se presentan prepotentes y empecinados cada cual con su razón y verdad. Lo cierto es que si vemos el enfrentamiento ZP-Rajoy con ojos y rasero de jueces imparciales o neutrales, ambos tienen su parte de razón y verdad pero ninguno las posee de forma total, única o absoluta. Digamos que con parte de las opiniones de uno y otro -o con algunas ideas de ambos- podriamos construir un consensuador discurso integrador, 'curativo' y salvador de la Patria. Y eliminar cuales impurezas, las negativas expresiones o actuaciones de los dos que tanto daño hacen a la Democracia y que se usan como armas arrojadizas.

Una de cal y otra de arena para Gobierno y Oposición. Tanto monta y monta tanto. En fallos andaron sobrados. Zapatero erró al crear una insuficiente comisión anticrisis de 4 personas con la ausencia inicial del ministro de Trabajo porque la crisis no se encara con una simple comisión parlamentaria cual grupito de amiguetes. Hace falta un pacto de Estado o varios pactos de Estado -al estilo inspirador de aquellos 'Pactos de la Moncloa' de Suárez- entre el Consejo de Ministros y la Oposición contando con los 350 congresistas y los 300 senadores. En cuanto a Rajoy, éste se equivocó al pedir a los diputados socialistas que traicionaran a su jefe de filas, algo que evidentemente no harán. Sin embargo, las dos partes tuvieron aciertos, ideas positivas y buenas intenciones. Zapatero reconoció públicamente por fin con humildad y contrición, que necesita a la Oposición y su líder Mariano Rajoy. El afamado notario gallego y cabeza del partido de la gaviota acertó al detectar que el Gobierno está 'enfermo' del virus de la improvisación en materia económica y dió el visto bueno a la necesidad con urgencia de una profunda y global reforma laboral aceptando -o al menos no oponiéndose- algunos de los puntos de la propuesta del Gobierno.

A Zapatero se le acaban las ideas y le faltan imaginación y creatividad en su acción de gobierno -por eso necesita 'socio', pide que participe la oposición- pero a Rajoy se le notan demasiado las ganas y las prisas por gobernar, no ceja de repetir que está preparado para ello y se a niega a colaborar con el Gobierno rechazando su petición de ayuda. Como cuando a un pretendiente la chica le da calabazas. La postura inmovilista y no cooperante del lider ppopular le perjudica. España necesita en este momento a todos, a ambos, a ZP con su PSOE y a Rajoy con su PP unidos sumando y no restando, porque los dos se complementan como mitades de una naranja que es España. Unos destacan en su acción social apoyando a los más desfavorecidos para evitar su empobrecimiento o al menos para mantenerlos y los otros tienen su plato fuerte en la economía mediante la ayuda a las empresas para crear riqueza productiva.

La solución está en aplicar ambas 'medicinas': la social y la económico-empresarial pero Rajoy no quiere ser 'cómplice' de los errores del gobierno y egoístamente se aparta dejando que el Ejecutivo y Zapatero se quemen y desgasten mayormente empeorando España. Anhela Rajoy que el gobierno se estrelle y fracase. Pero para entonces sería tarde en resucitar y reactivar el país aunque sin moción de censura y agotando la legislatura el PP ganara las elecciones y accediera al Gobierno pues se encontraría una situación empeorada y más difícil de superar. Así pues, Rajoy y su PP serían también 'cómplices' indirectos por pasiva -aunque cómplices al fin y al cabo- a causa de su negativa de auxilio a la llamada de petición de ayuda y de 'socorro' del Gobierno ZP. Como cuando se elude u obstruye a la Justicia o se huye en un accidente sin socorrer a la víctima. Y estas actitudes, que son punibles y nada éticas, afean al PP y a su líder Rajoy. Craso error. La oposición no está solo para fiscalizar, criticar y oponerse o rebatir a un gobierno. En caso de extrema gravedad, desastre nacional o peligro para la democracia -y la crisis es todo ello- la oposición ha de tender la mano a quien gobierna por mal que lo haga y colaborar participando dando ideas que le falten al Gobierno y evitando que éste se equivoque. Y con más razón cuando el Ejecutivo admite sus errores y limitaciones alegando que necesita a la oposición y la invita a participar.

Al PSOE y al PP los necesitamos 'casados' para salvar el país aunque sea temporal y momentáneamente por un pacto de Estado entre caballeros o un 'matrimonio de conveniencia' aunque guarden las apariencias. España lo necesita y les necesita juntos, unidos y bien avenidos. Así que, menos debates y 'diálogos de besugos' porque ninguno llega a la altura de la genialidad de los protagonistas de 'Duelo de Titanes' ni dan la nota mínima del 5 aprobado por los pelos en las encuestas.

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