Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Carta al director
Venancio Rodríguez, Zaragoza

Las buenas intenciones

|

Ayer, mientras me dirigía a un bar de la calle Miguel Servet de Zaragoza para comer, observé que la puerta de un contador estaba abierta. Como era de chapa y de grandes dimensiones, pensé que alguien se podía hacer daño si chocaba contra ella y busqué un palo para que se mantuviera cerrada. 


Al poco de encajar la puerta con el palo, una ráfaga de viento bruscamente la abrió. Con tan mala suerte, que en ese momento pasaba por allí un señor y le dio un golpe en las narices. El hombre cayó al suelo y quedó inconsciente después de recibir un fuerte golpe en la nuca de la cual zona salía un reguero de sangre. 


En seguida se formó un corrillo de gente que me preguntaba qué había pasado. Después de contarles mi versión de los hechos: unos me culpabilizaban de la muerte del señor por cerrar la puerta del contador, otros decían que fue la fatalidad, otros que si el destino, otros que si Dios, otros que no tenía por qué meterme donde no me llamaban, otros que tenía que haber llamado al Ayuntamiento para que lo arreglasen ellos y dejarme de tonterías, otros me aconsejaban que desapareciera porque tendría problemas cuando llegara la policía… Yo insistía en que mi intención era evitar aquello que causé, pero nadie me escuchaba. 


¿Usted qué opina: hice mal o bien al poner el palo para atrancar la puerta? ¿Tienen algún valor las buenas intenciones? ¿Qué ha de primar?

Las buenas intenciones

Venancio Rodríguez, Zaragoza
Lectores
miércoles, 10 de abril de 2024, 08:33 h (CET)

Ayer, mientras me dirigía a un bar de la calle Miguel Servet de Zaragoza para comer, observé que la puerta de un contador estaba abierta. Como era de chapa y de grandes dimensiones, pensé que alguien se podía hacer daño si chocaba contra ella y busqué un palo para que se mantuviera cerrada. 


Al poco de encajar la puerta con el palo, una ráfaga de viento bruscamente la abrió. Con tan mala suerte, que en ese momento pasaba por allí un señor y le dio un golpe en las narices. El hombre cayó al suelo y quedó inconsciente después de recibir un fuerte golpe en la nuca de la cual zona salía un reguero de sangre. 


En seguida se formó un corrillo de gente que me preguntaba qué había pasado. Después de contarles mi versión de los hechos: unos me culpabilizaban de la muerte del señor por cerrar la puerta del contador, otros decían que fue la fatalidad, otros que si el destino, otros que si Dios, otros que no tenía por qué meterme donde no me llamaban, otros que tenía que haber llamado al Ayuntamiento para que lo arreglasen ellos y dejarme de tonterías, otros me aconsejaban que desapareciera porque tendría problemas cuando llegara la policía… Yo insistía en que mi intención era evitar aquello que causé, pero nadie me escuchaba. 


¿Usted qué opina: hice mal o bien al poner el palo para atrancar la puerta? ¿Tienen algún valor las buenas intenciones? ¿Qué ha de primar?

Noticias relacionadas

El ciberacoso es una forma de intimidación o acoso que ocurre a través de tecnologías digitales, como llamadas telefónicas, correos electrónicos, redes sociales o plataformas de mensajería y afecta a personas de todas las edades, con mayor incidencia en adultos de más de 55, 60 años, hasta el punto de hacerse pasar por un familiar muy cercano, entidades e incluso organismos. 

Existe la presencia de un nuevo mundo en nuestra Patria Nicaragua, extensivo a todos los países del mundo como mejor les convenga y competa. No hay nada mejor y bonito que vivir en paz, y tranquilidad, sin odios, pues entre todos se puede evitar una hecatombe, hay que observar la realidad que nos merodea, que no es justo estar buscando descontentos, no se logra nada con ello.

El atrevimiento consiste en cierta medida en asumir riesgos, ello es fundamental para nuestra existencia, y también lo es su justa ponderación en nuestras decisiones. En la industria financiera, particularmente en la evaluación de riesgos, existe una máxima: “A mayor riesgo, mayor rentabilidad esperada”.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto