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Un gobierno del PP o una coalición de izquierdas o elecciones

Sin alternativa

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Hoy hemos leído que, el señor Garzón el líder de IU, supuestamente coaligado con los señores de Podemos en las pasadas elecciones, le ha pedido al señor Sánchez, del PSOE, con el que no quisieron entenderse para formar coalición para concurrir a ellas, el que no espere a que (sic) “Rajoy fracase” para empezar a formar un hipotético gobierno de izquierdas. Todo ello dando por supuesto que el señor Rajoy fracase (cosa evidentemente muy probable) y que el señor Sánchez (lo que confirmaría la idea que tenemos de que, en este caso, esperaría que, el Rey, le encargaría formar gobierno) esté dispuesto a volver a intentar aquello que no fue capaz de conseguir en la primeras elecciones de Diciembre pasado. ¿Dónde encontraríamos al partido del señor Rivera si se produjera esta circunstancia? En la anterior ocasión, Rivera y su partido, se negaron en redondo a cualquier entendimiento, tanto con los nacionalistas catalanes como con los señores de Podemos. Pero, no obstante, si firmaron un pacto de 50 puntos con los socialistas al que pretendían arrastrar al PP si sus socios, los socialistas de Sánchez, se hubieran conformado con ello. ¿Sería posible que, si se les ofreciera ahora participar en una supuesta coalición de IU, Podemos y PSOE, se animaran a hacerlo?

Ya dijimos, en otro escrito, que la postura de Ciudadanos en estos momentos, salvo para el PP, no parece ser tan determinante; en cambio, para lo que pudiera ser un pacto de izquierdas, si en él se juntaran Podemos, IU, los nacionalistas vascos y posiblemente el PDC y la CUP, (que, con toda probabilidad, podrían esperar de este tipo de gobierno un mayor apoyo y quizá mayor flexibilidad a la hora de plantear sus reivindicaciones nacionalistas). Es obvio, por otra parte, que para el PP un acuerdo con Ciudadanos que supusiese que en lugar de abstenerse en una segunda votación, votasen sí al apoyo al PP en la Investidura, significaría el aumento de las posibilidades de que, en la Cámara baja, se pudiera conseguir una abstención in extremis de los socialistas de Sánchez, en esta ocasión motivada por la presión de un sector considerable del partido que ya se han venido manifestando en este sentido.

Por otra parte, es necesario que se despeje esta situación insostenible en la que todo parece indicar que vamos hacia unas terceras elecciones aunque, las cuatro formaciones que parece que tienen en sus manos la llave de la gobernabilidad del país, coinciden en que lo peor que nos podría pasar sería tener que recurrir a esta última solución y, sin embargo, se niegan en redondo a apoyarse los unos a los otros para que se produzca la mayoría suficiente para evitar tener que acudir a las urnas de nuevo. Se ha repetido hasta la saciedad y ya parece aburrido repetirlo que, un país sin gobierno o en manos de un gobierno en funciones, sin capacidades para tomar determinadas decisiones, puede resultar muy inconveniente y extremadamente peligroso para sus ciudadanos y para todas aquellas actividades que precisan de la certeza, la seguridad jurídica, la orientación y los apoyos de un gobierno estable para tomar decisiones sobre el enfoque de sus actividades, de sus negocios, de sus inversiones y de su financiación.

Las bolsas no pueden funcionar debidamente si el país está en una situación que dependa de si se forma un gobierno continuista, dispuesto a mantener todos sus acuerdos con la UE, que infunda seguridad a los inversores externos que estén esperando para invertir dinero en empresas españoles o que piensen invertir en deuda pública o, por el contrario, se establece un gobierno mayoritariamente de izquierdas, en el que puedan participar elementos de partidos filocomunistas,, como son Podemos e IU, que piensen derrochar el dinero del erario público en subvenciones sociales, en ayudas a empresas no productivas o pretendan retrasar los pagos de los compromisos que España tiene contraídos con los bancos europeos o con los organismo de la CE o, como parece que constituye una de las propuestas de Podemos, crear un sueldo básico, para todos los españoles, de 700 euros mensuales, una locura que todos sabemos que es imposible de sostener en una economía como la española.

Es obvio que, en un caso como éste, la situación de nuestro país dentro de la CE iba a entrar en una fase que nos atreveríamos a definir como de “extremadamente peligrosa”, ya que nadie puede esperar que Bruselas y los países que forman parte de la UE, estén dispuestos, como ya demostraron con el caso griego, primero, a que se repita otro caso como el presentado por Syrizas que, en el caso de España, si tendría capacidad para tambalear la economía europea y, segundo, que después de los efectos del brexit inglés es de esperar que las instituciones europeas estén especialmente sensibilizadas respecto a que, dentro de la comunidad, se repita un caso, en esta ocasión de una de las antiguas “pigs”, que hicieron tambalear la estabilidad de de toda Europa, vuelva a enturbiar las relaciones internas de la comunidad, actuando como germen destructivo, debido en este caso a un gobierno comunista, que pudiera poner en cuestión la autoridad., la estabilidad y el desarrollo de toda la UE.

Con ello queremos llamar la atención respecto a un punto que no puede dejar de tomarse en cuenta. Se trata del espectáculo que España está dando ante unos perplejos socios comunitarios que, con toda seguridad, nunca se pudieron imaginar que un país que ha sido capaz de superar, con tanta energía y sacrificios, la recesión y la crisis de las sub prime; de un pueblo que ha sabido evitar lo que parecía imposible, como era librarse de las garras de los hombres de negro y del rescate que parecía inminente y que, en menos de 4 años, ha conseguido reconstruir nuestra economía, sanear nuestra banca, eliminar el cáncer de nuestras cajas de ahorros, iniciar una lenta pero continuada mejora de nuestras exportaciones y un resurgir de nuestras empresas y comercios, que ya están empezando a estar en situación de competir, en igualdad de condiciones, con las industrias y empresas del resto de la CE. Incluso el peor de las males que nos ha estado azotando durante toda la crisis, el desempleo desbocado que hemos padecido y que, aún, estamos soportando en nuestra nación, durante los últimos meses está dando muestras evidentes de estar entrando en una fase de franca mejoría y cambio de tendencia de modo que la sangría de 2000 o 3000 ciudadanos diarios que pasaban al desempleo ha sido sustituida por 3.000 o 4.000 nuevos puestos de trabajo, que se van cubriendo cada día y, si no hay alguna circunstancia de que lo impida, tiene trazas de continuar mejorando durante mucho tiempo.

Nada más la completa ceguera que parece que se ha apoderado de algunos de nuestros políticos; las rabietas de aquellos que no saben perder y se empeñan en obstaculizar la normalización de nuestra nación, tan necesitada de un gobierno estable que sea capaz de tomar el mando del timón para conducirla hacia la meta de la que nunca debíamos habernos apartado; pueden hacer que, por razones incomprensibles, por argumentos carentes del menor fundamento, por visiones erráticas de lo que es la verdadera realidad de nuestro país y por intentos de aquellos que han venido desde otras latitudes, subvencionados por dictadores de los países bananeros del sur de América, con la única y exclusiva finalidad de acabar con nuestras instituciones, destruir nuestra democracia, restaurar viejas doctrinas que, los más viejos, sabemos que fueron la causa del inicio de la Guerra Civil y, pretender establecer en Europa lo que no consiguieron con Grecia, que se ha tenido que plegar a los mandatos de la CE, la simiente de un régimen revolucionario neocomunista capaz de dar al traste, no sólo con todo lo que se ha conseguido en España en estos años de sacrificios, sino que también tienen por misión introducirse en las instituciones europeas para dar al traste con la CE y con todo lo que nos une, especialmente la moneda, el euro, para llevarnos, esta vez a través del sur de Europa a lo que los soviéticos de Lenín y Stalin pretendieron, en aquella ocasión, empezando por la zona norte.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos preocupa que la desidia de unos, la ceguera de otros, la mala fe de unos cuantos y el separatismo de algunas regiones; acaben por lograr lo que durante 80 años nadie había conseguido: acabar con los progresos de un país, que ha sabido superar todos los tropiezos a que ha sido sometido y, con ello, convertirse en una de las naciones de Europa más visitada, más querida, con un turismo más consolidado y si, estos que pretenden hundirla nos dejasen en paz, es seguro que, en unos pocos años, nos volveríamos a situar en uno de los lugares preferentes dentro de esta CE a la que pertenecemos.

Sin alternativa

Un gobierno del PP o una coalición de izquierdas o elecciones
Miguel Massanet
lunes, 8 de agosto de 2016, 09:38 h (CET)
Hoy hemos leído que, el señor Garzón el líder de IU, supuestamente coaligado con los señores de Podemos en las pasadas elecciones, le ha pedido al señor Sánchez, del PSOE, con el que no quisieron entenderse para formar coalición para concurrir a ellas, el que no espere a que (sic) “Rajoy fracase” para empezar a formar un hipotético gobierno de izquierdas. Todo ello dando por supuesto que el señor Rajoy fracase (cosa evidentemente muy probable) y que el señor Sánchez (lo que confirmaría la idea que tenemos de que, en este caso, esperaría que, el Rey, le encargaría formar gobierno) esté dispuesto a volver a intentar aquello que no fue capaz de conseguir en la primeras elecciones de Diciembre pasado. ¿Dónde encontraríamos al partido del señor Rivera si se produjera esta circunstancia? En la anterior ocasión, Rivera y su partido, se negaron en redondo a cualquier entendimiento, tanto con los nacionalistas catalanes como con los señores de Podemos. Pero, no obstante, si firmaron un pacto de 50 puntos con los socialistas al que pretendían arrastrar al PP si sus socios, los socialistas de Sánchez, se hubieran conformado con ello. ¿Sería posible que, si se les ofreciera ahora participar en una supuesta coalición de IU, Podemos y PSOE, se animaran a hacerlo?

Ya dijimos, en otro escrito, que la postura de Ciudadanos en estos momentos, salvo para el PP, no parece ser tan determinante; en cambio, para lo que pudiera ser un pacto de izquierdas, si en él se juntaran Podemos, IU, los nacionalistas vascos y posiblemente el PDC y la CUP, (que, con toda probabilidad, podrían esperar de este tipo de gobierno un mayor apoyo y quizá mayor flexibilidad a la hora de plantear sus reivindicaciones nacionalistas). Es obvio, por otra parte, que para el PP un acuerdo con Ciudadanos que supusiese que en lugar de abstenerse en una segunda votación, votasen sí al apoyo al PP en la Investidura, significaría el aumento de las posibilidades de que, en la Cámara baja, se pudiera conseguir una abstención in extremis de los socialistas de Sánchez, en esta ocasión motivada por la presión de un sector considerable del partido que ya se han venido manifestando en este sentido.

Por otra parte, es necesario que se despeje esta situación insostenible en la que todo parece indicar que vamos hacia unas terceras elecciones aunque, las cuatro formaciones que parece que tienen en sus manos la llave de la gobernabilidad del país, coinciden en que lo peor que nos podría pasar sería tener que recurrir a esta última solución y, sin embargo, se niegan en redondo a apoyarse los unos a los otros para que se produzca la mayoría suficiente para evitar tener que acudir a las urnas de nuevo. Se ha repetido hasta la saciedad y ya parece aburrido repetirlo que, un país sin gobierno o en manos de un gobierno en funciones, sin capacidades para tomar determinadas decisiones, puede resultar muy inconveniente y extremadamente peligroso para sus ciudadanos y para todas aquellas actividades que precisan de la certeza, la seguridad jurídica, la orientación y los apoyos de un gobierno estable para tomar decisiones sobre el enfoque de sus actividades, de sus negocios, de sus inversiones y de su financiación.

Las bolsas no pueden funcionar debidamente si el país está en una situación que dependa de si se forma un gobierno continuista, dispuesto a mantener todos sus acuerdos con la UE, que infunda seguridad a los inversores externos que estén esperando para invertir dinero en empresas españoles o que piensen invertir en deuda pública o, por el contrario, se establece un gobierno mayoritariamente de izquierdas, en el que puedan participar elementos de partidos filocomunistas,, como son Podemos e IU, que piensen derrochar el dinero del erario público en subvenciones sociales, en ayudas a empresas no productivas o pretendan retrasar los pagos de los compromisos que España tiene contraídos con los bancos europeos o con los organismo de la CE o, como parece que constituye una de las propuestas de Podemos, crear un sueldo básico, para todos los españoles, de 700 euros mensuales, una locura que todos sabemos que es imposible de sostener en una economía como la española.

Es obvio que, en un caso como éste, la situación de nuestro país dentro de la CE iba a entrar en una fase que nos atreveríamos a definir como de “extremadamente peligrosa”, ya que nadie puede esperar que Bruselas y los países que forman parte de la UE, estén dispuestos, como ya demostraron con el caso griego, primero, a que se repita otro caso como el presentado por Syrizas que, en el caso de España, si tendría capacidad para tambalear la economía europea y, segundo, que después de los efectos del brexit inglés es de esperar que las instituciones europeas estén especialmente sensibilizadas respecto a que, dentro de la comunidad, se repita un caso, en esta ocasión de una de las antiguas “pigs”, que hicieron tambalear la estabilidad de de toda Europa, vuelva a enturbiar las relaciones internas de la comunidad, actuando como germen destructivo, debido en este caso a un gobierno comunista, que pudiera poner en cuestión la autoridad., la estabilidad y el desarrollo de toda la UE.

Con ello queremos llamar la atención respecto a un punto que no puede dejar de tomarse en cuenta. Se trata del espectáculo que España está dando ante unos perplejos socios comunitarios que, con toda seguridad, nunca se pudieron imaginar que un país que ha sido capaz de superar, con tanta energía y sacrificios, la recesión y la crisis de las sub prime; de un pueblo que ha sabido evitar lo que parecía imposible, como era librarse de las garras de los hombres de negro y del rescate que parecía inminente y que, en menos de 4 años, ha conseguido reconstruir nuestra economía, sanear nuestra banca, eliminar el cáncer de nuestras cajas de ahorros, iniciar una lenta pero continuada mejora de nuestras exportaciones y un resurgir de nuestras empresas y comercios, que ya están empezando a estar en situación de competir, en igualdad de condiciones, con las industrias y empresas del resto de la CE. Incluso el peor de las males que nos ha estado azotando durante toda la crisis, el desempleo desbocado que hemos padecido y que, aún, estamos soportando en nuestra nación, durante los últimos meses está dando muestras evidentes de estar entrando en una fase de franca mejoría y cambio de tendencia de modo que la sangría de 2000 o 3000 ciudadanos diarios que pasaban al desempleo ha sido sustituida por 3.000 o 4.000 nuevos puestos de trabajo, que se van cubriendo cada día y, si no hay alguna circunstancia de que lo impida, tiene trazas de continuar mejorando durante mucho tiempo.

Nada más la completa ceguera que parece que se ha apoderado de algunos de nuestros políticos; las rabietas de aquellos que no saben perder y se empeñan en obstaculizar la normalización de nuestra nación, tan necesitada de un gobierno estable que sea capaz de tomar el mando del timón para conducirla hacia la meta de la que nunca debíamos habernos apartado; pueden hacer que, por razones incomprensibles, por argumentos carentes del menor fundamento, por visiones erráticas de lo que es la verdadera realidad de nuestro país y por intentos de aquellos que han venido desde otras latitudes, subvencionados por dictadores de los países bananeros del sur de América, con la única y exclusiva finalidad de acabar con nuestras instituciones, destruir nuestra democracia, restaurar viejas doctrinas que, los más viejos, sabemos que fueron la causa del inicio de la Guerra Civil y, pretender establecer en Europa lo que no consiguieron con Grecia, que se ha tenido que plegar a los mandatos de la CE, la simiente de un régimen revolucionario neocomunista capaz de dar al traste, no sólo con todo lo que se ha conseguido en España en estos años de sacrificios, sino que también tienen por misión introducirse en las instituciones europeas para dar al traste con la CE y con todo lo que nos une, especialmente la moneda, el euro, para llevarnos, esta vez a través del sur de Europa a lo que los soviéticos de Lenín y Stalin pretendieron, en aquella ocasión, empezando por la zona norte.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos preocupa que la desidia de unos, la ceguera de otros, la mala fe de unos cuantos y el separatismo de algunas regiones; acaben por lograr lo que durante 80 años nadie había conseguido: acabar con los progresos de un país, que ha sabido superar todos los tropiezos a que ha sido sometido y, con ello, convertirse en una de las naciones de Europa más visitada, más querida, con un turismo más consolidado y si, estos que pretenden hundirla nos dejasen en paz, es seguro que, en unos pocos años, nos volveríamos a situar en uno de los lugares preferentes dentro de esta CE a la que pertenecemos.

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