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En medio de la pesadilla de pavor que acostumbra crear con sus titulares, el tiranosaurio de la calle Yegros va por el saqueo de sus vìctimas

Tiranosaurio Zucolillo sueña con devorarse el fútbol

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Cuentan los investigadores de los archivos del horror, que en tiempos de la dictadura anticomunista, era frecuente que muchas transferencias de propiedades y bienes se realizaban en la sala de torturas. Los beneficiarios de las transferencias eran, obviamente, personas vinculadas al dictador. Algunos de estos cortesanos incluso entregaban donativos a los centros de detención y tortura, proporcionales a los beneficios que obtenían.

Para confirmar que es producto de aquella época nefasta, el tiranosaurio Aldo Zucolillo, que ya reconoció haber sobornado para obtener privilegios para su empresa de telefonía, ahora sueña con devorarse el fútbol, con un pavoroso ataque a los negocios de la empresa que ostenta los contratos de televisación del fútbol paraguayo.

La pesadilla que Zucolillo acostumbra crear, es fabricada con un andamiaje parafiscal, para policial y paramilitar cuya vanguardia lo constituyen los periodistas de su medio ABC color, que actúan como auxiliares de las “fuerzas del orden” y son enviados a presionar a la burocracia en nombre de los intereses empresariales de su amo.

Lo ha hecho en reiteradas oportunidades interviniendo en los negocios inmobiliarios que no le beneficiaban, o con los contratos firmados por entes como Petropar, Itaipù o Yacyreta. Un buen negocio para el estado, obviamente, es aquel en el cual Zucolillo obtiene dividendos.

De acuerdo a denuncias realizadas en la misma cámara de senadores de la república, Aldo Zucolillo es un personaje que puede asesinar impunemente, involucrarse en atentados terroristas en la misma ciudad de Washington, deforestar parques para levantar centros comerciales y convertir a la vía pública en estacionamientos. Es de suponer, por consiguiente, que también se siente capaz de anular el contrato privado entre la Asociación Paraguaya de Fútbol y la empresa Tigo Milicom, su mayor competidora en el rubro de telefonía móvil.

Para ello, lleva años ordenando que sus periodistas intenten desprestigiar los contratos que benefician a sus competidores, de tal suerte a lograr que su empresa se beneficie con las enormes sumas del negocio del fútbol.

El senador Víctor Bogado ha denunciado a Zucolillo como el mayor corruptor de la historia paraguaya, luego de que haya confesado públicamente en una entrevista que concedió al diario La Nación, haber pagado una descomunal coima de diez millones de dólares para beneficiar a una de sus empresas, Núcleo SA.

A pedido del congreso, se solicitó un informe a la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero, y ha tomado cartas en el asunto la misma Procuraduría General de la República. Paralelamente, Zucolillo se encuentra procesado por haber difamado y calumniado al senador, al cual ordenó seguir por sus sabuesos en abierta violación al derecho de privacidad que tiene cualquier ciudadano.

Como si tuviera los mil ojos de una mosca, al decir del poeta Ricardo de la Vega, su aparato mediático parapolicial y fiscal ha realizado ataques direccionados, cuyos disparos fueron dirigidos en más de una oportunidad contra quien escribe estas líneas.

El último delirio del tiranosaurio es apoderarse del negocio del fútbol, uno de los más lucrativos y apetecidos a nivel mundial. A esta intención obedecen, evidentemente, otros ataques que ha venido realizando contra otros contratos en los cuales no tiene parte.

La ciudadanía, si es capaz de sacudirse de esta pesadilla creada por un monstruo anti humano y antediluviano, tendrá la última palabra.

Tiranosaurio Zucolillo sueña con devorarse el fútbol

En medio de la pesadilla de pavor que acostumbra crear con sus titulares, el tiranosaurio de la calle Yegros va por el saqueo de sus vìctimas
Luis Agüero Wagner
lunes, 11 de julio de 2016, 07:52 h (CET)
Cuentan los investigadores de los archivos del horror, que en tiempos de la dictadura anticomunista, era frecuente que muchas transferencias de propiedades y bienes se realizaban en la sala de torturas. Los beneficiarios de las transferencias eran, obviamente, personas vinculadas al dictador. Algunos de estos cortesanos incluso entregaban donativos a los centros de detención y tortura, proporcionales a los beneficios que obtenían.

Para confirmar que es producto de aquella época nefasta, el tiranosaurio Aldo Zucolillo, que ya reconoció haber sobornado para obtener privilegios para su empresa de telefonía, ahora sueña con devorarse el fútbol, con un pavoroso ataque a los negocios de la empresa que ostenta los contratos de televisación del fútbol paraguayo.

La pesadilla que Zucolillo acostumbra crear, es fabricada con un andamiaje parafiscal, para policial y paramilitar cuya vanguardia lo constituyen los periodistas de su medio ABC color, que actúan como auxiliares de las “fuerzas del orden” y son enviados a presionar a la burocracia en nombre de los intereses empresariales de su amo.

Lo ha hecho en reiteradas oportunidades interviniendo en los negocios inmobiliarios que no le beneficiaban, o con los contratos firmados por entes como Petropar, Itaipù o Yacyreta. Un buen negocio para el estado, obviamente, es aquel en el cual Zucolillo obtiene dividendos.

De acuerdo a denuncias realizadas en la misma cámara de senadores de la república, Aldo Zucolillo es un personaje que puede asesinar impunemente, involucrarse en atentados terroristas en la misma ciudad de Washington, deforestar parques para levantar centros comerciales y convertir a la vía pública en estacionamientos. Es de suponer, por consiguiente, que también se siente capaz de anular el contrato privado entre la Asociación Paraguaya de Fútbol y la empresa Tigo Milicom, su mayor competidora en el rubro de telefonía móvil.

Para ello, lleva años ordenando que sus periodistas intenten desprestigiar los contratos que benefician a sus competidores, de tal suerte a lograr que su empresa se beneficie con las enormes sumas del negocio del fútbol.

El senador Víctor Bogado ha denunciado a Zucolillo como el mayor corruptor de la historia paraguaya, luego de que haya confesado públicamente en una entrevista que concedió al diario La Nación, haber pagado una descomunal coima de diez millones de dólares para beneficiar a una de sus empresas, Núcleo SA.

A pedido del congreso, se solicitó un informe a la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero, y ha tomado cartas en el asunto la misma Procuraduría General de la República. Paralelamente, Zucolillo se encuentra procesado por haber difamado y calumniado al senador, al cual ordenó seguir por sus sabuesos en abierta violación al derecho de privacidad que tiene cualquier ciudadano.

Como si tuviera los mil ojos de una mosca, al decir del poeta Ricardo de la Vega, su aparato mediático parapolicial y fiscal ha realizado ataques direccionados, cuyos disparos fueron dirigidos en más de una oportunidad contra quien escribe estas líneas.

El último delirio del tiranosaurio es apoderarse del negocio del fútbol, uno de los más lucrativos y apetecidos a nivel mundial. A esta intención obedecen, evidentemente, otros ataques que ha venido realizando contra otros contratos en los cuales no tiene parte.

La ciudadanía, si es capaz de sacudirse de esta pesadilla creada por un monstruo anti humano y antediluviano, tendrá la última palabra.

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