La sobriedad es una virtud, la templanza engloba a la anterior y a otras muchas, pero así como no se ve demasiado bien a una persona que tiene pornografía en su casa, o que permite que sus hijos vean porquerías, sin embargo nadie cae en la cuenta de que cuando estamos educando en el buen comer, desde pequeños, estamos dejando de lado la sobriedad y en gran medida la templanza. La educación, en muchos casos, pasa ahora por enseñar al niño a buscar lo más apetecible. Yo he oído tantas veces que la enseñanza es ayudar al niño a salir de sí mismo, que ahora no puedo entender cómo se promociona en los mejores centros el afán de comer bien.
El siguiente paso será que aprendan cual es el mejor vino –ya tiene que ver bastante con las buenas comidas- y a prepararse una copa ginebra con no sé qué más cosas. Y que se envicien desde jóvenes a las bebidas alcohólicas y a las drogas. De una cosa a la otra hay un pasito. En el fondo es todo lo mismo: destemplanza. Y después los papás imprudentes se alarmarán un montón cuando vean que el niño está fumando, o que toma drogas. Los días de vacaciones se prestan más aún a la destemplanza y por tanto a la des educación.