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Hay varios millones de votantes que no comparten el mensaje de Podemos, y es difícil alcanzar el poder, o gobernar con este lastre

Podemos y la moderación

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Parece ser que Íñigo Errejón tenía razón al advertir de los peligros de ir con las siglas de IU a las elecciones, no sumaron votos, los perdieron, ya que no convenció a una parte del electorado de izquierdas. En cualquier caso, el pragmatismo y la moderación es la tendencia de la mayoría social, a la hora de votar.

La refundación o posible reestructuración de Podemos, quizás tenga que reorientarse, de modo claro, hacia posiciones de reafirmación de la unidad de nuestro país. Y también buscar transmitir mensajes más moderados. Lo que no significa, que tengan que renunciar al cambio social y político, entendido en un sentido progresista y solidario. Hay varios millones de votantes que no comparten el mensaje de Podemos, y es difícil alcanzar el poder, o gobernar con este lastre.

Los análisis de Errejón sobre las causas del mal resultado electoral de Podemos me parecen acertados. Aunque la cuestión es compleja, porque influyen varias causas y factores. Puede ser que se necesite un cambio notable en las estrategias de comunicación de Pablo Iglesias.

Los expertos en comunicación pueden dar orientaciones para que la formación conecte, de mejor modo, con sectores más amplios de la población española. El miedo y la incertidumbre desmovilizan. Lo difícil es transmitir confianza en el futuro y credibilidad. Y no todos los políticos poseen carisma.

Considero que es posible una actitud política, que no se conforme con la minuciosa actividad de gestión política del Congreso, y que también esté abierta a la participación de los ciudadanos y de los círculos. Podemos y sus dirigentes, votantes y simpatizantes creo que deben iniciar un periodo de reflexión y diálogo, con el propósito de encontrar una nueva forma de comunicar sus propuestas.

Según el sociólogo Narciso Michavilla, presidente de GAD3, “El mensaje que primó esta vez fue que un gobierno de izquierdas, alternativo al PP, no era posible porque sus fuerzas políticas no habían sido capaces de ponerse de acuerdo en los últimos meses tras las elecciones de diciembre”. Y, en realidad, se produjo una especie de plebiscito sobre Iglesias. Ya que, una considerable parte de los votantes, tuvieron temor a que fuera presidente del Gobierno el líder de Podemos, en vez de Rajoy.

Y esto, sin perjuicio, de que millones de ciudadanos estimen que son necesarias políticas de cambio progresistas. El arte de persuadir y convencer requiere un profundo aprendizaje, no se logra de cualquier manera. Es necesario comprender muy bien los intereses, motivaciones y mentalidades de los potenciales votantes.

La fidelización de los votantes no es tarea sencilla, se logra con coherencia y con actitudes que sigan una línea muy clara, sin ambigüedades, ni excesivos matices y cambios de estrategia política. Todavía está por ver, si se forma un nuevo gobierno o se va a las terceras elecciones. Si lo hubiera sería un gobierno en minoría que obligaría a negociar, constantemente, para intentar lograr acuerdos, que, tal vez, no se plasmen en la realidad, por la oposición. Para pasar por esta situación política, quizás, fuera mejor, que se volviera a las urnas.

Podemos y la moderación

Hay varios millones de votantes que no comparten el mensaje de Podemos, y es difícil alcanzar el poder, o gobernar con este lastre
José Manuel López García
martes, 5 de julio de 2016, 01:03 h (CET)
Parece ser que Íñigo Errejón tenía razón al advertir de los peligros de ir con las siglas de IU a las elecciones, no sumaron votos, los perdieron, ya que no convenció a una parte del electorado de izquierdas. En cualquier caso, el pragmatismo y la moderación es la tendencia de la mayoría social, a la hora de votar.

La refundación o posible reestructuración de Podemos, quizás tenga que reorientarse, de modo claro, hacia posiciones de reafirmación de la unidad de nuestro país. Y también buscar transmitir mensajes más moderados. Lo que no significa, que tengan que renunciar al cambio social y político, entendido en un sentido progresista y solidario. Hay varios millones de votantes que no comparten el mensaje de Podemos, y es difícil alcanzar el poder, o gobernar con este lastre.

Los análisis de Errejón sobre las causas del mal resultado electoral de Podemos me parecen acertados. Aunque la cuestión es compleja, porque influyen varias causas y factores. Puede ser que se necesite un cambio notable en las estrategias de comunicación de Pablo Iglesias.

Los expertos en comunicación pueden dar orientaciones para que la formación conecte, de mejor modo, con sectores más amplios de la población española. El miedo y la incertidumbre desmovilizan. Lo difícil es transmitir confianza en el futuro y credibilidad. Y no todos los políticos poseen carisma.

Considero que es posible una actitud política, que no se conforme con la minuciosa actividad de gestión política del Congreso, y que también esté abierta a la participación de los ciudadanos y de los círculos. Podemos y sus dirigentes, votantes y simpatizantes creo que deben iniciar un periodo de reflexión y diálogo, con el propósito de encontrar una nueva forma de comunicar sus propuestas.

Según el sociólogo Narciso Michavilla, presidente de GAD3, “El mensaje que primó esta vez fue que un gobierno de izquierdas, alternativo al PP, no era posible porque sus fuerzas políticas no habían sido capaces de ponerse de acuerdo en los últimos meses tras las elecciones de diciembre”. Y, en realidad, se produjo una especie de plebiscito sobre Iglesias. Ya que, una considerable parte de los votantes, tuvieron temor a que fuera presidente del Gobierno el líder de Podemos, en vez de Rajoy.

Y esto, sin perjuicio, de que millones de ciudadanos estimen que son necesarias políticas de cambio progresistas. El arte de persuadir y convencer requiere un profundo aprendizaje, no se logra de cualquier manera. Es necesario comprender muy bien los intereses, motivaciones y mentalidades de los potenciales votantes.

La fidelización de los votantes no es tarea sencilla, se logra con coherencia y con actitudes que sigan una línea muy clara, sin ambigüedades, ni excesivos matices y cambios de estrategia política. Todavía está por ver, si se forma un nuevo gobierno o se va a las terceras elecciones. Si lo hubiera sería un gobierno en minoría que obligaría a negociar, constantemente, para intentar lograr acuerdos, que, tal vez, no se plasmen en la realidad, por la oposición. Para pasar por esta situación política, quizás, fuera mejor, que se volviera a las urnas.

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