Estamos en plena cuaresma del año 2024, tiempo de reflexión personal y también debería ser comunitaria. Sería muy bueno y útil pensar qué hemos hecho bien o mal, qué hemos dejado de hacer por omisión, pereza o ignorancia.

En medio de la vorágine social y mundial que nos consume y deteriora profundamente en lo económico, religioso, sicológico, donde lo superfluo prima sobre lo trascendental, la dignidad ha sido pisoteada por la corrupción, la moral y ética por el poder, la cultura por la ignorancia, lo sublime por lo mediocre, el agradecimiento por la envidia, el odio y rencor, la alegría de vivir por las ansiedades y depresiones, la familia unida por la separación, los nacimientos por los abortos, los hijos por las mascotas… ¿No sería bueno reflexionar sobre la sociedad que hemos construido? Tiempos difíciles hacen personas fuertes, estos crean tiempos fáciles que a su vez crean personas débiles que es justamente donde nos encontramos, en tiempos difíciles que constituyen una sociedad totalmente pusilánime que se deja influenciar  por lo último que le dicen sin ahondar en sus consecuencias, basada en el egoísmo personal, dinero y poder.

La religión se ha apartado totalmente del sistema educativo restringiéndolo estrictamente al terreno familiar, sin tener en cuenta que aquí estamos de paso, que la vida no nos pertenece, que es un regalo que Dios nos da y quita cuando le parece, por consiguiente no sabemos ni cuando nacemos ni cuando morimos. Esto no es discutible. Que el poder utilizado con orgullo, envidia, soberbia, avaricia y rencor, corrompe, es indiscutible. Que una sociedad sin empresas que den trabajo para tejer una red de clase media en la que se sustente y se pueda vivir dignamente, constituye un país en declive, tampoco se puede discutir. Que un gobierno totalitario, abusivo tanto en poder como en miembros y clientelares, que ha hecho de la mentira su adalid, que sangran a los contribuyentes mientras ellos se enriquecen utilizando la corrupción,  saltándose las leyes en pro de una falsa convivencia, cuando todo ello es obvio, también es indiscutible.

A las generaciones que hemos visto levantar un país de la nada después de la guerra civil, con un solo gobierno, no diez y siete, sin recursos, sin pagar impuestos, donde se crearon numerosos pantanos, se hicieron carreteras, se ayudó a los agricultores y ganaderos, se crearon universidades gratuitas, la seguridad social en el terreno médico, la ONCE para las personas deficientes visuales, los estancos para las viudas de guerra, una seguridad social en todos los aspectos, que ya nos gustaría ahora tener, etc., viendo ahora el despilfarro y derroche de medios económicos y de toda índole, me pregunto ¿cómo fue posible tales hazañas?. A nosotros no pueden engañarnos con demagogia barata.

Las palabras pueden cambiar el sentido de la frase, pero la práctica de ellas y sus consecuencias no, quiero decir que una dictadura no es igual que una democracia, pero si esta se comporta como dictadura llamándose democracia, la cosa cambia sobre todo si solo imita lo negativo. Las dictaduras no son buenas, las llamen como las llamen, pero si son de izquierdas son aún peor. Las izquierdas se autoproclaman progres cuando en su práctica llevan a los países que los gobiernan a la ruina y al caos más absoluto, tenemos ejemplos por todos conocidos.  REFLEXIÓN

La familia es la célula principal de la sociedad, se necesita un gobierno que la apoye y motive para que tengan hijos, facilitando lo laboral con lo personal. No tenemos relevo generacional, dentro de pocos años serán los hijos de migrantes los dueños del país y dependiendo de donde procedan serán más o menos beneficioso  para éste. No hay que olvidar los cambios de culturas y creencias, unos se asemejan más a la nuestra que otros. REFLEXIÓN

Un gobierno que defiende a los que quieren destruirla y no lo ocultan ni mienten, retorciendo el término amnistía hasta la saciedad, que indulta a los violadores y corruptos, que no defiende la constitución ni las leyes, que se alia con los dictadores de otros países, que despilfarra el dinero de todos nosotros y el venido de Europa para resolver problemas que nos acucian, en mordidas y bacanales a cambio de tener la boca callada y que no descubran todas las corrupciones y mentiras en los que están metidos, todo esto y mucho más lo considero suficiente para que la sociedad deje de mirar para otro lado y piense si es lo que quiere dejar a futuras generaciones. REFLEXIÓN

Las generaciones jóvenes actuales deberían reflexionar e interesarse más en aprender la historia más o menos reciente de nuestro país, ya que no se lo enseñaron ni en primaria ni en secundaria, así no repetirían los errores del pasado. Ahora tienen a su disposición muchos medios a su alcance.  REFLEXIÓN  

España debe dar un giro copernicano ya, si queremos seguir disfrutando de la vida como hasta ahora la hemos tenido. Sí es posible mejorarla, pero vamos justo en el camino contrario.    

La Cuaresma es tiempo de reflexión, aprovechémosla.