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Hace unos días participando en una charla, me quedé verdaderamente admirado de las opiniones tan coherentes y lúcidas, ante la situación de debilitamiento o declive de nuestras sociedades supuestamente democráticas.
Me exponían lo siguiente:
Estamos una era en la que todo el conocimiento lo tenemos al alcance de la mano. El cáncer de la sociedad resulta ser la ignorancia.
Y más delante explicaban:
Es más fácil gobernar a ciudadanos sin cultura, sin educación, sin valores y enfrentados bajo falsos dilemas, que mirar al futuro y trabajar para construir una sociedad avanzada.
El escritor ruso Dostoyevski en su obra, examina la psicología humana en el complicado contenido político, social y espiritual en la sociedad rusa a mitad del siglo XIX. Este escritor de forma contundente y previendo lo que ocurriría con la interpretación del concepto de tolerancia, dijo:
La tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles.
Pues, ¡atención! Ese momento ha llegado a nuestra sociedad.
¿Y ahora que nos está ocurriendo? ¿Volvemos a la insensatez, egoísmo e imposiciones dictatoriales?
Esta sociedad desmesuradamente expresiva en las redes sociales y que, en el contexto próximo, está falto de relaciones y cada vez más, de cariño. Es impropio adherirse a lo material y ficticio. Inculquemos e invirtamos en fomentar el conocimiento en todos los medios a nuestro alcance, impulsemos el deporte, y, sobre todo, el diálogo entre familias y amistades.
Verdaderamente estamos en una sociedad llena de etiquetas, poder, miedo, dominación de una minoría hacia el resto, que fomentan y aceptan calumnias y engaños. Estamos faltos de una atención y apego, que haría que nuestra avenencia y trato con los demás fuera más humano.
Desde el ataque terrorista de Hamás al sur de Israel el 7 de octubre del 2023, la comunidad internacional ha observado descaradamente el apoyo público brindado a las organizaciones terroristas islámicas arraigadas en la causa palestina.
La situación en Oriente Próximo es extremadamente volátil y preocupante, especialmente en lo que respecta al programa nuclear de Irán. En medio de este conflicto latente que forma parte del conflicto en curso, muere en accidente el presidente del Gobierno del país. Sin embargo, la autoridad no es él, sino Alí Jamenei, real presidente del Estado, y por tanto no cambia mucho la política.
A nadie le es lícito permanecer ocioso e indiferente, que lo sepamos. Todos tenemos una tarea que realizar, un quehacer como misión colectiva. El mundo necesita hermanarse, romper fronteras y no vínculos, que son signos evidentes de una pertenencia que marca la vida. El presente lo llevamos a término conjuntamente.
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