Mis sufridos lectores conocen mi hipocondría radical. Pero curiosamente me encanta la medicina. Siempre cuando se trata de los otros. Por eso me gusta mucho que me expliquen los tratamientos de la cirugía moderna, que permiten desatascar arterias que otrora habrían acabado con los pacientes en los Asperones. Muelles, válvulas, arteriografías, cateterismos y otras técnicas consiguen poner en perfecto estado de revista a personas antaño candidatas a ser “palmolives” de forma inmediata. Para colmo ahora nos van a hacer las prótesis en fotocopiadoras 3 D. Huesos de plástico a la carta. Quitar y poner.
Escribo esta “buena noticia” porque lo es para mí la vuelta su hogar de uno de mis compañeros del sublime arte del dominó: “el pinturas”; un maestro en el arte de ahorcar (se autodenomina el Messi del dominó) el seis doble y de gritar sapos y culebras al mínimo error del compañero. Le ha visto las orejas al lobo y se ha chupado varios días en la UCI. Después le han cogido los “fontaneros de la vida”… y ahí está, dispuesto a dar otra clase del arte “dominero” del que se ha designado maestro de maestros.
Bendita cirugía que nos da años de vida y calidad de la misma. Benditos “fontaneros” que te dejan como nuevo cuando se estropean las “cañerías”. Dios se lo pague a Dios que nos tiene vivos. Ahora le toca a mi amigo Valentín. A él le tienen enchufado como un árbol de Navidad. Pero han frenado su mal. Ole por los médicos.