Nos desenvolvemos en terrenos resbaladizos, con soportes inestables
propicios para la confusión y las torpezas; formamos parte de un mundo con
esas características. El olvido de estos CONDICIONANTES constitutivos nos
origina inquietudes incesantes, inseguridad, angustia y errores mayúsculos.
Pretendemos unas fijaciones de rasgos, sencillamente, imposibles. El
resultado es un lamento continuado por la frustración asomada en cada
esquina. En contraposición flagrante con la permanente invitación
subyacente hacia una creatividad personal y comunitaria de mejores
perspectivas.
Si de fijaciones hablamos, en torno a los mercados, en las empresas, en las
campañas electorales o en los estudios sociológicos; brotan algunas de
ellas con significados controvertidos. Las ESTADÍSTICAS. Plasman en unos
nùmeros, en esquemas coloreados, la complejidad de ciertos asuntos
sometidos a sus análisis. Desdibujan la verdadera entidad del objeto
valorado. Mientras, los agentes involucrados están entreverados de
conexiones dinámicas y de su evolución permanente; la detención orquestada
de ese movimiento es un paso atrás. Nos saca de las casillas reales en
activo, para sus etiquetados correspondientes. Para quién sabe qué
utilizaciones posteriores, siempre con unos maniobreros al frente.
Como en todas las elaboraciones humanas, el sistema de trabajo en sí,
adolece de ventajas e inconvenientes; pero las actitudes de las personas
son decisivas para la orientación ponzoñosa o benefactora de los resultados
finales. Tenemos recientes las versiones de las ENCUESTAS preelectorales.
¿Buenas? ¿Malas? ¿Ütiles? Aunque apenas se hace referencia al como fueron
efectuadas, configuración de las preguntas, empresas y nombres de los
promotores, intereses ladinos subyacentes; junto a otras muchas
influencias. El método tiene sus características, pero las intenciones
están en otro lugar. Las cifras escuetas con pretensiones de objetividad,
están influenciadas por un conglomerado de circunstancias de accesibilidad
variable.
Los sistemas e instrumentos acumulan unos calificativos u otros
diferentes, según las interpretaciones que de los mismos desarrollen los
protagonistas humanos. Las estadísticas o las encuestas no son las
responsables, sino el cómo, quién, para qué. las elaboran determinados
agentes. Estos serían, en todo caso, los mejor colocados para las
modificaciones oportunas de dichas estructuras funcionantes. Veanse las
sacudidas derivadas de los PARTIDOS políticos y el mismo resultado de las
elecciones, de los candidatos elegidos. Si bien el panorama oscilante no es
propenso a los puntos fijos, por su misma esencia; el movimiento perpetuo
promovido por el conjunto de personas, exige una adaptación equilibrada y
persistente.
La expresión de este magma humano, de su vitalidad exuberante; es tan
evidente , como desdeñada estúpidamente en el desempeño de las variadas
actividades sociales. El pluralismo rebosa desde cualquier escaparate; a
nada que miremos con atención, las uniformidades desaparecen. En cambio,
asistimos a una DESVIRTUACIÓN asociativa de hondas repercusiones. Las
asociaciones repudian los componentes participativos; salvo el de la
ampliación del número, claro está. Parece que la única definición posible
de semejantes asociaciones, vendría delimitada por las sevidumbres
impuestas a sus afiliados, requeridos por esos afanes controladores;
quedando arrumbados los aires de la viveza existencial ineludible.
Como en todo conglomerado indeterminado, las versiones son múltiples. Las
sorpresas injustificadas compiten con los procesos lentos bien trenzados.
Destaca el fenómeno de las DESMESURAS, a las que conviene afrontar de
manera adecuada. Los participantes en unas elecciones democráticas,
votantes y candidatos, el público y los poderes, las experimentamos a fondo
en cada convocatoria. Aparecen auténticos caballos desbocados de peligrosos
efectos disgregadores, ceñidos a ciertas actitudes individuales o fraguados
en las componendas ensimismadas; parecen los protagonistas exclusivos. Aún
así, el pluralismo implícito del conglomerado dispone de una vitalidad
propia reconfortante. ¿Dónde nos ubicamos?
Los diversos factores influyentes en las manifestaciones sociales adoptarán
los formatos afines a cada sector de las actividades involucradas. Mezclan
sus ondas energéticas mientras están todavía todos juntos. Son los
condicionantes subyacentes, impulsores de cuantos fenómenos surgirán en los
espacios del futuro inmediato. Proceden de áreas tecnológicas, de la física
ambiental, de la biología, de las esferas mentales, los afectos y las
disensiones. Hasta que punto tendremos capaciad modeladora sobre sus
CONEXIONES, nos adentra en la disyuntiva del determinismo impuesto o bien
permitirá el ejercicio de nuestras voluntades.
Contemplamos a diario el asombro de sus apariciones concretas, en una
ERUPCIÓN continuada con distintos extremos de violencia y con dimensiones
variables en cuanto a su potencia y extensión de sus efectos. El muestrario
es inagotable, en lo individual y en lo colectivo, aplicado a intereses
siempre diferentes y de gran parecido. Acentuan su efecto en momentos de
tensión, electoral o de imperiosa necesidad, con fanatismo de talante
agresivo. En los sectores económicos surcan la macroeconomía invasora, el
gasto familiar de los eternos sufridores o las corrupciones embrutecedoras.
Sin explicaciones argumentadas del porqué el grado de estupidez eleva sus
cotas entre gente con gran capacidad de raciocinio.
Cada brote humano, cada persona, genera su propio ámbito creativo
insustituible, eso es evidente. La consideración del colectivo como parte
integradora de la suma de individuos, también lo es. Sin olvidar que en
ambos conceptos no tiene cabida la SUPLANTACIÓN de unos por otros; ni por
parte del mandamás abusón, ni por el colectivo como pantalla encubridora de
unos pocos gestores apoltronados. La irregularidad de las múltiples
presencias representa la versión salutífera de la existencia, con cabida
para los sucesivos brotes vitalistas. Las tentativas equilibrantes han de
contar con la inestabilidad constitutiva, alejados de los intentos
uniformistas controlados por agentes injustificados.
Del copioso magma en el que estamos metidos, surgen también brotes
esperpénticos, por lo enajenados. No cuentan con la existencia de los demás
con sus mismos derechos. Los podemitas, ciudadanos de 32 escaños y en
general la gente encumbrada, contempla al resto de personas como títeres
que debieran moverse al antojo de los manipuladores. Olvidan lo esencial,
la VINCULACIÓN de cada persona a la causa general ha de ser participativa;
de lo contrario, no sobrepasarán el carácter estúpido de un seguidismo
absurdo. También pretenden establecer las vinculaciones desde arriba, con
el aplauso de sus acólitos. El enriquecimiento de la vida en sociedad
requiere la auténtica vinculación de las bases en el proceso.
De donde deducimos la grandeza del conjunto de personas diversas. No como
masa domeñada por individuos sin escrúpulos; sino como fuente de gente
inteligente dispuesta a vivir su vida con aportaciones valiosas a la
sociedad, con buen juicio crítico, sana rebeldía a las tramoyas caprichosas
y ansiosos de mejorar su bienestar. El manantial es inmenso y quienes lo
ciegan, unos pocos sedientos de poder.